Cumple 60 el ‘tampiqueño’; Rafael Sebastián Guillén entra a la tercera edad. El subcomandante Marcos, líder del EZLN, nunca ha aceptado ser ese hombre a quien la justicia mexicana ya no persigue desde el año pasado
Rafael Sebastián Guillén Vicente envía saludes…
Por Andrés Becerril/ Excélsior
Rafael Sebastián Guillén Vicente, identificado el 9 de febrero de 1995 por el gobierno del presidente Ernesto Zedillo como el hombre que metió la cara dentro de un pasamontañas de estambre, que se colgó unas cananas en el pecho y adoptó el nombre de subcomandante insurgente Marcos, cumple 60 años hoy 19 de junio.
Desde el 1 de enero de 1994, Marcos, al frente de miles de indígenas que se levantaron en armas en Chiapas, se convirtió en el líder más visible y mediático del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Salvador Morales Garibay, un excombatiente del EZLN, a quien llamaban subcomandante Daniel, fue quien en diciembre de 1994, después de haber sido expulsado del grupo armado, delató ante el Ejército a su examigo, colega de docencia en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y compañero en la guerrilla.
Él fue quien le puso nombre y apellido al subcomandante Marcos y contó la historia que conocía sobre Guillén Vicente, como que antes de ser Marcos su nombre de guerra era Zacarías y que desde 1984 se adentró en Chiapas como parte de una célula del Frente de Liberación Nacional (FLN), fundado en Monterrey.
Max García Appedole, compañero de Guillén Vicente desde la primaria y hasta la preparatoria, refrendó a las autoridades que Marcos era Rafael Sebastián. Aunque a diferencia de Morales, la intervención de García se considera fundamental para que el gobierno no matara al subcomandante durante el operativo que comenzó el 9 de febrero de 1995 y acabó el 23 de febrero de 2016: lo definió como un pacifista y aglutinador de una parte de la izquierda.
Hace 16 meses se hizo público el decreto del juez federal Juan Marcos Dávila en el cual se anunció que los delitos de terrorismo, sedición, motín, rebelión y conspiración por los cuales se buscó durante 21 años a Guillén Vicente para ponerlo tras las rejas habían prescrito.
El subcomandante Marcos nunca ha aceptado ser Guillén Vicente, un tampiqueño, señalado como una persona con un mordaz sentido del humor, con una preparación académica de excelencia, admirador del filósofo marxista Louis Althusser y del Che Guevara.
AUTODENOMINACIÓN
El mismo 9 de febrero de 1995, antes de salir por pierna hacia las profundidades de la Selva Lacandona para no ser capturado, Marcos escribió un comunicado refiriéndose al “espectacular golpe” para atrapar a la dirigencia zapatista, y en dos posdatas se refirió al tema de su supuesta identidad con sorna y vanidad, argumentando que él es más guapo que el barbón que había mostrado el gobierno:
Que aplaude a rabiar el nuevo ‘éxito’ de la policía gubernamental: Escuché que ya descubrieron otro Marcos y que es tampiqueño. No suena mal, el puerto es bonito. Me acuerdo cuando estuve trabajando de sacaborrachos en un burdel de Ciudad Madero en la época en que La Quina hacía de la economía regional lo que Salinas hizo con la Bolsa de Valores: inyectarle dinero para ocultar la pobreza. Me fui del puerto porque la humedad me daba sueño y los mariscos me lo quitan”.
En la otra puso: “Que no abandona, a pesar de las circunstancias, su narcisismo: Bueno, y a todo esto, ¿ese nuevo subcomandante Marcos sí es guapo? Es que últimamente me ponen puros feos y se me arruina la correspondencia femenina”.
Al día siguiente de que la justicia mexicana dejó de buscar a Sebastián Guillén, el 24 de febrero de 2016, Marcos redactó un comunicado en contra de la Judicatura, con todo y la conocida como la Britney señal, y ahí la siguiente posdata: “¿O sea que el tampiqueño ya puede salir de la comunidad y lanzarse por unas jaibas rellenas? Claro, que invite, si no pues de balde. ¿Y ya puede lo que cualquier mexicano? Es decir ¿ser explotado, burlado, defraudado, humillado, despreciado, espiado, extorsionado, secuestrado, asesinado, desaparecido e insultado en su inteligencia por quienes dicen gobernar este país? Digo, porque es lo único que las “instituciones” le garantiza hoy a cualquier ciudadano que no sea de arriba”.
Guillén Vicente es el cuarto hijo de ocho de Alfonso Guillén y Socorro Vicente. Estudió en el Colegio Félix de Jesús Rougier y en el Instituto Cultural Tampico, de los jesuitas. Sus altas calificaciones le valieron ganar la Medalla Gabino Barreda, que le impuso el presidente José López Portillo, en 1977. Se graduó con honores como licenciado en filosofía en la UNAM, hizo un posgrado en La Sorbona de París. En la Ciudad Luz vivió con Silvia Fernández, quien, según Morales Garibay, lo introdujo en las FLN.
En 1994, la delación de Morales Garibay permitió conocer que Guillén Vicente viajó a Nicaragua donde recibió instrucción militar por parte de los sandinistas, y que también estuvo en Cuba.
Rafael Sebastián es hermano de Mercedes del Carmen Guillén Vicente, una política priista que ha sido diputada local, federal, secretaria general de Gobierno en Tamaulipas, procuradora en ese estado, subsecretaria federal en Gobernación, aspirante a la gubernatura tamaulipeca en 2016 y actualmente es presidenta de la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados.
En la víspera del aniversario 19 del levantamiento armado, el 29 de diciembre de 2012, Marcos envió tres comunicados y en uno de ellos escribió:
(Ups, estoy viendo ahora que uno de los hermanos de la subsecretaria de Migración, Población y Asuntos Religiosos, de la Secretaría de Gobernación a cargo del señor Osorio Chong, no tiene una sino varias averiguaciones previas, varias de ellas con el sello de ‘cancelada por deceso del indiciado’, luego otro sello de ‘siempre no está muerto’, y luego otro de ‘pues resulta que sí está bien morido’, y así… mmh… 18 veces. El último sello de ‘tras que ahí anda el condenado’ es del 21 de diciembre del 2012, y una nota escrita a mano que dice ‘pendiente activación, esperar indicaciones de CSG.’ … mmh… ¿que querrán decir esas iniciales? ¿también le cambiaron el nombre a la PGR? En fin, avísenle al tampiqueño ¿no?)”
PADRE ORGULLOSO
En marzo de 1995, Alfonso Guillén Guillén, padre de Rafael Sebastián envió una carta a La Jornada, en la cual se refirió a quien recientemente había sido desenmascarado por el procurador Lozano Gracia y el vocero de éste, Juan Ignacio Zavala, en una conferencia de prensa.
Sí da el perfil de poeta y el filósofo, del comunicador creador de estilo, pero no da el perfil de guerrillero”. Al final de la carta, don Alfonso, escribió: “Que Rafael pudiera ser Marcos me llena de orgullo, y Dios sabe que sólo aspiro ser un día un digno padre de tal hijo. Rafael Sebastián, mi hijo, el luchador social, el Quijote de nuestra era, el líder que necesita México… el mundo”.
Alfonso Guillén murió el 14 de noviembre de 2005, a los 81 años de edad. En la esquela aparecen los nombres de sus hijos que participan el fallecimiento, menos el de Rafael Sebastián. La actual diputada Mercedes del Carmen Guillén prohibió de forma tajante a su familia hablar de su hermano guerrillero.
La última vez que se le vio públicamente a Rafael Sebastián, el 2 de abril de 1992, en el hotel Posada de Tampico, durante un desayuno de trabajo de Empresarios en Ventas y Mercadotecnia, asociación a la que pertenecía su padre, donde Guillén dictó la conferencia El empresario del siglo XX y los retos de su circunstancia, no perdió la oportunidad de enviar un saludo a doña Socorro Vicente, que dijo, “además de ser muchas otras cosas, es mi madre no sólo porque hoy cumple años sino, sobre todo, porque ahora recuerdo una anécdota que ocurrió cuando niño y
es que bromeando me preguntó qué le iba pedir de regalo a los Reyes Magos, en el mismo tono le contesté que les iba a pedir un mundo mejor. Ella más seria me dijo, palabras más palabras menos, por qué no mejor tú luchas por cambiarlo y hacerlo mejor”.
En esa última aparición pública, cuando la guerra en las comunidades chiapanecas ya había sido votada, Guillén Vicente dijo:
La única empresa que había dirigido a los treinta y tantos años había sido la empresa de su vida… De ella estoy contento aunque no satisfecho. Hago lo que me enseñaron, vivo de acuerdo a mis ideales y pensamiento y a los principios de equidad y justicia que creo, nos rigen a todos, sea por creencias religiosas o por convicciones políticas por más que unas y otras a rato se conviertan en una sola norma de vida. Lo que les propongo en esta plática hay que tomarlo con pinzas y de donde viene: de un hombre en la edad en que se es demasiado viejo para ser joven y demasiado joven para ser viejo. Los treinta y tantos de un hombre de una familia, la Guillén Vicente, que ha hecho de la palabra, del lenguaje, una forma de vida, una herramienta de trabajo, y, en no pocas ocasiones un arma de combate”.
En septiembre de 2012, el maestro Hugo Enrique Sáez Arreceygor, que entonces trabajaba en la UAM Xochimilco, escribió un ensayo sobre la tesis que Guillén Vicente presentó en 1980 para obtener su título como licenciado en filosofía que tituló Filosofía y educación, prácticas discursivas y prácticas ideológicas. Sujeto y cambio históricos en libros de texto oficiales para la educación primaria en México.
El asesor de tesis de Guillén Vicente fue Cesáreo Morales, a quien le atribuyen la redacción fundamental del discurso que pronunció Luis Donaldo Colosio el 4 de marzo de 1994 en el monumento a la Revolución, 19 días antes de su muerte. Es decir, 14 años después de haber asesorado a quien en esa época tenía de cabeza a México y aún no se conocía públicamente su identidad.
En la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, a Rafael Sebastián Guillén lo llamaban El Rafa, pero también fue conocido como Cachún Bambé, por el entusiasmo con que repartía en los pasillos de la facultad los poemas del cubano Nicolás Guillén. Otros le decía Guillomas y muchos años atrás Palomo, cuando sustituyó a su hermana Mercedes, a quien llaman Paloma, en una clase de historia en una secundaria de Tampico.
Sáez escribió que El Rafa era un tipo de hábitos más o menos regulares. Vestía a diario casi un uniforme civil: pantalones de mezclilla, zapatos tenis, una camisa blanca y un suéter al cuello que colgaba sobre los hombros, prenda que solía enfundarse en la noche de regreso al modesto departamento que habitaba en Copilco.
En su ensayo, Sáez Arreceygor afirma que el entonces director de la facultad, Ricardo Guerra (padre de Ricardo Guerra Castellanos), un profesor que explicaba a Hegel por radio UNAM, le permitía utilizar el mimeógrafo de la institución para que imprimiera los rítmicos versos de Guillén (“mayombe bombe mayombé”, canción para matar una culebra del negro del Caribe).
Aunque no tuve trato directo con él, pese a que nos cruzamos en la UAM-X y en la ENAH, donde ambos dábamos clases antes de que se hiciera famoso”, dijo a Excélsior Sáez Arreceygor, el investigador comentó que quien le informó sobre la personalidad de Rafael Sebastián como estudiante fue el doctor Cesáreo Morales, director de su tesis de licenciatura y un althuseriano de cepa.
Lo conoció de muy joven y quedó impresionado por su convicción filosófica y por cierta autosuficiencia. Asistía con regularidad a las clases de Bolívar Echeverría, un marxista notable, y no tomaba apuntes. Al final sacaba una ficha y anotaba algún dato de relevancia”, recordó Sáez lo que le contó Morales.
El investigador de la UAM-Xochimilco hizo un cruce de estilos entre lo que escribió Guillén en su tesis y la forma de redactar los comunicados firmados por Marcos.
Recordó que en un epígrafe de la tesis, Guillén Vicente escribió “los nuevos filósofos llegaron ya, y llegaron bailando cha cha chá”. Sáez dijo que este peculiar enunciado se refiere a que André Glücks-mann y otros exmarxistas vinieron e México promovidos por Televisa y eran los emisarios de un discurso reaccionario.
También, por ejemplo, la tesis informa que fue escrita “cerca, muy cerca de Ciudad Universitaria”, mientras que los comunicados del subcomandante Marcos terminaban con la firma de éste y la leyenda “desde algún lugar de las montaña del sureste mexicano”.
Sáez, quien dijo haber ido a Chiapas y obtuvo información sobre el movimiento zapatista dio su opinión que éste y su líder: “Aunque me considero de izquierda, y por ser exiliado de la dictadura militar argentina, mi opinión sobre Marcos y el EZLN es pesimista. Mucho espectáculo mediático y poca sustancia política.
Han profundizado la atomización social que promueve el neoliberalismo: por aquí, los feminismos; por allá, los distintos movimientos de género; más allá, los ecologistas; ahora el indigenismos y sigue la pulverización de una reivindicación universal frente al capital financiero que todo lo asume como espectáculo, la religión capitalista, como diría Walter Benjamin”.
SIN TAMPIQUEÑO
En mayo de 2014, Marcos cambió de nombre por el de subcomandante Galeano, en honor a un profesor que murió y en su discurso de su rebautizo dijo que durante 1994 había tenido algunos problemas con Marcos y su identidad.
Así que en 1995 ya no sabíamos cómo hacerle. Pero entonces es cuando Zedillo, con el PAN de la mano, “descubre” a Marcos con el mismo método científico con que encuentra osamentas, es decir, por delación esotérica.
La historia del tampiqueño nos dio aire, aunque el fraude posterior de la Paca de Lozano nos hizo temer que la prensa de paga cuestionara también el “desenmascaramiento” de Marcos y descubriera que era un fraude más. “Afortunadamente no fue así. Como ésa, los medios siguieron tragando otras ruedas de molino semejantes. Un tiempo después, el tampiqueño llegó a estas tierras. Junto con el subcomandante insurgente Moisés, hablamos con él. Le ofrecimos entonces dar una conferencia conjunta, así podría él librarse de la persecución, puesto que sería evidente que no eran Marcos y él la misma persona. No quiso. Vino a vivir acá. Salió algunas veces y su rostro puede encontrarse en las fotografías de los velorios de sus padres. Si quieren pueden entrevistarlo. Ahora vive en una comunidad, en…. Ah, no quiere que sepan dónde mero vive. No diremos nada más para que él, si así lo desea algún día, pueda contar la historia que vivió desde el 9 de febrero de 1995. Por nuestra parte sólo nos queda agradecerle que nos haya pasado datos que cada tanto usamos para alimentar la “certeza” de que el SupMarcos no es lo que es en realidad, es decir, una botarga o un holograma, sino un profesor universitario, originario del ahora doloroso Tamaulipas”.
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