Ninguno de estos jóvenes vivió el temblor de 1985. Algunos de ellos, hijos de padres damnificados entonces, recorren 32 años después las calles ávidos de ayudar, saltándose incluso los protocolos de las autoridades.
Imágenes de los voluntarios que restauran la fe en la humanidad (FOTOS)
Se organizan en grupos de 3 a 15 para recorrer las zonas críticas de la Ciudad de México tras el temblor de magnitud 7.1 del pasado martes.
Entre los jóvenes está Alejandrina Rodríguez, tiene 23 años y narra que su madre se quedó sin casa en el 85, justo en la calle de Ámsterdam, donde también esta vez cayeron edificios.
Junto con su novio y otros compañeros de la UAM Xochimilco, la politóloga recién egresada ya recorrió en dos días las calles de la Condesa, la Roma Norte, la Colonia Obrera y la Colonia del Valle para retirar escombros.
“Los jóvenes, que por lo regular son apáticos, están ayudando tanto, que rebasan los protocolos y la actuación del Ejército y el Gobierno”, dice.
Diego Retana, de 26 años, nunca había agarrado un mazo para picar lozas de concreto, pero desde el martes por la noche ésa es su tarea en Petén y División del Norte. Fue de los primeros en llegar al cruce donde también sucumbió otro inmueble.
“Todo esto está llevando a que los jóvenes nos demos cuenta de que somos México, somos un País y debemos estar unidos, no sólo ahora, sino día a día y cuando todo pase”, comenta mientras desayuna al lado de un montón de escombros, cerca del albergue improvisado que ha sido su casa estos días.
Fuente: Reforma
