El sastre indígena que viste a los poderosos en México

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A los 12 años de edad, abandonó Oaxaca para probar suerte en la Ciudad de México. Sin casa, trabajo ni dinero, el niño de origen mixteco halló su pasión diseñando ropa de alta calidad.

Por José Luis Montenegro

Muy poca gente en México entiende el arte de cortar tela y confeccionar ropa a la medida como lo hace el maestro Gilberto Ortiz Osorio, considerado por Scabal, la celebre casa de ropa para caballeros con sede en Bruselas y Londres, como uno de los tres mejores sastres del mundo.

Gilberto Ortiz sigue siendo “ese niño de 12 años que llegó en el año 1965 a la Ciudad de México proveniente del poblado de San Andrés Lagunas, en Oaxaca”, como él mismo lo cuenta a RT. Y agrega: “Por azares del destino, cuando arribé a la capital del país, lo primero que vi fueron tiendas de sombreros y sastrerías, las cuales me fascinaron”.

En entrevista con RT en Español, el maestro Ortiz Osorio recuerda que llegó a la capital mexicana sin un hogar, trabajo ni dinero con el cual subsistir: “Durante mis primeros días en la Ciudad de México, andaba descalzo, caminando en el primer cuadrante del Zócalo. Recuerdo que llegué a dormir bajo un puente y pasear con mi ropa llena de suciedad”.

RT: ¿Cómo surgió su interés por el diseño y la confección de ropa?

G.O.: No tengo un registro o un momento claro en el que surge este interés. Mi padre decía que mi abuelo cortaba las agujas de la penca del maguey y les hacía un agujero en el centro, y de la misma puya sacaba el ‘ixtle’ y lo utilizaba como fibra para hacer ropa interior de manta, que usaban y siguen usando los habitantes de la zona mixteca de Oaxaca.

RT: ¿Quiénes podría decir que fueron sus maestros que lo iniciaron en el mundo de la sastrería en México?

G.O.: Todo lo que sé, lo aprendí de un hombre de origen alemán llamado José Schroeder. Recuerdo que en alguna ocasión él se acercó a mí para preguntarme si quería trabajar como ayudante en su sastrería. Yo acepté sin tener conocimientos en confección de ropa. Él me eligió a mí porque todos los días me posaba afuera de su sastrería, debido a que me fascinaba ver cómo cortaban y medían las telas en dicho taller.

RT: ¿Cuáles fueron sus primeras tareas en el taller de confección de José Schroeder? 

G.O.: Mi tarea principal era mantener limpio el lugar, es decir, lavaba los baños, fregaba los pisos y traía la comida para los maestros sastres, además de ordenar entre 10 y 20 litros de pulque diario, una bebida típica mexicana que ellos consumían gracias a la fermentación del maguey. Debido a esto, pude quedarme a dormir en el taller del señor Schroeder y practicar mis habilidades como confeccionista.

Un niño oaxaqueño vestía a María Félix

El talento y las ganas de aprender de Gilberto Ortiz muy pronto cobraron relevancia en el país. De ser el niño que abandonó su pueblo en Oaxaca, en poco tiempo se convirtió en el aprendiz que confeccionaba ropa para grandes figuras del medio artístico como María Félix, una de las actrices más influyentes de la época de oro del cine mexicano.

“Gracias al sastre Schroeder, conocí a grandes figuras como María Félix, quien en alguna ocasión me dijo: ‘Mire Gilberto, yo mando a hacer mi ropa a Francia e Italia, y el único que me ha tomado medidas es Christian Dior’. Yo ni sabía quién era ese señor”, cuenta entre risas Ortiz Osorio. “Félix era una verdadera diva, un personaje muy exigente”, recuerda el sastre mixteco.

Luego de siete años de trabajar en el taller del sastre Schroeder, quien según Ortiz Osorio confeccionó varios trajes para el líder alemán Adolfo Hitler, le pidió que “ya era hora de que yo me valiera por mí mismo, y diseñara y confeccionara ropa con mis propios clientes”, cuenta a RT. Y agrega: “En su momento, este gran consejo yo lo percibí como un despido, y más bien me enseñó a no darme por vencido”.

RT: ¿Quiénes han sido los clientes más influyentes o poderosos para los que usted ha trabajado?

G.O.: En 1978, luego de terminar mi relación laboral con don Schroeder, con el poco dinero que tenía me alié con Edmundo Calanchini, un ciudadano de origen italiano con quien fundé una tienda de ropa llamada ‘Calanchini’. La idea de él era que yo confeccionara la ropa, y Edmundo me dotaba de todos los materiales y las herramientas para hacerlo. Ahí comencé a diseñar ropa para políticos y empresarios de origen judío.

RT: ¿En qué momento decidió independizarse?

G.O.: Luego de trabajar con Calanchini, me alié con un empresario de origen español llamado Alejandro Poo, quien me enseñó el oficio de la sastrería fina, la cual era recurrente entre muchos de los políticos mexicanos de los años 80 y 90, de quienes no puedo revelar sus nombres. Hasta que finalmente en 1997 fundé mi taller de alta costura, Gilberto Ortiz e hijos, en la calle de Londres 209, en la Ciudad de México.

RT: Hasta hace tres años, quien transitara por la calle Londres, en la llamada Zona Rosa, podía verlo confeccionar prendas de alta costura. ¿Por qué decidió cerrar dicho establecimiento?

G.O.: Tuve algunos problemas legales. Como bien comentas, decidí mudarme a mi casa en el municipio de Ixtapaluca, en el estado de México, porque resultó que los dueños del local a los que yo les rentaba no eran los propietarios originales. Trabajar en el corazón de la Ciudad de México fue una experiencia muy bonita, pero también un tanto caótica.

Una marca inspirada en Juan Gabriel

Luego de vestir a grandes figuras como María Félix, David Reynoso y Rodolfo de Anda, así como al entonces joven periodista Joaquín López-Dóriga y a un expresidente mexicano del cual prefiere no revelar su nombre, el sastre Gilberto Ortiz conoció al cantante Juan Gabriel, famoso en México y gran parte de América Latina y Europa. “Yo conocí a ‘Juanga’ gracias a un diseñador de Christian Dior”, recuerda Ortiz Osorio.

RT: ¿Cómo fue su primer encuentro para trabajar con Juan Gabriel?

G.O.: ¡Desastroso! Un diseñador de la marca Dior me pidió que nos viéramos en el Hotel Sheraton, en la Ciudad de México, porque ahí veríamos a un gran cantante mexicano. Yo no sabía que era Juan Gabriel. Cabe mencionar que él nunca me recibió, me enviaba ropa con sus asistentes para que yo le confeccionara prendas, sin siquiera tomarle medidas en persona. Yo me negué por supuesto.

RT: Ante la negativa a Juan Gabriel, ¿cómo fue que usted se convirtió en el sastre de uno de los ídolos de la música regional mexicana?

G.O.: ¿Sabes por qué no me recibía ‘Juanga’ en su habitación? Porque no le gustaba que le tomaran medidas. Yo le expliqué a su asistente que yo no trabajaba con otras prendas, que yo necesitaba medir. El cantante accedió y lo primero que me dijo entre bromas fue: “¿Y usted quién se cree, por qué me pone tantos pretextos para hacer mi ropa?”. Ambos reímos. A partir de ahí nos hicimos grandes amigos.

RT: Actualmente, ¿en qué proyectos está trabajando?

G.O.: En 2006, Juan Gabriel me sugirió crear una nueva marca de ropa llamada Gioros, la abreviatura de mi nombre, Gilberto Ortiz Osorio. Él argumentaba que toda la gente debería usar mi ropa, y no solamente un sector privilegiado de la sociedad mexicana. “Nosotros le debemos nuestro éxito al pueblo”, decía constantemente el cantante.

RT: Gracias a Juan Gabriel, ¿usted lanzará una nueva marca de ropa para los mexicanos?

G.O.: Así es, para mí Juan Gabriel es una inspiración. En unos 15 días, lanzaremos una nueva marca de pantalones de mezclilla para hombres y mujeres bajo la marca Gioros. Las ganancias de esta primera tanda de pantalones ya fueron donadas a los damnificados de los estados de Morelos y Oaxaca, tras los estragos provocados por los constantes movimientos telúricos en la República Mexicana.

RT: ¿Qué opinión le merece el México actual, un país que padece de violencia, corrupción e impunidad?

G.O.: Mientras permanezcamos pasmados ante esta realidad, nada va a cambiar. Tenemos que ser conscientes de que nuestro país es una nación muy rica y con grandes ciudadanos. Hoy toca creer que México puede ser mejor, de nosotros depende creerlo y, sobre todo, crearlo.

Fuente: RT 

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