El fundador de Amazon y dueño de The Washington Post, Jeff Bezos, se encuentra bien tras tener que ser evacuado de las islas Galápagos en Ecuador a Estados Unidos, por sufrir un intenso dolor causado por una piedra en el riñón, informó su compañía basada en Seattle. La historia del rescate la narra el periodista Arturo Torres en El Comercio de Ecuador.
Fue una operación relámpago. Para la tripulación naval del Bell 430 el rescate del pasajero del yate Letty se volvió una carrera contra el tiempo. Concretamente debían solventar la emergencia en menos de 45 minutos, antes del ocaso. El dispositivo se activó el 1 de enero, a las 17:05.
El piloto del helicóptero, teniente de Navío Juan Carlos Ibarra, recibió la orden de evacuar de emergencia a un turista estadounidense que tenía un severo cólico renal. Él viajaba en un bote que recorría la bahía Academia, entre las islas Floreana y Santa Cruz, en Galápagos.
La aeronave, de matrícula HN-407, también tripulada por el teniente Germán Quishpe (copiloto) y William Altamirano (ingeniero), tardó 20 minutos en llegar a un estadio de fútbol de Puerto Ayora, donde ya se encontraba el turista, que estaba acompañado por sus padres y su esposa. La cancha es utilizada como helipuerto en este tipo de operaciones.
El piloto, que estaba concentrado en la evacuación, hasta ese momento desconocía que se trataba del multimillonario Jeff Bezos, quien el año pasado compró el Washington Post, en USD 250 millones. Bezos es considerado uno de los 15 personajes más influyentes del plantea, según la revista Forbes.
Este norteamericano, de 49 años, nacido en Seattle, es un visionario. En 1995 fundó oficialmente la empresa de compras por Internet Amazon, que el año pasado reportó ventas por USD 61 mil millones. Y es el creador de la tableta Kindle, que revolucionó la venta de libros electrónicos. Su próximo reto es emprender viajes interestelares y construir bases espaciales, para fomentar la preservación ambiental.
“Estaba muy adolorido, tenía colocado un suero, pero podía caminar, aunque apoyado por sus familiares que lo ayudaron a subir al helicóptero”, relata el teniente Ibarra, oriundo de Imbabura, quien acaba de cumplir un año en estas misiones.
Las operaciones en las islas son parte de un convenio entre la Armada y el Ministerio de Salud para resolver casos que requieren evacuación urgente, en marcha desde agosto pasado. En el 2013 se realizaron 121 misiones.
Esta patrulla no solo atiende emergencias médicas sino el traslado de brigadas, la búsqueda y rescate de personas extraviadas y el control de la reserva marina insular.
De hecho, ese primer día de año nuevo, la tripulación del Bell realizó otro operativo de auxilio a las 11:00. Atendió una urgencia en la isla Isabela, la más grande del archipiélago. Una viajera argentina cayó de una lancha de turismo, se zafó el hombro y se fracturó la cadera. Luego de estabilizarla la trasladaron a Puerto Ayora.
La dotación de la Armada, asentada en la base aeronaval de Puerto Baquerizo Moreno, en San Cristóbal, permanece operativa los 365 días del año. El Bell está equipado con un radar meteorológico, una grúa y tiene la capacidad de volar durante la noche y el día. Quince pilotos y copilotos están preparados para navegarlo.
En diciembre, los marinos y el personal del Ministerio de Salud atendieron 14 emergencias. Las misiones de auxilio están a cargo de la Dirección Regional de Espacios Acuáticos y Guardacostas Insular, encabezada por el capitán de Navío, Daniel Ginez.
La mayoría de beneficiarios de los rescates son los habitantes de las islas. Desde agosto pasado unos 8 turistas extranjeros han sido auxiliados. Por la gravedad del caso, el teniente Ibarra aún recuerda el rescate de un tripulante filipino que padecía una apendicitis aguda, en diciembre.
Él viajaba en un buque mercante, a 120 millas de las islas. Ibarra aterrizó el helicóptero sobre la proa del barco, que iba rumbo al Perú, y sacó al marinero hacia Santa Cruz. Esos minutos, que en el buque pudieron significar horas hasta llegar al puerto más cercano, en Guayaquil, fueron la diferencia entre la vida y la muerte para el asiático auxiliado. Su médico recomienda evacuación a EE.UU.
El más célebre de los rescatados fue Bezos, quien llegó a Galápagos el 28 de diciembre para vacacionar junto a su familia en un crucero de la empresa turística Ecoventura.
Las primeras horas del año nuevo empezó a sentir un malestar intenso y fue examinado por un médico en el yate, que le diagnosticó cálculos en los riñones. Entonces se contactó con el doctor de Bezos en Estados Unidos, que recomendó su inmediata evacuación hacia ese país. Antes de las 18:00, el helicóptero de la Armada, donde también viajaba un paramédico del hospital de Puerto Ayora que controlaba los signos vitales del magnate, aterrizó en el aeropuerto de Baltra.
Inmediatamente se embarcó en su jet privado, que lo esperaba con una enfermera a bordo. Después de pocas horas aterrizó en su país donde los especialistas descartaron una operación, pero le dieron un tratamiento renal.
Días después Jeff Bezos tuiteó: “Galapagos: cinco estrellas, piedras en el riñón: cero”.
Esta noticia tuvo poca difusión, al contrario de la trágica muerte de un turista japonés, ocurrida el 28 de diciembre en Guayaquil, durante un secuestro exprés en el que fue herida su esposa. Ambos planeaban continuar su luna de miel en Galápagos, pero no llegaron a su destino.
Fuente: El Comercio de Ecuador