Por Luis Javier Valero Flores
Ya desde etapas muy tempranas de la campaña electoral, el equipo de Enrique Peña Nieto había anunciado su intención de insistir en temas torales de las reformas regresivas en materia fiscal que tanto habían buscado sus antecesores, y no solo los panistas.
En una entrevista concedida a la agencia Reuters, Luis Videgaray, a la sazón coordinador general de la campaña del priista, y hoy todopoderoso Secretario de Hacienda, anunció que el gobierno del mexiquense buscaría gravar con IVA a alimentos y medicinas, porque eso “elevaría la recaudación tributaria” (La Jornada, 17/III/13).
Además, sostuvo, tales reformas (incluida la energética) deberían aprobarse al “inicio de la administración”. Videgaray, al igual que Vicente Fox, cuando éste quiso avanzar en tal sentido, sostuvo en esa ocasión que el incremento del IVA a tales rubros debería ser compensado con el otorgamiento de otras prebendas a través de los programas sociales a las familias pobres “que se verían afectadas”.
Hasta ahí todo encajaba en lo planteado durante, ya décadas, por priistas y panistas, pero al inicio de la actual administración, el PRD se sumó a tal propuesta a través de la adhesión al Pacto por México, el mismo que también incluyó, sorprendentemente, el régimen de consolidación fiscal, del que ahora nadie se acuerda en la discusión preliminar sobre la reforma fiscal que, se dice, propondrán los partidos del pacto.
Pletórico de frases sueltas, aparentemente inconexas o excesivamente generales, el apartado del Pacto referente a los temas fiscales aborda una de las mayores exigencias populares y sólo la menciona al asentar que “Se eliminarán los privilegios fiscales” y luego se refiere, “en particular”, al régimen de consolidación fiscal, el mecanismo ideal de las más grandes empresas asentadas en México para eludir el pago de impuestos.
Bueno, pues nadie aborda ese tema. En cambio, ahora sí con mayor amplitud describen lo que apenas está esbozado en el Pacto, en el cual se localiza, inmediatamente después del anterior rubro, lo referente a cobrarles impuestos a los miembros del sector informal de la economía (“se buscará reducir -dice- el sector informal de la economía”), y luego, también en ese lenguaje críptico de la clase política mexicana, enuncian lo del IVA a alimentos y medicinas cuando prometen que “Se revisará el diseño y la ejecución de los impuestos directos e indirectos. (Compromiso 72)”.
Unos cuantos puntos antes, también en el mismo lenguaje, plantearon que “se incrementará la base de contribuyentes y se combatirá la elusión y la evasión fiscal. (Compromiso 69)”, es decir, la insistencia en cobrarles impuestos a los comerciantes ambulantes y acabar con los regímenes de privilegios.
Y si todo eso está suscrito por César Camacho, del PRI, Gustavo Madero, del PAN y Jesús Zambrano, del PRD ¿Por qué razón no aparecen tales compromisos en los adelantos de las propuestas en materia fiscal? ¿Por qué sí las del IVA y la de los vendedores ambulantes? ¿Y por qué, también sí aparece la propuesta de incrementar el ISR, sin que desaparezca el régimen de consolidación fiscal?
Y no se crea que es cualquier cosa. El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP), de la Cámara de Diputados, ha encontrado que durante el presente año, los “beneficios fiscales” otorgados por la Secretaría de Hacienda superarán a lo recaudado por IVA, pues en tanto lo recibido por el cobro de este impuesto, serán alrededor de 622 mil millones de pesos, los beneficios fiscales otorgados ascenderán a poco más de 643 mmdp.
Seguramente en las próximas semanas se dará a conocer la lista de las empresas “beneficiadas” con una cantidad semejante a la pagada por todos los mexicanos en materia de IVA, lo peor es que si se crea el IVA en alimentos y medicinas, apenas se recaudarían un poco más de 50 mil millones de pesos, según lo calculado por este organismo, encargado oficialmente de proporcionar apoyo y asesoría al total de los diputados y a la Cámara de Diputados.
Pero ni así se habla de desaparecer tal régimen de excepción fiscal; si lo hicieran ya no habría necesidad de un nuevo IVA, vamos, hasta la dependencia petrolera que tienen las finanzas federales desaparecería.
Pero se trata de afectar los intereses de los más poderosos, entre los más poderosos de México, … y el PRD firmó tal bodrio.
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