Xi Jinping enamora a la Cuenca del Caribe
Por Oscar Ugarteche* y Ariel Noyola Rodríguez*
La relación entre Estados Unidos y China ilustra, en buena medida, el diapasón de la economía mundial, con crecientes disputas regionales y desacuerdos globales (ONU, G20, FMI, OMC, etc.), a partir de la crisis. La reciente gira del presidente chino Xi Jinping por la Cuenca del Caribe ratifica el interés por la región y su papel hemisférico como pivote geopolítico, en lo que se podría considerar un espacio de disputa frente a Estados Unidos.
China, con la mira puesta en el exterior para consolidar su estrategia de transformación de modelo económico busca afianzar su sistema de alianzas a través de una política exterior defensiva sustentada en el soft power, esto es, en la utilización de instrumentos no ofensivos que incluyen la cultura y los valores cívicos como baluartes de su “ascenso pacífico” y “desarrollo compartido”. La visita del primer ministro Li Keqiang a Alemania, anterior a la visita de Xi, muestra su observación del juego estadounidense de aislarlos a través de las negociaciones de la Asociación Transpacífico [TPP, Trans-Pacific Parthnership] en el Atlántico.
Dentro del Caribe, Trinidad y Tobago cuenta con pletóricas reservas de gas y petróleo. Con la reciente explotación de yacimientos de hidrocarburos de esquisto[shale] en Estados Unidos, los intereses parecen converger con China de manera natural como mercado sustituto. De paso por Puerto España, prometió un fondo para los miembros del CARICOM (Barbados, Bahamas, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, Surinam y Antigua y Barbuda) y crea suspicacias diplomáticas con el anuncio de Hong Kong de crear un canal inter-oceánico alternativo al canal de Panamá que conecte el Pacífico.
Costa Rica, aunque no posee grandes reservas de recursos naturales, es el único país de la región centroamericana que reconoce a China. Con la firma de acuerdos de cooperación económica, Xi parece dispuesto a lubricar las resistencias de sus homólogos centroamericanos. Recordemos que este país ha pedido su ingreso a la Alianza del Pacifico hace pocas semanas, tras la visita de Obama.
México, por su parte, es el destino de mayor importancia de la gira.[1] Además de ser la economía más grande de la región visitada, es el socio tradicional de Estados Unidos; en contraste con China, país con el que mantiene país con el que mantiene un desequilibrio comercial que es diez veces las exportaciones de México a China. La modificación de la relación bilateral a carácter de “asociación estratégica integral” destraba la exportación de carne de cerdo y tequila con miras a ampliar las exportaciones de petróleo, minerales y oro, otorga líneas de crédito flexible a la empresa mexicana Pemex.[2] Sin embargo, no se descarta que China pretenda convertir a México en plataforma de re-exportación para ingresar al mercado estadounidense[3], si bien cabe la posibilidad de que ambos países (China y México) construyan cadenas intra-industriales en el mediano plazo.
Finalmente, con Estados Unidos, China inaugura una “una nueva relación entre grandes potencias”. A los temas tradicionales en materia política (derechos humanos, programa nuclear en Corea del Norte, Tíbet y disputas regionales en el Mar del Sur y Este de China) y económica (sobrevaluación del reminbi, déficit gemelos estadounidenses, propiedad intelectual) se agregan la ciber seguridad[4],–China cuenta ya con la súper computadora más rápida del mundo destronando a Estados Unidos–, empañado por el espionaje de China a sus ciudadanos contrastando con el que Estados Unidos le hace al mundo entero y un nuevo ímpetu del triángulo geoeconómico formado por Estados Unidos, América Latina y China después de que la economía mundial pasara de dos, a tres velocidades.
En suma, mientras el cerco estadounidense contra China incluye la Alianza del Pacífico y su apéndice global, el TPP; para Xi Jinping, América Latina representa “años dorados” en lo económico –con Europa fuera de marcha– y no vacila en pivotear alianzas alrededor del mare nostrum estadounidense y hacia ambos lados del Río Bravo.
* Oscar Ugarteche. Economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México. Miembro del SIN/Conacyt. Coordinador del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) www.obela.org y presidente de ALAI www.alainet.org
* Ariel Noyola Rodríguez. Miembro del proyecto OBELA, IIEC-UNAM. Contacto: anoyola@iiec.unam.mx
Fuente: Alainet.org