El excesivo uso del peyote por las personas que lo extraen del campo para drogarse, ha puesto a esta tradicional y milenaria planta natural en riesgo, y de no tomarse medidas urgentes, desaparecerá, según el investigador de la UACh, Toutcha Lebgue Keleng.
El académico es autor de varios libros de cactáceas, y el único que ha documentado las especies tanto en el desierto como en el fondo de las barrancas del estado de Chihuahua, publica El Diario de Chihuahua.
El peyote, es una planta de la que está prohibido su cultivo, por la Secretaria de la Defensa Nacional, igual que cualquier otra droga, y a punto de exterminarse en el desierto chihuahuense, no será posible reforestarla por esta razón.
Durante la investigación de campo que hizo Lebgue Keleng para escribir sus libros de identificación de especies de cactáceas del estado, y el libro “Xerojardines” que ya fueron publicados, encontró con personas que saquean y comercializada de forma ilegal en todo el territorio del estado el peyote, la cual, no es de uso exclusivo de los indígenas para sus ceremonias, sino es de uso cada vez más común, por jóvenes estudiantes, y otras personas por su efecto alucinógeno que tiene y que además, no les representa ningún costo.
Según el rotativo, el desierto chihuahuense que comprende los estados de Chihuahua, Coahuila, Durango, Zacatecas y Nuevo León, a lo largo del Río Bravo en el estado de Texas, el sur de Nuevo México, y Arizona, por el vecino país de Estados Unidos, es el más extenso de América del Norte, con un área de 450 mil kilómetros cuadrados, lo que hace que sea el 36 por ciento del total del área desértica del continente. Del área total del desierto, el 70 por ciento está al norte de México.
En el estado de Chihuahua, hay 155 variedades de cactáceas identificadas, entre especies y variedades, 20 especies son endémicas, y 20 están en alguna categoría de protección debido a su nivel de escasés, por lo cual, está prohibido extraerlas del campo, para cualquier fin.
Las zonas donde se hay peyote de forma natural es en Ojinanga, Coyame, Camargo, Jiménez, Aldama y Manuel Benavides, el cual tarda cinco años para llegar a un tamaño de 5 centímetros de diámetro y requiere de muchos años para reproducirse.
Esta es una de las plantas de mayor importancia ecológica, científica y natural, desde el 2010, la Semarnat, lo declaro en peligro de extinción, expresó Lebgue Keleng.
Otra de las especies extremadamente raras, es la cactácea coryphantah chihuahuensis, la cual se encuentra exclusivamente en el municipio de Chihuahua y no existe de forma natural, en ninguna otra parte del mundo, de acuerdo con el reportaje de El Diario de Chihuahua, firmado por Lourdes Díaz.
Otra de las cactáceas exclusivas de esta entidad, es la echinocactus paryi que se encuentra solo en Samalayuca, la cual es extremadamente rara y se encuentra ya en protección.
El saqueo de las cactáceas del desierto, para fines ornamentales, se debe a que en todo Chihuahua, no hay un solo vivero que se dedique a producirlas y comercializarlas, y las pocas que se comercializan de forma legal, es porque se importan de los Estados Unidos, señaló el investigador de la Uach.
Los jardines de plantas del desierto, son lo ideal, porque requieren hasta un 75 por ciento menos de agua que las tradicionales que todos los viveros comercializan trayéndolas del centro y sur del país, y requieren de menos cuidados, por lo cual se promovió hace 5 años sobre esta opción de jardines, sin embargo, quien tomó la recomendación se fue al campo a cosechar las plantas para transplantarlas en su jardín.
De acuerdo con la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazada de Flora y Fauna Silvestres (Cites), todas las cactáceas del mundo, están protegidas debido a su difícil y lento crecimiento, reproducción y condiciones en que se encuentran, por lo cual, la comercialización o extracción del campo de todas las especies, está prohibida, cita el periódico.
En la ciudad de Chihuahua, hay solo una calle reforestada con plantas desérticas, en la Avenida Francisco Villa se reforesto con palo verde, y en Cantera y Juventud, se planto un jardín desértico, ambos con éxito.
Un delito ambiental
La Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales, informó que el saqueo de plantas que se encuentran en alguna categoría de protección en la Norma Oficial Mexicana como es el caso del peyote, se castiga con sanciones que van de los 1200 a los 1.3 millones de pesos (de 20 a 22 mil salarios mínimos) y con cárcel, de acuerdo con El Diario de Chihuahua.
Rubén Quintana Díaz, vocero de la Semarnat, detalló que extraer peyote del campo, constituye un delito ambiental que se castiga con cárcel sin derecho a fianza, de acuerdo a la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, que se encarga de hacerla cumplir la Procuraduría de Protección al Ambiente (Profepa), la cual, cuando encuentra delito ambiental, lo turna la Procuraduría General de la República (PGR).
Agregó también que se pueden denunciar los casos, al número de la Profepa 614- 420-13-77 para el saqueo de cualquier planta en protección, pero cuando se trata del peyote, se puede hacer ante el propio ejército, policía estatal o municipal, porque es considerado una droga prohibida como cualquier otra.
Señaló que solo a los indígenas por sus usos y costumbres se les permite usarlo en sus ceremonias, pero no a la población abierta que lo use bajo el pretexto de que es una tradición, cita el rotativo.