Azerbaiyán esconde muchas riquezas. Una de ellas es el petróleo crudo de Naftalán. En los balnearios de la ciudad uno puede tomar baños con fines supuestamente terapéuticos. Una práctica que se remonta a la época de las caravanas que viajaban por la ruta de la seda.
El crudo de Naftalán es uno de los pocos aceites no combustibles. Los médicos locales recomiendan baños de hasta diez minutos para aliviar dolores de articulaciones, curar la soriasis, calmar los nervios y purificar la piel… Aunque algunos expertos consideran esta práctica potencialmente cancerígena.
Hurshudhanum Namazalieva es la directora del equipo médico del Hotel Chinar:
“El crudo de Naftalán es muy rico en resina de petróleo. No contiene parafina, ni siquiera en pequeñas dosis como la gasolina. Al pasar a la sangre, estabiliza las células malignas, estimuladas por las moléculas del naftaleno. Y esto mejora la circulación sanguínea.”
Algunos sostienen que estos baños les han ayudado a superar enfermedades crónicas. Y sugieren que la experiencia, apesar del fuerte olor, es tan agradable como darse un baño en chocolate caliente, nos confía Elena Chelnakova:
“Tengo una hernia discal. Me dolía muchísimo, pero después de cuatro o cinco baños me siento mucho mejor. No me esperaba una mejoría tan rápida.”
Los primeros centros de este tipo abrieron en 1929. Y eran del gusto de los funcionarios de la época soviética.
Pero las propiedades se esos aceites, mencionadas por Marco Polo en el siglo XIII, se conocen desde hace mucho tiempo y sus orígenes se pierden en la leyenda. Así lo explica Musammeddin Gulmaliev, asesor de la alcaldía de Naftalán:
“Hace mucho tiempo llegó aquí una caravana. Un viajante que había decidido deshacerse de su camello enfermo, lo tiró a una poza de petróleo. Cuando regresó, se encontró con que su camello seguía con vida, y que además estaba completamente curado “.
Otro elemento natural con supuestas propiedades terapéuticas es este volcán de lodo.
Azerbaiyán cuenta con el mayor número de volcanes de este tipo en el mundo. Existen unos 300. Y uno de los más emblemáticos es el Dashgil situado en la región de Gobustán, a unos sesenta kilómetros de Bakú.
Las precisiones técnicas de Adil Aliev, director del departamento de vulcanología del Instituto Geológico de Azerbaiyán:
“El volcán de lodo pueden tener una profundidad de entre 5 a 12 km. Este barro es rico en diversos minerales y elementos curativos. En él encontramos más de la mitad de los elementos de la tabla periódica. Por ello también se usa mucho en medicina “.
Cada volcán conlleva un cóctel único de compuestos diferentes. En esta empresa de productos cosméticos, no existe la idea de denominación de orígen. Y el nombre del volcán del que procede el barro se guarda en secreto, igual que la fórmula utilizada para hacer sus cremas hidratantes.
Leyla Dadasheva es la directora de investigación científica de los laboratorios Gazelli:
“El légamo volcánico tiene propiedades blanqueantes, antiinflamatorias y regeneradoras. Además previene el envejecimiento y estimula su sistema inmunológico.”
¿Y a dónde va corriendo este maratoniano? Pues precisamente a los volcanes de lodo …
Artem Aliyev viene desde la capital Bakú, para darse un baño en el fango.
Aunque el agua está a solo dos grados centígrados de temperatura, Artem saborea el momento y disfruta flotando entre burbujas de metano y gases sulfurosos.
“Aquí tengo la belleza natural de Azerbaiyán al alcance de mis dedos. Me siento increíblemente ligero y flexible y, al mismo tiempo, inmensamente fresco, ¡como en ningún otro lugar del mundo!.”
Artem sueña con recorrer todos los volcanes de fango del país … No tenemos tiempo para acompañarle, sin embargo veamos uno de los más bellos y misteriosos…
Estamos en el cráter de uno de los mayores volcanes de lodo de Azerbaiyán. Un gigante dormido cubierto de arrugas milenarias. Hay tantas cosas por descubrir, pero nuestro viaje termina aquí. Si quieren saber más, no duden en visitar mi blog, en nuestra página web.
Galina Polonskaya, para Euronews desde Gobustán