México enfrenta su peor desgracia humanitaria en por lo menos 30 años. Desde el terremoto que destruyó buena parte de la Ciudad de México en 1985, ninguna catástrofe natural había causado los daños materiales que las tormentas Manuel e Ingrid dejaron a su paso por el país desde el 13 de septiembre pasado. Además de los 139 muertos, los 53 desaparecidos, las 52,000 personas que se han quedado sin techo y el medio millón de damnificados en todo el país, las infraestructuras del país han quedado diezmadas y las pérdidas son inauditas y millonarias.
Por Verónica Calderón
Los ciclones afectaron a 72 de las cerca de 120 carreteras federales del país y 17 permanecen cerradas desde hace dos semanas. La Autopista del Sol, una vía de pago que une a la capital mexicana con el puerto de Acapulco –uno de los epicentros de la tragedia–, no cobrará peaje hasta nuevo aviso porque la carretera gratuita tiene gravísimos daños y es intransitable. La Secretaría de Comunicaciones y Transportes de México (SCT) calcula que la reconstrucción total llevará entre tres y seis meses.
El secretario de Hacienda mexicano, Luis Videgaray, ha afirmado que el fondo de rescate cuenta con una liquidez de 12.500 millones de pesos (unos 950 millones de dólares) y el presidente Enrique Peña Nieto ha dicho que revisará los presupuestos de 2014 para aumentar la cifra a un total de 39.000 millones de pesos, unos 3.098 millones de dólares. Pero aun así, la cifra parece insuficiente si se tiene en cuenta que el huracán Paulina, que golpeó el sureste de México en 1997, costó 80.000 millones de pesos (unos 6.145 millones de dólares al tipo de cambio actual; unos 10.000 millones de dólares al tipo de cambio de entonces). Y los daños de Manuel e Ingrid son mucho mayores.
Hay por lo menos 1,2 millones de casas afectadas en todo el país. Solamente los daños en las casas de interés social (concedidas con créditos respaldados por el Gobierno mexicano) ascienden a unos 11.000 millones de pesos, casi la cifra entera del fondo de desastres. La reconstrucción de las carreteras se calcula en 30.000 millones de pesos, casi el triple. Y la cuenta sigue. Hay también deterioros graves en al menos 2.000 escuelas y 500 han quedado completamente destruidas, según datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) mexicana.
El presidente Peña Nieto había pedido el domingo a los gobernadores de los Estados que revisaran los daños para hacer un cálculo del tamaño de la emergencia. La lista es tan larga como dolorosa. Solamente en el Estado de Sinaloa, donde Manuel finalmente tocó tierra el 19 de septiembre, la mitad de las infraestructuras han sido afectadas. Y 26 de los 32 Estados del país también informan de cuantiosas pérdidas.
El agua dañó a medio millón de hectáreas en todo el país y al menos 300.000 han quedado destruidas. Mató también a 100.000 cabezas de ganado. La devastación ha causado un alza súbita en los precios de alimentos como el limón, la cebolla, el tomate y el tomatillo, que se venden hasta cinco veces por encima de su valor antes de las tormentas. Aunque, en el caso de la agricultura, no todo son malas noticias. La lluvia ha mitigado los daños causados por la sequía en el norte del país (particularmente en los Estados de Sinaloa, Tamaulipas y Zacatecas), pero las autoridades no han precisado mayores cifras. Aun así, las pérdidas en el sector causarán un retroceso de al menos un 3% en sus previsiones.
La monumental factura del desastre restará al menos una décima en el PIB previsto para 2013. El Gobierno ya había rebajado su previsión en agosto: de un 3% a un 1,8%, y los analistas ya habían advertido de un freno en la economía del país.
El Grupo Financiero Invex, además, ha advertido de que el alza en los precios de productos básicos (aunados al retiro de subsidios eléctricos al norte del país, previsto en la reforma hacendaria que Peña Nieto anunció a inicios de este mes) podría aumentar la inflación hasta un 3,50%. Con un 3,42%, México ya tiene la tercera tasa de inflación más alta de los países de la OCDE. No obstante, el Estudio Económicos del Banco Nacional de México (Banamex) ha recordado que, si las tareas de reconstrucción inician en el cuarto trimestre de 2013, podrían favorecer al PIB del país.
El daño causado por Manuel e Ingrid, que golpearon al país por sus dos costados desde el viernes 13 de septiembre –un fenómeno que no había ocurrido en 55 años–, puede superar con creces los causados por los peores desastres naturales que han devastado México en los últimos 30 años. Los daños del terremoto de 1985, una de las catástrofes grabadas en la psique mexicana, costaron unos 3.000 millones de dólares según estimaciones del año 2000 de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Solamente reconstruir las carreteras destruidas (sin contar cultivos, hoteles, restaurantes, escuelas y casas dañadas) se llevará más de 2.300 millones de dólares, dos terceras partes de esa cifra.