Si se presentara una tormenta solar actualmente, algunos satélites de telecomunicación en el cielo sobre la Tierra quedarían deshabilitados, las señales GPS se distorsionarían y las redes eléctricas podrían fallar, lo que dejaría a un continente sumergido en la oscuridad, publica The New York Times.
En 1859, el Sol hizo erupción, y en la Tierra los cables lanzaron chispas que conmocionaron a los telegrafistas e hizo que se incendiara su papel.
De acuerdo con el rotativo, “se trataba de la mayor tormenta geomagnética en la historia. El Sol lanzó miles de millones de toneladas de electrones y protones hacia la Tierra, y cuando esas partículas se estrellaron en el campo magnético del planeta crearon auroras boreales espectaculares de color rojo, verde y morado en el cielo nocturno -junto con poderosas corrientes de electricidad que manaron del suelo a los cables, lo que sobrecargó los circuitos-”.
Los científicos dicen que es imposible predecir cuándo se dará la siguiente megatormenta solar -y si la Tierra se encontrará en su camino-. Lo que sí saben es que con más manchas solares vienen más tormentas, y el Sol se perfila este Otoño a alcanzar la cresta de su ciclo de 11 años de manchas solares.
“Las manchas solares son regiones de campos magnéticos turbulentos donde se originan las erupciones solares. Durante siglos se ha observado su flujo y reflujo, pero es apenas en las últimas décadas que los científicos solares han descubierto que los campos magnéticos en las manchas pueden desatar las brillantes ráfagas de luz llamadas erupciones solares y las grandes explosiones de partículas cargadas conocidas como eyecciones de masa coronal”, se explica en el reportaje.
Un apagón a nivel continental afectaría a muchos millones de personas, “pero es manejable”, afirmó John Moura de North American Electric Reliability Corporation, un organismo sin fines de lucro fundado por empresas de servicios públicos para ayudar a manejar la red eléctrica. La mayor parte de la red podrá volverse a poner en línea en una semana más o menos, dijo, de acuerdo con The New York Times.
“Otros son más pesimistas. Les preocupa que una erupción enorme y bien dirigida desde el Sol podría provocar no sólo un apagón, sino que también dañara los transformadores y otros componentes críticos de la red”, se afirma en el rotativo.
Algunos sitios podrían quedar sin electricidad durante meses. E incluso si el Sol desata una enorme ráfaga, como sucedió en julio, las probabilidades son que apuntará en otra dirección sin causarle daño al sistema solar. Es rara la ocasión en que una explosión solar gigante vuela directamente a la Tierra.
El ejemplo más estudiado e inequívoco de la capacidad del Sol para congestionar las redes eléctricas ocurrió el 13 de marzo de 1989, en Quebec. A primeras horas de la mañana, una tormenta solar generó corrientes en los cables de transmisión, lo que “botó” los interruptores de circuito. En cuestión de minutos, un apagón se extendió en toda la provincia. La electricidad fue restaurada más tarde.
Los peligros no desaparecerán una vez que haya pasado el máximo solar -el periodo de mayor actividad solar-. Aunque esté tranquilo, con pocas manchas solares, el Sol aún puede producir una explosión gigantesca.
“Las erupciones solares, que viajan a la velocidad de la luz, llegan a la Tierra en menos de 8.5 minutos y pueden ahogar algunas comunicaciones de radio. Sin embargo, son las eyecciones de masa coronal -en las que miles de millones de toneladas de electrones y protones son vomitadas y aceleradas a más de un millón y medio de kilómetros por hora- las que causan más preocupación”, se explica.
Las partículas expulsadas, que generalmente toman de dos a tres días en recorrer los 150 millones de kilómetros entre el Sol y la Tierra, nunca llegan a la superficie, pues el campo magnético del planeta las repele.
Quedan entonces atrapadas en el campo. El movimiento de aquí para allá genera nuevos campos magnéticos, principalmente del lado nocturno y éstos, a su vez, inducen corrientes eléctricas en el suelo. Esas corrientes emanan del suelo y brincan a las líneas de transmisión eléctricas.
“En promedio, el Sol lanza unas cuantas eyecciones de masa coronal al día, entre ellas una el 15 de marzo que hizo un impacto directo en la Tierra, lo que generó pintorescas auroras nocturnas tan al sur de EU como Colorado, pero sin causar daño notable”, de acuerdo con The New York Times.
Las naves espaciales de la NASA que observan al Sol llevan un registro de las manchas solares, y pueden ofrecer alguna advertencia de las regiones con probabilidades de hacer explosión.