El ’pedo’ de Granier

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Por Guadalupe Loaeza

s bien sabido que los niños y los borrachos dicen la verdad. Por lo tanto el borracho de Granier sí es dueño de 400 pares de zapatos, 300 trajes y mil camisas, tal como se lo dijera “pasado de copas” a sus interlocutores, quienes en esa ocasión eran sus guardaespaldas y una persona identificada como “El Ruso”. Más adelante en su atravesado monólogo, el ex gobernador de Tabasco les aclara a sus subalternos que también es dueño de varias propiedades. ¿Por qué les presume a sus empleados, quienes seguramente ganan lo mismo que su patrón, de todo lo que es dueño? ¿No le daba vergüenza al borracho contarles también que: “Voy a Rodeo Drive, voy a Miami, a Los Ángeles y voy a Beverly Hills. Voy por unos zapatos a Rodeo Drive, a lo mejor de Los Ángeles, a Hollywood, y me compro unos zapatos”.

En la reunión que se llevó a cabo en un restaurante del Distrito Federal, el 17 de octubre del 2012, también se encontraba el hijo del borracho de triste memoria, Fabiancito, quien al no quedarse atrás del presumido de su padre agregó que en una ocasión en la que estaban de viaje en Los Ángeles, con Margarita Zavala, se habrían hospedado en el hotel de Rodeo Drive de Hollywood: “En el hotel donde firmaron Pretty Woman, con Julia Roberts”, apunta de lo más ufano Fabiancito. “Empedado” como estaba esa noche Granier, pudo sin embargo aclararles a sus empleados que: “En la noche vamos al hotel, Rodeo Drive es Hollywood, lo más exclusivo de Los Ángeles, Hollywood, donde están todas las estrellas”. En la grabación dada a conocer en el noticiario de radio “Telereportaje” de la estación XEVT de Tabasco, Granier no deja de hablar como el típico borracho, acerca de unos zapatos que compró Saks de la Quinta Avenida y por los que pagó 600 dólares. “Le digo a este cabrón: me voy al hotel y vamos luego a cenar, acompáñame. Nos vamos caminando. Le compré una bolsa a su ex mujer, le compré a la mía, nos vamos a Saks a la Quinta Avenida y compro unos zapatos de 600 dólares”.

Al finalizar la conversación el político afirma con toda la contundencia del caso: “Me empedo… [inaudible]… lejos del baño. Me empedo, ¿por qué me empedo?, porque me siento bien, me siento contento, me siento relajado, desgraciadamente me siento bien”. Ah, qué ex gobernador tan gracioso que acepta sentirse bien nada más cuando se “empeda”, eso sí, “lejos del baño”. “Pedo” es la única manera en que se siente contento y relajado. Estando “pedo”, se siente a gusto, se siente relax y se siente muy a todo dar. “Pedo”, ya no piensa en sus problemas ni en la deuda gigantesca que le dejó a su estado, y mucho menos en sus detractores. “Pedo”, siente que sus chicharrones truenan y que se puede dar el lujo de hospedarse en los mismos hoteles que Julia Roberts. “Pedo”, se siente muy hombrecito, capaz de enfrentársele a quien se le pare enfrente y ose reclamarle por qué dejó a su estado en bancarrota. A Granier le encanta estar “pedo”, porque en ese estado todo se le olvida: la deuda que dejó por 20 mil millones de pesos, el estado lamentable en que se encontraban los hospitales de Tabasco.

Como los borrachos siempre dicen la verdad, seguramente también es cierto que Granier tiene casas en Miami, Cancún, el Distrito Federal y Villahermosa, tal como se lo confesara en la misma conversación arriba mencionada a El Ruso. Por eso cada vez que se cambiaba de casa, tenía que transportarse con buena parte de su guardarropa: “Me llevé ropa a Miami, me llevé ropa a Cancún, me llevo ropa a mi casa y me quedan, me quedan 500 camisas”. Porque eso sí, el ex gobernador se vestía con sus mejores trajes en el extranjero, mientras que cuando estaba en Tabasco, siempre andaba de “fachas”.

En nuestro país, escándalos van y vienen prácticamente todos los días. Todavía no nos reponemos del que provocara la Lady Profeco, cuando al cabo de algunos días nos amanecimos con 400 pares de zapatos, 300 trajes y mil camisas de Granier. ¿Cuál será el próximo escándalo que tendrá que ver naturalmente con la corrupción, la impunidad y la prepotencia de los funcionarios mexicanos? Hace unas semanas me llamó por teléfono el corresponsal de un periódico extranjero y me preguntó si pensaba que con el nuevo gobierno ya no se darían casos como el de Adriana Benítez, la hija menor del ex procurador de Profeco. Le dije que no podía asegurarle que no se repitieran en este sexenio, pero que quería pensar que las consecuencias a este tipo de comportamientos serían muy diferentes a los sexenios anteriores.

Afortunadamente, no me equivoqué. Ayer, al considerar que “este caso ha dañado la imagen y prestigio de la institución”, Peña Nieto ordenó la remoción del cargo del procurador Federal del Consumidor, “a fin de evitar que se vulnere la autoridad y eficacia de la Profeco ante prácticas que atentan contra los derechos de los consumidores del País”. Sinceramente, me dio mucho gusto la determinación del Presidente. Como también gusto me dio la reacción instantánea de las redes sociales, censurando intensamente el comportamiento de Lady Profeco. Ya nadie se salva tan fácilmente. Así como nos enteramos de cuántos pares de zapatos tiene Granier, igualmente descubrimos por qué razón le pusieron sellos de la Procuraduría Federal del Consumidor al restaurante Maximo Bistrot.

No, no me quiero imaginar la cruda moral del papá de la Lady Profeco ni la de Granier, incluyendo la física…

Fuente: El Zócalo

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