El director Everardo González retoma las historias de dos periodistas mexicanos que tras ser amenazados por el crimen organizado deben huir junto con sus familias a EU y buscar allá una manera de sobrevivir.
Por Monserrat Sánchez/ Animal Político
Para seguir con vida, dos periodistas tuvieron que huir de sus hogares en el norte de México. Su crimen: hacer su trabajo, una labor incómoda para el narcotráfico.
Las historias de Alejandro Hernández de Televisa, y Ricardo Chávez de Radio Cañón, son relatadas en el documental El Paso, de Everardo González, (La canción del pulque y El cielo abierto).
Tras ser amenazados en México y no contar con las garantías de protección que las autoridades deberían proporcionarles, ambos deciden huir junto con sus familias a Estados Unidos.
“La falta de voluntades y apatías por parte de las autoridades, es lo que tiene vulnerables a los comunicadores”, dice Everardo González sobre la realidad que viven a diario los reporteros mexicanos, en un país en el que cada 26.7 horas se registra un ataque contra la prensa.
Alejandro Hernández huyó a EU luego de ser secuestrado, junto con otros tres reporteros, por integrantes del Cártel de Sinaloa, tras cubrir una manifestación afuera del Centro de Reinserción Social (Cereso) número dos de Gómez Palacio, Durango.
Los criminales exigieron a cambio de su liberación que las empresas donde trabajaban los reporteros publicaran unos videos contra “Los Zetas” y las autoridades que presuntamente los protegían. Al siguiente día, los videos fueron transmitidos por Multimedios, pero ellos no fueron liberados de inmediato sino hasta días después.
Hernández recibió asilo de manera oficial de parte de las autoridades migratorias de Estados Unidos en El Paso, Texas.
Al otro protagonista del documental, Ricardo Chávez Aldana, reportero en Radio Cañón de Ciudad Juárez, le mataron a dos sobrinos, tras haber denunciado los abusos del narco y de las autoridades.
Debido a su labor, su familia fue amenazada de muerte y tuvo que huir a EU, donde recogía platos y se encargaba de la limpieza de un restaurante para mantener a su familia.
Chávez Aldana ingresó a Estados Unidos el 9 de diciembre de 2009 y fue hasta este año que el gobierno estadounidense le otorgó la residencia.
Para Everardo González el asilo político se ha vuelto un salvavidas para los comunicadores.
“Lo relevante que tiene el documental es la contribución que tuvo para que se liberara la causa de asilo político de la familia Chávez, quien hace menos de un mes logró finalmente la residencia de Estados Unidos. Para mí esa es la satisfacción más grande, el haber ayudado de alguna manera a que una familia obtuviera el asilo político”, explica.
Alejandro y Ricardo son parte de las 14 mil personas que huyeron de México por la violencia en 2014 y solicitaron asilo en EU, de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para Refugiados. La cifra es 39% mayor a la que se tuvo en 2013.
“Es terrible. El Paso es una película que comencé en 2012, y pues hoy en 2017 se vuelve relevante porque la coyuntura no ha cambiado en todos estos años; se refleja la voluntad nula para proteger a los comunicadores por parte de las autoridades”, relata el director.
Artículo 19, organización en defensa de los derechos de periodistas, documentó que entre el año 2000 y 2017 en Chihuahua se registraron 13 homicidios de periodistas, en Oaxaca, 12; en Michoacán, 4; en Durango, 3; en Tabasco, 2, y en Baja California, 1.
La impunidad es la otra cara de las agresiones. Según los datos del Comité para la Protección de periodistas (CPJ por sus siglas en inglés), cuatro de cada cinco casos de periodistas que fueron asesinados mientras realizaban alguna cobertura, entre el 2000 y 2017, prevalecieron impunes.
El Paso se presenta en la Cineteca Nacional.
Fuente: Animal Político