La simulación sigue arraigada en las instituciones electorales de México. Si antes fue el Instituto Federal Electoral (IFE) el órgano encargado de acatar las intereses del partido en el poder, ahora se llama Instituto Nacional Electoral (INE), que para darle el registro a Morena, incluyó a dos partidos más de dudoso origen.
Y es que el INE presidido nada menos que por Lorenzo Córdova Vianello, hijo del recientemente fallecido Arnoldo Córdova, asegura que solamente estos tres partidos: Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Encuentro Social y Partido Humanista, cumplieron con los requisitos establecidos, de 52 organizaciones que solicitaron el registro.
En el caso de Encuentro Social resulta llamativo que el INE no haya tomado en cuenta su origen religioso. En varias ocasiones se ha vinculado a su líder, Hugo Eric Flores, con la Iglesia Evangélica, incluso con el sinarquismo y por consiguiente con el panismo.
El Partido Encuentro Social (PES) se hace llamar el “partido de la Familia”, ya saben ustedes a qué modelo de familia se refieren, al mismo defendido por el senador ultraderechista panista Martínez, identificado ya como homofóbico, por su cruzada contra los homosexuales.
Para construir su pantalla, Hugo Eric Flores quien además ha sido pastor, dice que no comparten la participación de la iglesia en la política. De hecho, el PES ya funciona como partido en Baja California donde en 2007 apoyó al ex gobernador panista José Guadalupe Osuna Millán. Y en el 2013 se alió con el PRI y actualmente tiene una diputación local y cuatro regidurías.
Desde luego, en su publicidad no se menciona nada de la religión evangélica, ya dijimos que vivimos en el país de la simulación política y el PSE se pinta solo para eso: “Encuentro Social surge como alternativa para encauzar las inquietudes y compromisos de un grupo de ciudadanas y ciudadanos que en los últimos años hemos venido observando con preocupación la descomposición económica, política, social y moral”.
El partido evangélico dice tener 308 mil 997 afiliados y 236 asambleas distritales. Solo le faltó decir que a partir de ahora y hasta mayo recibirá 15 millones de pesos mensuales que seguramente le servirán al ex pastor dirigente, para extender su religión democrática y política a favor de la “familia”, claro.
El Partido Humanista es punto y aparte. Nace con el estigma del apoyo de Felipe Calderón, el anterior inquilino de Los Pinos, denunciado ante la Corte Penal Internacional por crímenes contra la humanidad, responsable de la muerte de más de 100 mil personas, 300 mil desaparecidos y un millón y medio de desplazados a consecuencia de su delirante guerra contra el narcotráfico.
Lo más dudoso de este partido es que supuestamente está apoyado económicamente por Calderón. Dice tener ya 211 asambleas y 270 mil 966 afiliados, por cierto, muchos de ellos, ex panistas.
Los dirigentes visibles, porque ya dijimos que este es el país de la simulación, son Ignacio Irys Salomón, ex líder campesino priísta que creó con Calderón su propia organización para restarle votos a Andrés Manuel López Obrador.
El otro hombre dirigente visible y oficial es el ex panista Javier López Macías, muy vinculado y cercano a Felipe Calderón y a Vicente Fox, que fue funcionario de la Secretaría de Desarrollo Social en tiempos de Josefina Vázquez Mota.
Como ustedes pueden comprobar, el Partido Humanista no tiene nada que ver con Felipe Calderón, qué va, y son solo las lenguas víperinas las que se atreven a vincularlo.
Es preocupante, sin embargo, que una personalidad tan enferma como la de Calderón, particularmente por su megalomanía, mesianismo y delirios de grandeza, siga dominando una parte de la vida política de México, mientras la otra parte, es movida en sus hilos por el innombrable, Carlos Salinas de Gortari.
Pareciera que México está condenado a sostener a sus caudillos. La impunidad de la que gozan, pese a los delitos que cometieron cubiertos por esa patente de corso llamada “presidencialismo” que funciona aún después de dejar la Silla del Águila, es vergonzosa. Y sirve para que se pasen por el mundo, incluida la Universidad de Harvard, convertida en una pequeña guarida de ex presidentes cuestionados por su indecencia. Y particularmente para mantenerlos en activo.
Calderón, Fox, Salinas, Zedillo… todos caben en el mismo saco de políticos enfermos de poder, pero nadie se había atrevido a formar su propio partido, como Calderón a quien no le importa edificarlo sobre miles de tumbas y en la ignominiosa historia de sangre que dejó regada por el territorio mexicano, el hombre detrás del Partido Humanista.
Por lo pronto, Lorenzo Córdova Vianello puede estar contento. Ya logró que el INE luzca muy democrático otorgando a tres partido y no solo a Morena, su registro. Pero como dijimos anteriormente, México es el país de la simulación política.
Y de eso sabe mucho Lorenzo Córdova, de hecho él mismo llega a presidir el INE a propuesta del PRI. ¿Qué imparcialidad podemos esperar de un hombre cuestionado por su vergonzoso papel en el IFE a la hora de otorgarle el triunfo simulado a Peña Nieta y ahora con el recién nacido INE surgido con el estigma partidista? Solo hace falta recordar aquella anécdota de cuando fue a entrevistarse “en secreto” con el señor de Los Pinos.
Parece mentira que el hijo de un gran pensador, politólogo e historiador como Arnaldo Córdova — recientemente fallecido— ahora aparezca con tan poca calidad ética y moral en una institución que nace corrupta. Es una tristeza que la significativa lucha de su padre y su madre, la académica italiana feminista, Anna Paola Vianello Tessarotto, hayan influido tan poco en el actual presidente del INE.
Lo que si está claro, es que nuestra democracia es cara: 16 mil millones de pesos nos gastamos en preparativos electorales. Los exorbitantes sueldos de los consejeros del INE y su presupuesto de 11 mil 800 millones de pesos la convierte en una institución ostentosamente cara, pero no por ello, garantizadora del respeto al voto de los mexicanos.
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Fuente: Sin Embargo
