El papa Francisco llegó el martes a Estados Unidos para su primera visita a la mayor potencia económica mundial, un país polarizado en temas como la inmigración, justicia social y desigualdad económica que será testigo de su comportamiento humilde y escuchará su mensaje acerca de la “iglesia de los pobres”.
Como un inusual homenaje al pontífice, el presidente Barack Obama, su esposa e hijas, dieron la bienvenida a Francisco con una alfombra roja en la pista de la Base Andrews de la Fuerza Aérea, a la que llegó el avión que lo transporta desde Cuba. Por lo general los presidentes estadounidenses reciben a sus visitantes importantes en la Casa Blanca.
En lugar de usar una limosina el papa abordó un pequeño Fiat de color oscuro y rápidamente bajó las ventanillas, lo que alentó los vítores de la multitud que se congregó para ver pasar la caravana que lo llevó a la misión diplomática de El Vaticano en Washington, donde se alojará mientras se encuentre en la capital. El auto se eligió en correspondencia a sus hábitos austeros y su postura contra el consumismo.
Estados Unidos es el décimoquinto país que visita en más de dos años de papado y la primera gran potencia. Todos los viajes anteriores fueron reflejo del mayor interés por la periferia del jesuita argentino.
Aunque el motivo principal del viaje es el Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia el fin de semana, la visita tendrá un alto contenido político: Francisco se reunirá mañana con el presidente Obama en la Casa Blanca y el jueves será el primer Papa que habla ante el Congreso de los Estados Unidos.
Después tendrá un encuentro con los desfavorecidos que recurren a la ayuda de la caridad católica, y el domingo en Filadelfia visitará una cárcel.
El viernes irá a Naciones Unidas para hablar ante la Asamblea General y al barrio neoyorquino de Harlem para encontrarse con niños e inmigrantes.
Se prevé que el argentino de 78 años, conocido como El Papa de los Pobres por oficiar en los barrios marginados en su natal Buenos Aires, exhorte a Estados Unidos a cuidar más el medioambiente y a los pobres, y que regrese a sus ideales básicos de libertad religiosa y extienda los brazos a los inmigrantes.
La enorme popularidad del Papa, su costumbre de acercarse a las multitudes y la insistencia en usar un jeep descapotado en lugar de un papamóvil a prueba de balas, han complicado las cosas para las fuerzas policiales estadunidenses, las cuales han montado uno de los operativos de seguridad más grandes en la historia del país.
Las medidas no tienen precedentes para un viaje papal y podrían volver casi imposible para muchos estadunidenses comunes acercarse a Francisco. Para alguien que quiera cruzar la ciudad cuando el Papa ande cerca, buena suerte.
Pese a toda la atención que atraerán los discursos del papa, incluyendo el primer discurso de un pontífice en el Congreso, serán sus gestos más personales —reunirse con migrantes, prisioneros e indigentes— los que podrían dar las imágenes más memorables del viaje.
Fuente: AP/ AFP/ EFE