Debido a sus derroches millonaria, Francisco toma la decisión dos días después de recibir en audiencia al monseñor alemán. El papa, sin embargo, está a la espera de que la investigación concluya, ya que el prelado se gastó 31 millones de euros en reestructurar la sede del arzobispado y tan sólo por la bañera de su cuarto de baño personal pagó 15,000 euros.
El Papa Francisco ha decidido apartar provisionalmente de la diócesis alemana de Limburg al obispo Franz-Peter Tebartz-van Elst, de 53 años, popularmente conocido como ‘el obispo del lujo’ y ampliamente criticado por la estratosférica cantidad de dinero (31 millones de euros, frente a los 5,5 presupuestados inicialmente) que se ha gastado en reestructurar la sede del arzobispado, donde se encuentra también su residencia privada. Sólo por la bañera de su cuarto de baño personal ha pagado 15.000 euros.
“En la diócesis se ha creado una situación por la cual el obispo Franz-Peter Tebartz-van Elst en el momento actual no puede ejercitar su ministerio episcopal”, se lee en el comunicado emitido por la oficina de prensa de la Santa Sede, en el que se recuerda que el Vaticano en coordinación con la conferencia episcopal alemana ha puesto en marcha una investigación sobre los gastos de remodelación de la sede de la diócesis de Limburg.
“En espera de los resultados de tal examen y de las posibles responsabilidades a depurar, la Santa Sede considera oportuno autorizar a monseñor Franz-Peter Tebartz-van Elst a un periodo de permanencia fuera de la diócesis”.
La nota de prensa concluye anunciando que hoy mismo entra en vigor el nombramiento de Stadtdekan Wolfgang Rösch como vicario general de Limburg, previsto inicialmente para el próximo 1 de enero, y que será él quien se ocupe de administrar la diócesis en ausencia de Tebartz-van Elst.
La decisión de apartar al ‘obispo del lujo’ de la diócesis de Limburg se produce dos días después de que éste fuera recibido por Francisco, el Papa de la austeridad.
Aunque no trascendió nada de dicho encuentro, excepto un breve comunicado publicado en la página web de la diócesis de Limburg en el que se calificaba la audiencia con Francisco de “alentadora”, en la misa que esa misma mañana el Pontífice ofició en la residencia de Santa Marta criticó duramente la codicia.
“Lo que destruye es la avaricia, el querer tener cada vez más”, ha asegurado el Pontífice, destacando que la avaricia lleva “a la idolatría” porque es el contrario de lo “que hizo Dios con nosotros”.
“El apego al dinero destruye la fraternidad humana y corrompe a las personas”, ha sentenciado Francisco, que asimismo ha denunciado el gran número de familias que se ven destruidas por enfrentamientos a causa del dinero, que pone a “hermano contra hermano y padre contra hijo”.
Fuente: El Mundo.es