El Papa Francisco ordenó modificar las indicaciones litúrgicas sobre el ritual del lavado de los pies en la misa del Jueves Santo y abrió la participación en ese acto también a las mujeres.
La reforma fue introducida con una carta del pontífice dirigida al cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del Vaticano.
El Papa reconoció en la misiva que llevaba un tiempo reflexionando sobre el rito de la misa “in coena domini”, es decir, de la última cena, y pidió que se abra a todo el pueblo de Dios: hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, sanos y enfermos, clérigos y no.
“Dispongo, por lo tanto, que sea modificada la rúbrica (del Misal Romano), según la cual las personas elegidas para recibir el lavatorio de los pies deben ser hombres (adultos) o muchachos, en modo tal que de ahora en adelante los pastores de la Iglesia puedan elegir a los participantes en el rito entre todos los miembros del pueblo de Dios”, indicó.
“Se recomienda además que a los elegidos sea ofrecida una adecuada explicación del significado del rito mismo”, agregó en la carta Jorge Mario Bergoglio.
Debió pasar más de un año para que la congregación vaticana responsable emitiese un decreto que ponga en práctica la decisión del Papa.
El texto, firmado por el cardenal Sarah, lleva fecha del 6 de enero de 2016, mientras la carta de Francisco está fechada el 20 de diciembre de 2014.
Sobre ese retraso y ante la pregunta sobre si se debió a resistencias de algún tipo, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, explicó que las cuestiones litúrgicas “siempre tardan”, porque es necesario tiempo para las traducciones de textos y rúbricas.
“Ha sido publicado ahora en vista de la Semana Santa, tardaron un poco en publicarlo porque se trabaja en misales continuamente, que son traducidos, reformados, etcétera. Las conferencias episcopales serán informadas hoy de este cambio de modo que se volverá de uso común”, afirmó.
Recordó que el Papa, ya desde su tiempo en Buenos Aires, Argentina, y también en Roma, optó por lavarle los pies también a mujeres adultas y jóvenes.
El portavoz vaticano precisó que por tradición los hombres elegidos representaban a los 12 apóstoles en la última cena y, por lo tanto, el rito era primordialmente una imitación del gesto cumplido por Jesús antes de ser apresado.
“Pero el significado del lavado es la manifestación del amor de Jesús por todos hasta el final, más allá de que lo demostró a los 12 apóstoles, tuvo un valor universal”, indicó.
“El Papa dice que en la liturgia le demos a este gesto del amor de Cristo por todos la prevalencia sobre la imitación del gesto o el recuerdo histórico”, agregó
“A partir de ahora no deberán necesariamente ser hombres (adultos) o jóvenes, sino que pueden ser elegidos entre todos los miembros del pueblo de Dios. Y no es necesario tampoco que sean 12, puede ser un grupo, aunque esto ya era previsto. Lo que importa es el gesto y la expresión del amor de Dios por todos”, insistió.
Lombardi reconoció que para el Papa se trata de un rito “muy significativo”, porque cada año él lo realiza “con una intensidad muy evidente”.
En su primer Jueves Santo, pocos días después de ser elegido Papa, Francisco sorprendió a todos al realizar la misa “in coena domini” no en la Basílica San Juan de Letrán de Roma, como era costumbre, sino en la capilla de la cárcel de menores Casal del Marmo.
En esa ocasión lavó los pies de algunas muchachas, una de ellas de religión musulmana. El gesto le causó severas críticas de grupos tradicionalistas.
Esto no hizo cambiar de opinión al pontífice, que en 2014 realizó el lavado de pies en una casa de ayuda de la Fundación Don Gnocchi a las afueras de Roma.
Los 12 elegidos tenían entre 16 y 86 años, y entre ellos se contaban cuatro mujeres y un musulmán. En 2015 hizo lo propio con un grupo de presos y presas en la cárcel romana de Rebbibia.
Fuente: Notimex