El Partido Acción Nacional (PAN) dejó de ser “socialmente útil” y se convirtió en “un vergonzoso adicto al presupuesto público y al deleite del confort de las oficinas gubernamentales”, acusa Germán Martínez Cázares en su carta de renuncia dirigida al presidente “en turno” del Comité Ejecutivo Nacional, Damián Zepeda Vidales.
Exdirigente nacional del PAN, Germán Martínez renuncia a su militancia
“Al PAN ya no le duele el dolor de la pobreza, es un vergonzoso adicto al presupuesto público y al deleite del confort de las oficinas gubernamentales. Miseria política e inclemencia humana”, diagnostica Martínez en la carta que entregó en la oficialía de partes de la sede nacional de ese partido, que de inmediato comenzó a circular entre los dirigentes de la cúpula, que se sintieron irritados.
Aunque el expresidente del PAN había hecho pública su renuncia, hasta hoy la formalizó en una carta en la que argumenta las razones por las que aceptó ser candidato a senador por Morena y apoyar la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador.
Recordó que cumplió encomiendas desde la campaña presidencial de Manuel Clouthier, en 1988, pero “nada se me requirió ahora”, y reiteró que renunció a la presidencia del PAN después de que no obtuvo los resultados esperados y pese a que Felipe Calderón, a quien no menciona por su nombre, y gobernadores se lo pidieron.
“Me fui a pesar de los intentos del presidente de la República y de varios gobernadores por convencerme de permanecer en mi cargo. Tampoco me escudé en el contexto económico en el que se celebró aquella elección: la peor crisis económica que sufrió el país desde la Gran Depresión de 1929, que sin duda castigó al gobierno y a su partido. Aun así obtuvimos 27.9% de la votación nacional. De entones a la fecha, el porcentaje nacional de sufragios panistas sigue a la baja. Yo me hice responsable de aquellos resultados”.
Martínez afirma que se va del PAN “sin rencores y sin odios” y en su despedida recuerda que una de las tareas más satisfactorias de mi biografía blanquiazul fue coordinar, en el 2002, la redacción de la Proyección de los Principios de Doctrina de su partido.
“Llevé el documento personalmente a la revisión de Efraín González Morfín, uno de los panistas históricos más comprometidos con la justicia y la igualdad. Hoy ese partido arrinconó a González Morfín, olvidó su deber social, el adeudo con los menos favorecidos. Ya no tienen el coraje cívico para hacer valer la voz de aquellos descartables del mercado, que como no valen para el consumo, son irrelevantes para la política (Papa Francisco).
“Al PAN ya no le duele el dolor de la pobreza, es un vergonzoso adicto al presupuesto público y al deleite del confort de las oficinas gubernamentales. Miseria política e inclemencia humana”.
Más adelante, el fugaz secretario de la Función Pública del gobierno de Calderón y exdiputado añade:
“El PAN sí tiene ideas, pero con Ortega y Gasset sostengo que las ideas se tienen, pero en las creencias se está. No quiero contentarme con ‘tener’ guardada en un folleto mi idea de justicia y libertad, menos escucharla en un discurso hueco; quiero ‘estar’ en la creencia y colaborar en la construcción de un México más justo y más libre”.
Y ratifica: “No enterraré mis talentos para conquistar el Palacio Nacional dentro del movimiento de Andrés Manuel López Obrador, y alumbrar una nueva forma de manifestación partidaria del pluralismo mexicano”.
Y evoca a su maestro: “Al redactar este adiós me siento cerca de Carlos Castillo Peraza, también apartado sin ilusión de las filas de Acción Nacional. Para mí siempre ganó sus batallas culturales. Ahora también triunfa conmigo. Volvió a tener razón: El PAN dejó de ser socialmente útil”.
Fuente: Apro