La nación estará “fuera de las influencias geopolíticas inestables y los problemas comerciales”.
En una reciente entrevista al canal CNBC, la investigadora del proyecto The Floating Island (La Isla Flotante, en español) Nathalie Mezza-Garcia ha relatado sobre este futurista programa que se lleva a cabo en asociación con las autoridades de la Polinesia Francesa.
La iniciativa es un proyecto piloto de la compañía Blue Frontiers y el Instituto Seasteading (una ONG basada en California), que prevé la construcción de 300 viviendas en una isla artificial autogobernada que además dispondrá de su propia criptomoneda, el Varyon. Se espera que el mundo pueda ver la nueva ‘nación’ ya en el año 2022.
@CNBC also covered the floating island project. https://t.co/Bg0RwYO28w
— Leif Cid (@leifcid) May 21, 2018
Se estima que el coste de la construcción de la isla alcance los 50 millones de dólares, que se planean obtener mediante donaciones filantrópicas. Una de las personas que ya están contribuyendo es Peter Thiel, cofundador de PayPal, señala Mail Online.
“Es muy significante que este proyecto se esté probando en la Polinesia. Esta es una región donde la tierra se halla sobre el coral y desaparecerá con el aumento del nivel del mar”, comentó Mezza-Garcia.
La investigadora señaló que se tratará de un lugar ideal para los “refugiados climáticos”, así como una alternativa atractiva para aquellos que se sientan desilusionados por los sistemas políticos actuales, porque las futuras islas de este tipo que se creen serán diseñadas para operar como ‘centros comerciales’ que operen más allá de las regulaciones de los gobiernos existentes.
“Ello significa una estabilidad fuera de las influencias geopolíticas inestables, de los problemas comerciales y de las fluctuaciones monetarias. [La Isla Flotante] es una incubadora perfecta”, afirmó.
Además, en el futuro, cuando en la Polinesia haya cientos de islas autogobernadas, sus vecinos podrán viajar libremente de una nación flotante a otra.
Por ejemplo, si alguien no quisiera vivir bajo un gobierno particular, “podrá simplemente llevarse su casa e irse flotando hasta otra isla”, auguró Mezza-Garcia.