Con la captura de Miguel Ángel Treviño Morales (a) “El Z-40”, jefe de Los Zetas, acaba la línea de dirigentes históricos de esa organización delictiva y el mando natural recae ahora en Omar Treviño Morales, el “Z-42”, hermano menor y operador de confianza del capo aprehendido el lunes.
De Omar no hay suficientes datos disponibles para dimensionar la fortaleza de su eventual liderazgo, aunque se sabe que especialistas del gobierno en temas de seguridad lo sitúan en el mismo grado de violencia criminal que su hermano el “Z-40”.
Como muestra de su caracterización criminal, por Omar Treviño el gobierno mexicano ofrece una recompensa de 30 millones de pesos a quien proporcione información que conduzca a su arresto, y la administración federal estadunidense ofrece 5 millones de dólares.
Ahora, como ha ocurrido en casos similares, el cártel de Los Zetas está frente a un escenario de recomposición de su estructura, que previsiblemente no estará exento de convulsión y una posible revuelta interna por la disputa del liderazgo.
Adicionalmente, sus antiguos aliados y ahora rivales del Cártel del Golfo, además de otras poderosas organizaciones delictivas como el Cártel de Sinaloa, comandado por Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, están en posición de pelear territorios controlados hasta ahora por Los Zetas.
Estos ingredientes auguran un escenario de recrudecimiento de la violencia, fundamentalmente en la zona oriental del país, donde Los Zetas tienen amplios territorios copados por sus actividades ilícitas.
Los distintos niveles de gobierno conocen esa posibilidad, ante lo cual deberán estar preparados para garantizar la tranquilidad de los habitantes de esa región.
Fuente: Excélsior