La sed privatizadora del gobierno de Enrique Peña Nieto acaba de dar un golpe de magnitud vergonzante: pulverizó el decreto cardenista que a finales de los treinta dispuso que el Nevado de Toluca era ‘parque nacional’. Con la imposición de un nuevo decreto el presidente abrió la puerta, ni más ni menos, a la privatización de ese volcán con la finalidad de que la élite alpina del país, pero sobre todo la internacional, encuentre ahí hoteles de superlujo, clubes de golf, pistas de esquí y albergues exclusivos…
Por Rodrigo Vera/ Proceso
Toluca— El pasado 1 de octubre, mediante un decreto, el presidente Enrique Peña Nieto le quitó el rango de “parque nacional” al Nevado de Toluca, con lo que le abrió las puertas al Grupo Atlacomulco para que pueda manejar las 53 mil hectáreas de la zona y realizar finalmente las inversiones que desde hace años proyectó para ese bosque.
De esta manera el mandatario planea hacer realidad el viejo sueño de su tío Arturo Montiel, quien como gobernador del Estado de México intentó instalar en ese un centro internacional de esquí, un campo de golf, hoteles, restaurantes, centros comerciales y una zona residencial de lujo.
Montiel no logró realizar su proyecto privatizador porque se lo impedía el anterior marco jurídico: un decreto presidencial del general Lázaro Cárdenas de 1936 que declaró “parque nacional” al nevado y prohibió toda actividad que no se ciñera a la conservación forestal en esas tierras ejidales… Precisamente la disposición cardenista que derogó Peña Nieto.
No se sabe aún si el Grupo Atlacomulco volverá a retomar tal cual el proyecto de Montiel o si le hará modificaciones. Esa tarea se la encomendó principalmente a Ignacio Pichardo Pagaza, ex gobernador del Estado de México, quien actualmente preside una comisión con supuestos tintes ecologistas que apuntala las bases para diseñar el esquema empresarial requerido.
Arturo Chavarría Sánchez, presidente del Colegio de Arquitectos y Urbanistas del Estado de México, alerta:
“El decreto de Peña Nieto fue una decisión tomada por el Grupo Atlacomulco y su equipo de asesores. Es el marco jurídico que legitimará la privatización del Nevado de Toluca. Este grupo político empresarial mexiquense esperó obtener la Presidencia de la República para dar el paso que hoy se da con el decreto.”
–¿Cambiará el uso que se le venía dando a la tierra en esta zona?
–Sí, todo indica que así será. En enero de 1936 el general Lázaro Cárdenas expidió el decreto presidencial que le dio al nevado rango de parque nacional. Es una vasta extensión de más de 53 mil hectáreas, principalmente ejidales. Cárdenas, con un profundo sentido social, dispuso que los propios ejidatarios preservaran esta reserva forestal de la nación.
EPN REFORMA DECRETO
“Ahora, Peña Nieto reforma el decreto cardenista quitándole su condición de parque nacional y, por consiguiente, las restricciones que esto le acarreaba a la inversión privada. La decisión de Cárdenas respondía a una política democrática. En cambio, la de Peña Nieto obedece a una política neoliberal encaminada a hacer negocio con la tierra, sacarle la mayor rentabilidad posible. Obviamente que intentará cambiar radicalmente el uso del suelo para beneficio del Grupo Atlacomulco, al que pertenece.”
–¿Qué lo hace suponer tal cosa?
Chavarría se alisa la barbilla con los dedos. Responde luego con un esbozo de sonrisa:
“Mire, yo llevo varios años denunciando los abusos de los gobiernos mexiquenses. Sé muy bien cómo se maneja el Grupo Atlacomulco en cuestión de negocios inmobiliarios, acaparamiento de tierras y despojo a ejidatarios. Desde hace tiempo le tiene puesto el ojo al Nevado de Toluca. Y le pongo el ejemplo más a la mano; en 2003, el entonces gobernador Arturo Montiel, junto con el alcalde de Toluca, Armando Enríquez Flores, planeaban atraer una inversión de más de mil millones de dólares para crear ahí un centro turístico internacional. Hablaban de crear pistas de esquí en la nieve, de tender una autopista de cuota que subiría hasta los cráteres del volcán y de otras obras por el estilo. No lo lograron. Pero ese proyecto no se ha desechado del todo. Sólo se espera el momento propicio para implementarlo quizá con ciertos cambios.”
Alude Chavarría al Centro Internacional de Esquí del Nevado de Toluca, anunciado durante la toma de posesión de Enríquez Flores como alcalde de Toluca, el 17 de agosto de 2003. El proyecto —se detalló entonces— abarcaría 607 hectáreas del Nevado; contaría con 19 pistas para esquiar, con longitudes de 500 a mil 500 metros, y tendría una amplia y lujosa “villa alpina” con capacidad para albergar a 8 mil personas, además de un campo de golf de 27 hoyos. También tendría hoteles, restaurantes y centros comerciales.
Red empresarial
Los estudios de mercadotecnia calculaban que el centro atraería a 2.9 millones de esquiadores al año procedentes de distintas partes del mundo, y desde luego de México, con lo que se evitaría que los connacionales (alrededor de 600 mil al año) viajaran a Europa o a Estados Unidos para practicar este deporte de montaña, lo que, a su vez, impediría la fuga de divisas.
Durante el gobierno de Montiel, refiere Chavarría, algunos de sus funcionarios no sólo pedían que se privatizara el volcán Xinantécatl, nombre prehispánico del Nevado, sino otros parques mexiquenses. Afirma que entre estos servidores públicos destacaba el entonces subsecretario de Desarrollo Urbano, Jorge Jiménez Campos, hijo del exgobernador Jorge Jiménez Cantú.
En ese tiempo se manifestó un debate acerca de la viabilidad de las pistas de nieve en el Xinantécatl. Algunos las consideraban inoperantes porque, decían, hay etapas del año en que no hay nieve en el volcán, a diferencia de las montañas de Suecia, Suiza y Antártica, y de las situadas Colorado, Estados Unidos; proyecto este último que el plan mexicano intentaba imitar.
Con todo, otros decían tener la solución al problema: fabricar nieve artificial mediante la mezcla de agua con aire a presión.
Chavarría añade que mientras el Grupo Atlacomulco encontraba la manera de quitar la barrera del decreto cardenista que maniataba a la iniciativa privada, tendía carreteras y acaparaba terrenos en la zona circundante al Nevado. Explica:
“Con la intención de tener una mayor conectividad con el Nevado, los empresarios empezaron a construir grandes carreteras a su alrededor, entre ellas la autopista a Tres Marías o la que va a Valle de Bravo; pero igual comenzaron a levantar en la zona desarrollos habitacionales. Estos fraccionamientos están a la orden del día: pueden verse en proceso de construcción en las áreas circundantes de Calimaya, Zinacantepec o Tenango del Valle.
“Esas obras no las hacen de manera fortuita. ¡No, no! Responden a una ingeniería empresarial muy precisa que utiliza a las dependencias del gobierno estatal para su beneficio, particularmente a las áreas de Desarrollo Urbano y Ecología. Toda la red empresarial ligada al Grupo Atlacomulco siempre tuvo como meta poder invertir en el Nevado de Toluca. Lo veían como la cereza del pastel.”
–¿Qué características lo hacen tan apetecible?
–¡Hombre! ¡Su zona boscosa, el aire puro, el agua limpia, la belleza del paisaje… prácticamente todo! Es el lugar ideal para descansar. Hoy el decreto de Peña Nieto le entrega a la iniciativa privada estos atractivos naturales para que haga negocio con ellos. Así de sencillo.
Consummatum Est
Publicado en el Diario Oficial de la Federación el pasado 1 de octubre, el decreto consta de un considerando y 18 artículos. De entrada, dispone que se “reforma, deroga y adiciona” el decreto de Lázaro Cárdenas publicado el 25 de enero de 1936 con el que “se declaró Parque Nacional la montaña denominada Nevado de Toluca”.
En su artículo primero, el decreto de Peña Nieto le quita al Nevado el estatus de parque nacional para recatalogarlo como “área de protección de flora y fauna”, rango con el que la iniciativa privada ya puede realizar actividades para generar “riqueza”, siempre que preserve el medio ambiente.
En el artículo noveno, donde se enumeran las actividades que ya “podrán realizarse”, se incluye la “construcción y mantenimiento de infraestructura pública o privada”.
Y el artículo duodécimo detalla los requisitos que se necesitan para realizar “cualquier obra o actividad pública o privada”. Dice textualmente:
“Quienes pretendan realizar dichas obras o actividades deberán contar, en su caso y previamente a su ejecución, con la autorización del impacto ambiental correspondiente en los términos de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente y su Reglamento en Materia de Evaluación del Impacto Ambiental, independientemente del otorgamiento de permisos, licencias y autorizaciones que deban expedir otras autoridades conforme a las disposiciones jurídicas que correspondan”.
De 13 páginas, el decreto indica que su objetivo es “impulsar y orientar un crecimiento verde incluyente y facilitador que preserve nuestro patrimonio natural al mismo tiempo que genere riqueza, competitividad y empleo”.
Proyecto turístico
El paso siguiente que debe dar el gobierno es elaborar el Plan de Manejo para el Nevado de Toluca. Está obligado a especificar ahí las obras y actividades “públicas y privadas” que menciona en el decreto, así como las medidas para preservar la flora y la fauna de la zona. Debe, pues, detallar el proyecto turístico que se planea realizar, los empresarios que participarán y el monto de las inversiones, entre otros puntos. Y tiene de plazo un año para presentar el Plan de Manejo, según lo estipula la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente.
Por lo pronto, un viejo integrante del Grupo Atlacomulco, el ex gobernador Ignacio Pichardo Pagaza, está presidiendo la Comisión Estatal para el Rescate del Nevado de Toluca, cuyo supuesto objetivo es revertir el grave ecológico de la zona.
El pasado 28 de octubre, diagnosticó Pichardo:
“El Nevado de Toluca está gravemente enfermo, y si no se toman decisiones valientes y frontales como la que está asumiendo el presidente de la república, Enrique Peña Nieto, en poco tiempo entrará en un proceso de destrucción ambiental del cual no habrá retorno”.
Según el ex gobernador —calificado por algunos medios locales como “el abogado del Nevado”— las causas de la devastación del Xinantécatl son la tala ilegal de árboles que se perpetrado durante décadas, el pastoreo, las labores agrícolas y la construcción de viviendas.
Indicó que los ejidatarios y comuneros siembran cebada, trigo y papa, lo cual perjudicó gravemente al suelo, causando erosión y agrietamientos que han destruido grandes extensiones de tierra.
Al rescate
El gobierno del Estado de México y la delegación estatal de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) anunciaron que en diciembre próximo destinarán 45.1 millones de pesos para el “rescate” del Xinantécatl. Esos recursos, indicaron, se emplearán principalmente para labores de reforestación, pues se calcula que el volcán ha perdido el 50 por ciento de su masa forestal debido a la tala.
Pero Chavarría acota:
“Los ejidatarios no son los causantes del deterioro ecológico, provocado principalmente por la brutal tala de árboles. Pichardo Pagaza y el gobierno le están echando toda la culpa a los pobres. Pero mírelos como viven, vea sus condiciones de miseria”…
Mientras maneja su automóvil rumbo a la cima del volcán, el urbanista señala un puñado de endebles jacales de tablón situados a la orilla del camino. Un par de ancianos en harapos platican acuclillados frente a una choza, viendo a sus gallinas picotear el piso húmedo.
“Esta gente es quien, según Pichardo, deforestó miles de hectáreas. ¡Por favor! Para hacer eso se requiere maquinaria, aserraderos, camiones de carga, acceso a las autopistas, toda una red de distribución y, sobre todo, estar en contubernio con el gobierno”, dice.
Y asegura que los mismos gobiernos estatales propiciaron el deterioro del Nevado, a tal grado que, en 1982, cuando Alfredo del Mazo era gobernador, el Grupo Atlacomulco decidió de plano “levantar la veda forestal” y entrarle el mismo al negocio maderero, para lo cual creó la empresa gubernamental Protectora e Industrializadora de Bosques (Protinbos), dirigida por Mayolo del Mazo, primo de ese mandatario.
“Con Protinbos, el gobierno estatal usaba el pretexto de que sólo talaba árboles enfermos. Era común ver por las carreteras a los camiones oficiales transportando madera del Nevado. El gobierno vendía incluso pequeñas casas móviles de madera. Aquí y allá proliferaban los aserraderos; de manera que no fue una tala clandestina, sino más bien abierta y bien programada.”
Fuente: Proceso