El narco en series y telenovelas

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Por Florence Toussaint

La realidad permea la ficción televisiva. Gradualmente los temas álgidos, controversiales y fuera de la ley se van acomodando en el género televisivo más popular: la telenovela. A éste se agregan las series.

De ahí surgen nuevos perfiles, especialmente el anti-héroe materializado en un capo di capi cuyas fechorías más parecen hazañas de un singular empresario cuya rama de negocios se extiende de sur a norte del continente americano. La mancha que ensombrece al sujeto en cuestión es la violencia de su proceder. Dotado de inteligencia usa sus capacidades para insistir en crear riqueza, obtener poder y salirse con la suya. Casi siempre lo logra aunque para ello tenga que cometer asesinatos, secuestros, vilezas. Su gran apoyo es la corrupción de policías y políticos. Persigue a quienes lo traicionan y a sus enemigos con ferocidad. Al final le espera la cárcel o la muerte.

El asunto tomó auge en Colombia y enseguida se desplegó hacia las empresas televisivas de ese país, por tantas décadas sumido en la guerra en contra del tráfico de estupefacientes. Ahí se han generado más personajes de novela que en cualquier otro sitio. Las dos grandes productoras del género son Caracol Televisión y RCN. Ambas han hecho alianzas desde los años 90 con distintas empresas estadunidenses como Fox, Telemundo, Univisión y recientemente con Televisa y Azteca. Los convenios son de coproducción para distribuir o bien solamente difundir las series y telenovelas.

A partir de 2000, Caracol Televisión produjo El cártel y El cártel 2: la guerra total, basada en hechos reales que relata en un libro un extraficante llamado Andrés López López. Operación Jaque, mini-serie sobre el secuestro y liberación de Ingrid Betancourt. La viuda negra, tomada de una mujer líder de grupos que trasiegan droga, Griselda Blanco, conocida también como La reina de la coca. Esta fue una coproducción con EU y México. En estos días se anuncia ya su transmisión en el país. Escobar, el patrón del mal, realizada en 2009; con guión del mismo autor de El cártel y Las muñecas de la mafia.

Desde 2006 se hizo la primera versión de Sin tetas no hay paraíso, con tanto éxito que fue retomada por Telecinco de España y luego por una empresa mexicana. La trata de personas ha sido perfilada también en telenovelas colombianas como La promesa. La violencia de paramilitares en series como Tres caínes.

En México la señal abierta que ha dado espacio a este tipo de melodramas basados en hechos delincuenciales (en ocasiones realmente sucedidos en otras latitudes o inventados), ha sido Canal 28. Por ejemplo Fortuna, a cargo de la empresa Argos, construyó una narración sobre venta de droga, trata de mujeres, juegos de azar. O la reseñada en el número anterior de Proceso, Alias El Mexicano.

Fuente: Proceso

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