Nunca una fiesta deportiva tuvo tanta custodia policial. Más de 150.000 efectivos trabajarán para mantener la paz en las doce sedes del Mundial de Brasil, tres veces más que en el último campeonato de Sudáfrica, en 2010, donde fueron movilizados 53.000 agentes.
Las autoridades brasileñas, en el momento de máxima exposición internacional del país, dicen que han aprovechado la Copa del Mundo para integrar sus diferentes cuerpos de seguridad y modernizar sus equipos de mantenimiento del orden público. El objetivo es que ni las protestas sociales ni cualquier otro incidente impida el funcionamiento normal del Mundial de Fútbol. “Esa integración es el gran triunfo de este Mundial para nosotros”, afirmó este martes el director de la Secretaría Extraordinaria de Seguridad para Grandes Eventos (SESGE), Andrei Rodrigues, en la presentación del plan de seguridad nacional para el evento.
“El gran objetivo es que no suceda nada en los estadios”, recalcó en el Fuerte de Copacabana José Carlos de Nardi, Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, que confirmó el despliegue de doce batallones de contingencia listos para “garantizar la ley y el orden” en el caso de que cualquier imprevisto grave fuerce a los gobernadores estatales a solicitar su intervención urgente a la presidenta de la República, Dilma Rousseff.
Además de los 70.000 soldados y 60.000 policías de los diferentes cuerpos movilizados, 20.000 agentes de seguridad privada estarán presentes en los estadios, según confirmó el Director General de Seguridad del Comité Organizador Local, Hilário Medeiros. El subdirector de la Agencia Brasileña de Inteligencia, Ronaldo Belham, anunció que laFIFA ha reservado un número indeterminado de entradas en cada uno de los 64 partidos para agentes infiltrados entre el público, que informarán de “cualquier ocurrencia” antes, durante y después de los partidos.
El operativo militar incluye también la presencia (visible desde hace ya algunos días) de una fragata, una corbeta y varios barcos auxiliares en las cuatro ciudades marítimas que albergarán partidos: Fortaleza, Natal, Salvador de Bahía y Río de Janeiro.
Además de la protección de los estadios y sus inmediaciones (la gran preocupación del máximo responsable del Ejército), los soldados tienen encomendada la protección de 170 “infraestructuras críticas” para el correcto funcionamiento de los recintos deportivos (entre ellas, subestaciones eléctricas y centros de telecomunicaciones). Por si fuese poco, está prevista la instalación de baterías de misiles antiaéreos en las inmediaciones de algunos estadios, entre ellos el mítico Maracaná (como sucedió ya en los Juegos Olímpicos de Londres).
Las autoridades confirmaron que el presupuesto en adquisición de armamento y despliegue de las diferentes fuerzas se aproxima a los 2.000 millones de reales (900 millones de dólares), que quedarán como “legado para el país” una vez finalice la Copa.
Este martes, la selección inglesa atravesó la playa de Copacabana con un dispositivo que incluía una tanqueta militar, en una imagen que se repetirá numerosas veces con diversas selecciones durante el torneo. El subdirector de inteligencia explicó que han efectuado un “análisis de riesgo” de cada selección basado en cuatro índices: posibilidades de terrorismo, sensibilidad geopolítica, sensibilidad deportiva y carácter crítico de determinados partidos. Belham no quiso revelar el contenido del ránking y se limitó a señalar que Estados Unidos figura entre los siete equipos que recibirán mayor protección. Consultado después por este periódico, justificó su discreción en el “pandemonio” que se produciría si la clasificación fuese conocida en este momento.
La inversión de las Fuerzas Armadas, según el Jefe del Estado Mayor, ha permitido equipar al país con material de defensa ante ataques químicos, biológicos y radionucleares. Preguntado sobre si las fuerzas de orden público se han visto ya obligadas a abortar algún tipo de ataque o plan anti-Copa, afirmó que “hasta ahora todo va muy bien”. El jueves, día de la inauguración del Mundial, hay anunciadas diferentes marchas en varias ciudades del país Será el momento de comprobar si el “riesgo cero” prometido por el Comité Local Organizador es o no una exageración.
Fuente: El País/ Pedro Cifuentes