Marnie-Rae Harvey llora lágrimas de sangre. Y los doctores no saben por qué.
Tiene 17 años, vive en la localidad de Stoke on Trent –en el centro de Reino Unido– y no puede salir a la calle ni tener amigos, porque “siempre está encerrada en casa”.
Hasta ahora ha sido vista por ginecólogos, hematólogos, neurólogos y hasta pediatras para encontrar la causa médica detrás de su llanto de sangre. Pero nada.
“Me quema y cuando cubren mi pupilas, como ocurre usualmente con las lágrimas, no puedo ver“, le cuenta Harvey a la BBC.
Pero el sangrado no se limita a los ojos: también afecta las orejas, la nariz, la lengua y las uñas.
Una pequeña tos
Todo comenzó en marzo de 2013, la primera vez que Harvey tosió sangre.
Y así siguió: regularmente tosía sangre, pero no parecía nada grave, según le dijeron expertos.
Sin embargo, una mañana de julio de 2015 despertó con el rostro totalmente pintado de rojo: había sangrado desde sus ojos.
Sus padres llamaron una ambulancia. “Los paramédicos estaban consternados porque nunca habían visto algo semejante”, contó.
“Cuando llegamos al hospital me revisaron los ojos, pero no tenían ninguna anomalía. Había llorado sangre, pero el ojo estaba normal y los resultados del análisis de sangre también”, agregó.
Por las siguientes dos semanas sus ojos continuaron destilando sangre todos los días.
“Pero un día, mientras iba de compras, mis ojos y mis oídos comenzaron a sangrar. Tuve que llamar una ambulancia otra vez”, relató.
Los exámenes se multiplicaron y Harvey vio más especialistas que lo único que hallaron fue que su sistema inmunológico se había debilitado. Pero nada más.
La presencia de sangre en las lágrimas se llama Hemolacria, un padecimiento poco frecuente provocado por heridas, desorden en la glándula lagrimal o problemas de coagulación.
Pero los exámenes hechos a Harvey no indican ninguno de esos problemas.
Sangrar sin parar
El sangrado ha continuado y ella dice que ha tenido que poner su vida en espera.
“No logré aprobar los exámenes finales en el colegio, entonces no pude acceder a la universidad”, dijo.
E inevitablemente se ha convertido en un bicho raro.
“La gente solo se queda mirando fijamente, mientras yo apenas puedo caminar sin sentirme enferma”, contó Harvey.
“El otro día en el hospital había gente que intentaba tomarme fotos y decían cosas feas sobre mi cara”, agregó.
Y recientemente, los problemas han empeorado.
“Llevo 12 días sangrando sin parar y por todos los lugares a la vez”.
“Normalmente yo sangro por cinco minutos y se detiene por una hora. Pero ahora sangro por media hora y para por cinco minutos. Me siento enferma cinco veces al días”, relató.
Sudor y cambios de humor
“Los doctores pensaron que iba a ser un desorden en la sangre, pero ahora tengo una droga llamada Prostap 4 diseñada para que mi útero deje de trabajar y si es eso voy a tener que operarme por algo llamado endometriosis”, dijo.
Antes de aplicarle la inyección que contenía la Prostap 4, le advirtieron que había una probabilidad del 60% de quedar infértil.
“Me preocuparé de eso en el futuro, ahora quiero resolver esta dolencia”.
Harvey tiene hasta mediados de abril para saber si la droga funciona.
“No creo que funcione, porque es una droga para producir los efectos de la menopausia en el cuerpo. Y sí, tengo los síntomas, como sudar o los cambios de humor, pero sigo sangrando”, concluyó.
En su última visita médica le dijeron que sería referida a un dermatólogo, pero ella piensa que no tiene nada que ver con la piel.
“Cuando tengo la menstruación es cuando el sangrado se pone peor”.
Fuente: BBC