Los bloqueos de avenidas y ataques incendiarios por parte del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) de la última semana, y la llegada de un amplio despliegue de las fuerzas armadas, han dado un vuelco a la tranquilidad en la costa sur del occidental estado de Jalisco.
“La gente tiene miedo y prefiere no salir de sus casas”, dijo a Efe un habitante de Villa Purificación, el pueblo situado a unos 200 kilómetros de Guadalajara, la capital de Jalisco, donde el 1 de mayo un helicóptero militar cayó en llamas luego de ser impactado por un lanzacohetes RPG disparado por presuntos miembros del cartel, causando ocho muertos.
Un residente de unos 50 años, quien pide no revelar su identidad para evitar posibles represalias, afirmó que entre los habitantes reina el temor por nuevos“narcobloqueos” o por tiroteos como el que el 1 de mayo le costó la vida a un policía estatal.
El ataque del helicóptero se produjo en el inicio del “Operativo Jalisco”, con el que el Gobierno Federal busca desarticular al CJNG y capturar a su líder, Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”.
39 bloqueos en 25 municipios
Al operativo, el grupo criminal respondió con 39 bloqueos de avenidas y carreteras en 25 municipios, además de incendios de vehículos y negocios.
Desde ese viernes los poblados de Autlán, Casimiro Castillo y Villa Purificación, cercanos a la costa jalisciense, no son los mismos. La violencia los tomó por sorpresa.
Una fuente del gobierno municipal de Autlán, ciudad considerada la puerta de entrada a la costa sur de Jalisco, dijo a Efe que “la sociedad no se ha repuesto” de la violencia de generada por los narcobloqueos y “creen que pueden ser objeto del fuego cruzado“.
“Jamás en la historia de Autlán había ocurrido que quemaran un sucursal bancaria en el centro o bajaran a punta de pistola a los conductores de sus vehículos. La región era relativamente tranquila”, dijo Carmen Aggi, periodista de la región.
El temor se ha acrecentado con la llegada de centenares de militares y decenas de vehículos blindados y de artillería que, desde el arranque del operativo, se han desplegado en múltiples puntos de la carretera federal que lleva de Autlán al puerto de Melaque y al de Manzanillo, en el colindante estado de Colima.
Esta zona es identificada por el gobierno federal como uno de los puntos de operación más importantes del CJNG.
Aunque el gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, ha negado que el estado se esté militarizando, desde el miércoles las carreteras de la costa sur son vigiladas por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina con patrullajes, retenes y sobrevuelos.
Atemorizados por el despliegue de elementos
Algunos testigos del despliegue dicen que llegaron a la región entre 30 y 40 vehículos. Se trata de vehículos de combate altamente blindados, conocidos como Sandcat y Panhard, y con capacidad para portar metralletas y hasta lanzacohetes.
“La fila (de vehículos) llenaba todo el periférico, era uno tras otro. Cuando la gente ve esto lo que hizo fue resguardarse porque tiene miedo, creyeron que iba a empezar la guerra o un enfrentamiento”, dijo Aggi.
Si bien los operativos militares “son comunes” en la región, es inusual el número de soldados que esta vez se ve por las calles, según algunos habitantes consultados.
“Es intimidante. Escuchas a la gente y está como confundida, quiere saber por qué tantos marinos y soldados“, afirmó un joven habitante de Casimiro Castillo.
En esa región es un secreto a voces la presencia de los miembros del CJNG. Es común ver gente armada por las carreteras, que toma complicadas veredas para llegar a los ranchos internados en la sierra.
“Están en las calles pero no se meten con la gente”
“Por la comunidad es bien sabida” la presencia del cartel, dijo el joven, quien prefiere omitir su nombre, para luego explicar que si no los denuncian es porque “están en las calles pero no se meten con la gente, hay cierto respeto”.
“Si preguntas (por el pueblo) te van a decir que prefieren a los que están, porque no te cobran cuota de piso, no te extorsionan”, agregó una joven de Autlán.
Con todo, el inicio del “Operativo Jalisco” ha prendido focos rojos en la región. Los habitantes saben que en cualquier momento pueden ocurrir ataques como los del 1 de mayo.
“Claro que hay zozobra. Existe el temor fundado de que puedan repetirse este tipo de actos”, dijo el rector del campus Costa Sur de la Universidad de Guadalajara, Alfredo Ortega.
Los directivos del campus implementaron una estrategia de seguridad y comunicación con los estudiantes y los académicos que realizan investigaciones de campo en la sierra y en otras zonas “donde se habla de la presencia de grupos delictivos”.
El miedo llega también a los funcionarios municipales de la región. Casi todos declinaron hacer declaraciones porque “el pueblo es chico y todos se conocen”.
“Esto es parte de la función pública y solo nos queda encomendarnos a Dios“, afirmó una fuente del gobierno municipal de Autlán.
Fuente: 20minutos.com.mx