Para la Administración Antidrogas de Estados Unidos (DEA) no hay duda sobre cuál es el cártel del narcotráfico más fuerte de México y tampoco del poder de la persona que lo comanda: el de Sinaloa e Ismael El Mayo Zambada García.
Por J. Jesús Esquivel/ Proceso
“La amenaza más grande, la amenaza número uno es el Cártel de Sinaloa; la número dos es el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), con su líder El Mencho; pero (esta organización) es una gran amenaza porque está creciendo”, dice en entrevista con Proceso Polo Ruiz, agente especial a cargo (SAC) de la DEA por el distrito de Arizona.
En su amplia oficina en Nogales, Ruiz, uno de los agentes con mayor experiencia y conocimiento sobre el narcotráfico mexicano, habla sobre la reconfiguración de los cárteles tras la sentencia impuesta a Joaquín El Chapo Guzmán Loera en Estados Unidos.
Como SAC del distrito de Arizona, Ruiz tiene bajo su responsabilidad gran parte de la frontera sur de Estados Unidos: Arizona, Nuevo México y una parte de California.
La zona limítrofe entre Arizona y Sonora es una región tradicional para el trasiego de drogas ilegales procedentes de México, que durante años ha estado bajo el control del Cártel de Sinaloa, y en específico por parte de la fracción que controlaba El Chapo y ahora dominan sus hijos.
No es la primera vez que funcionarios y agentes de la DEA dicen a Proceso que pese al control y la ambición de poder de Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, el CJNG no ha logrado superar en poder operacional al Cártel de Sinaloa.
“Él siempre ha sido el jefe” del Cártel de Sinaloa, insiste Ruiz, en referencia al Mayo Zambada, durante una extensa entrevista concedida a este semanario.
En julio del año pasado y tras un largo juicio en la Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn, Nueva York, el juez Brian Cogan sentenció al Chapo Guzmán a cadena perpetua más 30 años de cárcel por trasegar toneladas de cocaína a Estados Unidos.
Con el castigo al líder de una de las fracciones que componen al Cártel de Sinaloa no sólo se eliminó al capo de la cúpula de poder, sino que se generó un reajuste en la organización criminal y una disputa con el CJNG que intenta apoderarse de las plazas que controlaba el Chapo.
Al reacomodo dentro del Cártel de Sinaloa y del trasiego de drogas en México por la caída del Chapo, el SAC de la DEA lo describe así:
“El Mayo siempre ha estado ahí, siempre ha sido uno de los líderes junto con El Chapo, pero los hijos (de Guzmán Loera) eran un grupo: Los Juniors; tenían poder, pero cuando su papá estaba en la cárcel y luego fue extraditado, empezaron a tratar de ganar El poder”.
Según el experimentado jefe de la DEA en Arizona, los hijos del Chapo Guzmán: Jesús Alfredo, Iván Archivaldo y Ovidio se confrontaron con quien fuera mano derecha de su padre, Dámaso López Núñez, El Licenciado, y el vástago de éste, Dámaso López Serrano, Mini Lic.
El agente de la DEA expone que El Licenciado y su hijo pensaron que con la eliminación del Chapo ellos podrían encumbrarse en el mando. No tomaron en cuenta la preponderancia del Mayo y su relación con los hijos de su compadre.
“Siempre hubo conversaciones entre los hijos del Chapo. Siempre ha sido así: los acuerdos. El Mayo es más calmado, más tranquilo; quiere negocios, no quiere calentar la plaza, nunca ha sido violento”, enfatiza el agente de la DEA.
Como parte de la explicación, el entrevistado recuerda que en 2016 los hijos del Chapo tuvieron varios enfrentamientos violentos con sus contrincantes, quienes deseaban apoderarse del mando de la fracción del cártel que quedaba descabezada.
(Fragmento del texto publicado en la revista Proceso, actualmente en circulación)