El proceso de juicio político contra la presidenta brasileña Dilma Rousseff quedó sumido en el caos el lunes después de que el presidente interino de la Cámara de Diputados anuló la votación de ese recinto que favorecía destituir a la mandataria, pero unas horas después se retractó.
La sorpresiva maniobra de Waldir Maranhao, presidente interino de la cámara baja, desató una tormenta de debates sobre la legalidad de la medida y sus posibles implicaciones, un estancamiento que probablemente tendrá que ser resuelto por la Corte Suprema del país.
Sin embargo, el jefe interino de la cámara de Diputados de Brasil reculó en su decisión de anular la votación sobre el juicio de destitución contra la presidenta Dilma Rousseff, después de que el Senado decidiera ignorar la sorpresiva medida.
El diputado Waldir Maranhao informó en un escueto comunicado difundido el martes de madrugada que “revocaba la decisión” de anular los acuerdos legislativos del 17 de abril en la que la cámara baja aprobó por arrolladora mayoría el proceso de destitución contra la mandataria de izquierda, según los principales sitios de noticias de Brasil.
Se esperaba que el Senado decidiera el miércoles si aceptaba el caso contra Rousseff y la enjuiciaba por presuntamente violar las normas fiscales en el manejo del presupuesto nacional. Si una mayoría simple de senadores decide que sí, Rousseff será suspendida del puesto y el vicepresidente Michel Temer lo asumirá hasta que se lleve a cabo un juicio.
El presidente del Senado, Renán Calheiros, dijo a sus colegas que tiene la intención de hacer caso omiso de la decisión de Maranhao y seguir adelante con el proceso de juicio político como estaba programado. Tachó la decisión de Maranhao de “jugueteo con la democracia”.
No está claro si el Senado podrá seguir adelante con el caso, ya que tanto el gobierno como la oposición probablemente apelarán la medida de Maranhao. Cuando menos, el proceso de juicio político podría ser retrasado algunos días.
Bajo las condiciones de la decisión del presidente de la cámara baja, ésta tendría cinco sesiones para efectuar otra votación sobre si se envía al Senado el proceso de juicio político contra Rousseff. La Cámara de Diputados votó por abrumadora mayoría el mes pasado para seguir adelante con el proceso y son esas sesiones del 15 al 17 de abril las que Maranhao anuló.
En declaraciones el lunes por la noche, Maranhao argumentó que el proceso de destitución estaba lleno de irregularidades, e incluía una violación a las normas, como por ejemplo que los líderes de los partidos les dijeran a sus miembros cómo votar.
“No estamos, y nunca estaremos, bromeando sobre cómo hacemos una democracia”, afirmó.
Rousseff ha estado luchando contra dicho proceso en el que se le acusa de violar normas fiscales, maniobra que según sus críticos fue un intento por apuntalar artificialmente la debilitada economía de Brasil.
La mandataria ha dicho que presidentes anteriores han realizado esas maniobras fiscales, y ha llamado al juicio político un “golpe de Estado” diseñado para sacarla del poder a ella y al Partido de los Trabajadores, al cual pertenece y que ha gobernado al país durante 13 años.
Rousseff reaccionó de manera cautelosa a la noticia cuando presidia un evento en Brasilia sobre educación, lo que pareció insinuar que no estaba al tanto del tema.
“Tenemos una difícil batalla que librar”, afirmó, al tiempo que exhortó a la prudencia, pues “vivimos en una época de argucias y engaños”.
Maranhao tomó las riendas de la Cámara de Diputados después de que el líder anterior, Eduardo Cunha, enemigo declarado de Rousseff y quien fue el motor detrás del juicio político contra la mandataria, fue destituido bajo acusaciones de corrupción y obstrucción a la justicia.
En un comunicado, Cunha calificó la medida de Maranhao como “absurda, irresponsable y contra las normas”. También despotricó contra los reportes noticiosos que insinúan que él podría haber ayudado a orquestar la decisión tras bambalinas en un intento de reafirmar el control sobre el proceso del juicio político.
El congresista opositor Pauderney Avelino dijo que, desde su punto de vista, el juicio político está ya fuera de la competencia de la Cámara de Diputados.
“La cámara baja ya no tiene nada qué hacer con ese proceso”, afirmó.
El líder de la Asociación de Abogados de Brasil, Claudio Lamachia, dijo que la organización ve esta decisión “con extrema preocupación”.
“Esta clase de acciones responden a los intereses del momento de ciertos grupos políticos, pero ignora las decisiones legítimas que ya se han tomado”, dijo Lamachia de acuerdo con un comunicado.
El Grupo Eurasia, una consultoría de riesgos políticos y económicos con sede en Estados Unidos, afirmó en un comunicado: “La decisión ciertamente tomó por sorpresa a la mayoría de los observadores, pero creemos que es muy improbable que se mantenga”.
“Pero de una forma u otra, lo más probable es que la Corte Suprema tenga que examinar el asunto”, señaló.
El juicio político ocurre en un momento en el que Brasil atraviesa su peor recesión en décadas, efectúa una enorme pesquisa por corrupción que ha llevado a la cárcel a altos y prominentes políticos y empresarios, y vive un brote del virus del zika.
Además, la ciudad estandarte del país, Río de Janeiro, se está alistando para ser sede de los Juegos Olímpicos.
El apoyo mayoritario que alguna vez tuvo Rousseff se ha erosionado con esta seguidilla de realidades, y sus índices de aprobación se han desplomado en meses recientes. Aunque las encuestas muestran un amplio apoyo al juicio político, también dejan ver un enorme miedo sobre quién reemplazaría a la mandataria.
Fuente: AP