Por Salvador Camarena
Los números no dejan espacio para duda: Jalisco es la nueva sede del infierno de las ejecuciones. De manera consistente, desde hace años se ha incrementado la tendencia de los homicidios en esa entidad. Pero en los últimos meses el ritmo se ha incrementado hasta llevar, según un recuento, a ese estado al cuarto lugar a nivel nacional en el número de homicidios ligados a la delincuencia organizada.
Tomemos para empezar el estudio de México Evalúa denominado “Indicadores de Víctimas Visibles e Invisibles de Homicidio”. En él se establece que “en Jalisco, el porcentaje de muertes por presunto homicidio que se atribuyen al crimen organizado pasó de 2.4 en diciembre de 2006 a 68.4 en agosto de 2010”. El mismo reporte señala que entre 2001 y 2008, la tasa de homicidios en Jalisco por cada 100 mil habitantes fluctuó entre 6.1 y 7.7 muertes. El año siguiente ese promedio se disparó a 9.4 muertes por cada 100 mil personas, y de ahí a 14.7 en 2010 y finalmente a 20.5 en 2011, último año que detalla ese documento.
Sin embargo, estadísticas dadas a conocer el día de ayer deberían encender las alarmas sobre lo que está ocurriendo en Jalisco y en su zona metropolitana capitalina. “El mayor aumento en los homicidios ocurre hoy en Jalisco y en el centro del país”, destaca el especialista Eduardo Guerrero Gutiérrez en la revista Nexos que comenzó a circular el día de ayer.
En un artículo titulado “Nuevas coordenadas de la violencia”, Guerrero Gutiérrez destaca que entre el último semestre de Felipe Calderón y el primero de Enrique Peña Nieto en Jalisco los homicidios aumentaron 19.3 por ciento, al pasar de 424 a 506 muertes violentas relacionadas a la delincuencia organizada, según el recuento de Lantia Consultores, presidida por el mismo autor.
Guerrero Gutiérrez hace un corte por zonas metropolitanas, y ahí la de Guadalajara es la que más aumento tuvo entre el último semestre calderonista y el primero del peñismo: pasó de 279 a 326 homicidios, es decir 47 asesinatos más.
Esta es la advertencia de Guerrero Gutiérrez: “La tendencia de aumento de las ejecuciones en la zona metropolitana de Guadalajara (la segunda con mayor población del país) constituye el principal foco rojo en materia de violencia vinculada con el crimen organizado. Durante el último trimestre del gobierno de Calderón y los dos primeros de Peña Nieto, en dicha zona se registraron cifras de ejecuciones sin precedentes. El principal factor que propició este escalamiento fue la escisión del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) del Cártel de Sinaloa”.
De hecho, los reportes mensuales de Lantia Consultores ya permitían advertir cómo Jalisco pasó en los últimos seis meses del quinto al cuarto sitio en número de ejecuciones, sólo por debajo de Chihuahua, Guerrero y Sinaloa (estos tres estados se alternan mes a mes en el top tres de ejecuciones).
La violenta escalada que asuela la zona metropolitana comenzó en enero, cuando Guadalajara y Zapopan, con 18 y 17 asesinatos en ese mes, se colaron a la lista que Lantia realiza de los municipios con más ejecuciones. El ritmo ya no paró: en febrero hubo 14 y 17 homicidios, respectivamente; en marzo 18 y 24; en abril los zapopanos vieron descender los homicidios pero Guadalajara registró 29, con lo que fue el cuarto municipio con más ejecuciones y, finalmente, en mayo Zapopan registró 19 homicidios y Guadalajara 18, 37 homicidios en la misma zona metropolitana, lo que superó a las ejecuciones de ese mes en Ciudad Juárez.
Último dato sobre este panorama de horror. Si lo que se miden son las desapariciones, conviene citar a Diego Petersen, periodista de aquella entidad quien en su columna En tres patadas, el jueves pasado reportó que un estudio destaca que “Jalisco es el lugar seis en el país, con 37 desaparecidos por cada 100 mil habitantes, detrás de Quintana Roo (74), Tamaulipas (55), Sinaloa (51), DF (50) y Coahuila (48)”. Pero, y siempre según Petersen, “visto por municipio la cosa es mucho más preocupante, pues hay cinco de Jalisco en el top 20 de los que tienen más alta incidencia por cada 100 mil habitantes: Chimaltitán (lugar 6), Magdalena (7), Santa María del Oro (13), Pihuamo (17) y Puerto Vallarta (18)”.
Ahí están los datos. Sin embargo, por alguna extraña razón Jalisco no aparece a menudo en las páginas de los diarios o en espacios estelares de los medios electrónicos, no hablamos de esa entidad y su violencia como sí lo hacemos frecuentemente sobre Chihuahua, Sinaloa o Guerrero, estados que justamente son motivo de preocupación. Jalisco, apenas un escalón debajo de esas entidades violentadas, parece no importarle a nadie, y antes que a nadie a mis paisanos. A pesar de que el infierno lleva meses ahí, sino es que años.
Fuente: Sin Embargo