Se sabía que el cineasta -creador de hitos como A Clockwork Orange o Barry Lyndon– había escrito una adaptación de la novela del austríaco Stefan Zweig, Ardiente deseo (1911), en 1956, si bien el material se daba por perdido, ya que no se encontró en sus archivos.
Sin embargo, el texto estaba en poder de “uno de los hijos de un colaborador” del estadounidense -que quiere permanecer en el anonimato-, explicó Abrams, que contactó directamente al experto tras darse cuenta “de su significado”.
“Estuve encantado de recibirlo. Es una pieza perdida del puzzle Kubrick“, relató sobre el material, que el creador coescribió con el novelista Calder Willingham.
El guion, realizado después de su segundo largometraje de ficción, The Killing(1956), ha sido descrito como Lolita a la inversa, la novela de Vladimir Nabokov sobre un hombre que intenta seducir a una adolescente y se casa con la madre de la misma, una historia que el director adaptó en 1962.
“Se podría decir que quizá este guion impulsó su interés por Lolita. Creo que los temas del matrimonio, la fidelidad, el adulterio y el triángulo freudiano entre madre, hijo y padre son lo que lo atrajeron de ambos proyectos”, valoró.
Y es que, Ardiente deseo relata cómo un hombre se acerca a un niño de doce años para entablar una relación con su madre, objeto último de sus anhelos.
“Nadie sabe exactamente por qué se abandonó. Quizá no era lo suficientemente complejo, dependiendo de una sola gran trama”, explicó Abrams, aunque las leyes de producción de Hollywood sobre lo que se podía mostrar en pantalla o la relación con su productor son otros motivos que podrían justificarlo.
“Se podría dibujar un hilo conductor desde Ardiente deseo hasta Lolita, Barry Lyndon, The Shining y, por supuesto, Eyes Wide Shut“, agregó sobre el lugar que tendría el material dentro del universo del cineasta, que solo filmó trece largometrajes.
Sobre el grado de precisión del guion en cuanto a planificación del rodaje, Abrams indicó que hay “algunos detalles limitados, pero vagos, sobre los tiros de cámara (el tipo de plano escogido)”, y señaló algunos ejemplos de lo que se puede leer en las páginas, como “otro ángulo” o “primer plano de antiguo cartel de moda”.
El material consta de unas cien páginas y Abrams considera que sería posible que alguien rodara un largometraje. Aunque afirmó que “solo Kubrick debería filmar un guión de Kubrick“, precisó que eso no significa que “no se pueda hacer una película” a partir del texto.
Curiosamente, Andrew Birkin, que trabajó como ayudante del cineasta en 2001: A Space Odyssey (1968), dirigió su propia adaptación de la novela de Zweig en 1988, titulada Secreto en llamas, con la actriz Faye Dunaway como protagonista y con un guion escrito por él mismo.
Sobre el vínculo que pueda tener esta ficción con Kubrick, Abrams aseguró que está “intentando averiguarlo”, puesto que “la coincidencia es demasiado grande”, pero no tiene ninguna certeza.
El docente explicó que la fascinación del público con el creador, que falleció en el Reino Unido en 1999 antes de finalizar la versión definitiva de Eyes Wide Shut, se debe a que “sus películas son ricas intelectualmente y están llenas de referencias”.
“A medida que sabes y aprendes, puedes ver más. No nos decía qué pensar, nos decía que sacáramos nuestras propias ideas”, sostuvo profesor, para quien todavía queda mucho por descubrir sobre el cineasta.
“No se trata simplemente de los materiales ‘perdidos’, sino también de centrarse en los aspectos menos populares de Kubrick, como su judaísmo. O sus primeros matrimonios. Los académicos se han ocupado poco de sus primeros filmes y su fotografía”, lamentó.
El guion, cuyo propietario espera vender a algún interesado, constituye una pieza más en el puzzle de los proyectos perdidos de Kubrick, que incluyen su deseo de dirigir una superproducción biográfica sobre Napoleón, y arroja nueva luz sobre lo que se sabe del maestro británico.