Las protestas contra el ‘fracking’ o fractura hidráulica, la polémica técnica de extracción de gas, aumentan en Reino Unido y EE.UU. a medida que se intensifican los daños ambientales causados por esta técnica, que tiene el beneplácito de petroleras y políticos de ambos países.
El ‘fracking’ consiste en la inyección en el subsuelo de grandes volúmenes de agua a profundidades superiores a los tres kilómetros para poder liberar el gas subterráneo. Los expertos prevén que en 2040 la cantidad de gas obtenido por este método superará a los volúmenes extraídos mediante el resto de técnicas existentes. Es por ello que tanto empresas como políticos de todo el mundo se han mostrado decididos a apoyar esta forma de extracción.
Una técnica, que, si bien podría, según los expertos, multiplicar por seis las reservas recuperables mundiales de crudo, hasta alcanzar los 10,2 billones de barriles en un futuro próximo, ha provocado las airadas reacciones de miles de ciudadanos en países como Reino Unido y EE.UU.
Así, alrededor de 200 manifestantes anti-‘fracking’ fueron arrestados esta semana por la Policía en las inmediaciones de una exploración petrolera en el pueblo de Balcombe, en el sur de Inglaterra. Los motivos de las protestas son las consecuencias que está teniendo para el medio ambiente la extracción de recursos mediante el sistema de fractura hidráulica, según denuncian habitantes de la localidad, que nombran la contaminación de los ríos y un incremento de la actividad sísmica como algunos de los daños ambientales de los que están siendo testigos.
Los terremotos empezaron 13 días después de iniciarse el bombeo y cesaron al poco de cerrar el pozo
“Hay muchas pruebas que confirman que [el ‘fracking’]perjudica el medio ambiente, pues la actividad sísmica se ha disparado y el agua está contaminada; y el origen de todo ello es esta industria”, dijo uno de los asistentes a la protesta. “Es una locura que se permita seguir adelante con esto, en vez de invertir en tecnologías renovables seguras”, concluyó.
Mientras las compañías petroleras que utilizan este método de extracción sostienen que las consecuencias ambientales no están demostradas, investigadores de la Universidad de Columbia, en EE UU., analizaron recientemente el caso de la ciudad de Youngstown, en Ohio, donde, después de realizarse actividades de inyección de fluidos de desecho en un pozo durante un año, se registraron 109 terremotos.
Según el científico, “los terremotos empezaron 13 días después de iniciarse el bombeo y cesaron al poco de cerrar el pozo”.
Y es precisamente en EE.UU. donde la intranquilidad por esta práctica está generando mayores reacciones en la sociedad civil, alarmada ante desastres como el de Bayou Corne, Luisiana, donde un gigantesco sumidero “provocado por la extracción de gas”, según denuncian los afectados, engulle lentamente este pueblo.
Hechos como este han llevado tanto a organizaciones medioambientales como sociales del país a lanzar una campaña contra este método, en el marco de la cual harán llegar al presidente Barack Obama una carta exigiendo que se prohíba el ‘fracking’ como técnica para la obtención de gas y petróleo.
Fuente: Actualidad RT