Donald Trump, el aspirante republicano a las primarias a la Casa Blanca, tras explicar en su presentación que quería expulsar de Estados Unidos a cerca de once millones de inmigrantes sin papeles -su inmensa mayoría latinoamericanos-, explicó que Estados Unidos “tenía que apostar por el inglés”. “Los inmigrantes tienen que aprender inglés, no puede ser que haya inmigrantes que solo hablan en español en nuestro país”, aseveró.
Pues bien, aún no ha dado tiempo a la respuesta social -sí política, gracias a que hay varios aspirantes republicanos que, o son de origen latino o hablan español, como Jeb Bush, Marco Rubio y Ted Cruz-, pero no hace falta. El español es el idioma de moda en Estados Unidos, como en muchas partes del mundo.
La semana pasada, la Fundación Telefónica presentaba en Nueva York y en Boston el último volumen de los nueve que ha dedicado a estudiar académicamente el español y su impacto económico en el mundo. El Instituto Cervantes, con su director Ignacio Olmos, era el encargado de presentar una mesa de lujo: Emilio Gilolmo, presidente de la Fundación Telefónica, Rebeca Grynspan, actual secretaria general iberoamericana y Gustavo Arnavat, consejero del presidente Barak Obama para asuntos latinos y asesor de Hilary Clinton en su campaña hacia la Casa Blanca, además de consultor. A ellos les acompañaban los académicos José Luis García Delgado, José Antonio Alonso y Juan Carlos Jiménez.
“El español es la única lengua del mundo integradora. Tenemos un solo idioma, las mismas reglas ortográficas, un diccionario único, y los habitantes de 22 países distintos nos entendemos perfectamente desde hace siglos”, decía la exvicepresidenta costarricence. “No hay otro idioma igual. A lo largo de los siglos, en vez de desintegrarse, el español de 22 países, con sus características propias, se ha ido integrando de manera natural, lo que nos convierte en una potencia mundial. No solo por los 550 millones de hispanohablantes de que hay en el mundo, sino por su valor unificador y expansivo”, apuntaba.
Y nada más cercano a la realidad. Los datos financieros que ofrece el estudio son apabullantes. Como si de una empresa se tratase, el español SA, el informe Valor económico del español explica cómo a igual empleo, el saber otro idioma y el español implica un salario hasta en un 30% superior. En el caso de EEUU, hasta un 10% superior, y creciendo. “Es muy interesante la evolución de la comunidad latina en Estados Unidos – fundamentalmente la mexicana- , que de negar el español para integrarse en inglés, ha pasado a desarrollar todo un movimiento social, empresarial e incluso publicitario y de medios de comunicación que está poniendo en valor el español, que ya es mucho mas que un niño de mercado”, dijo García Delgado.
De hecho, para el 2050 habrá sesenta millones de hispanohablantes en Estados Unidos, educados, de clase media y de tercera generación en su gran mayoría, que tienen en los dos idiomas un valor competitivo extraordinario. La renta per cápita de los latinos en USA ya duplica de media la renta per cápita de sus países de origen, y seguirá creciendo.
El numero de latinos en los EEUU es significativo, y esta creciendo a una tasa por encima de la población en general. Esta comunidad comparte una cultura y un lenguaje, lo cual simboliza una oportunidad para cualquier empresa que pretende comercializar y vender bienes y servicios a la misma.
El 7% de la población mundial habla español. Esta cantidad se traduce en el 10% del PIB global actual. Si nos fijamos en España, el valor económico del intangible del idioma es más o menos del 16% del PIB.
“El español es como si fuera una moneda. Esta lengua multiplica por cuatro los intercambios comerciales, y hasta en siete veces las inversiones financieras en los países que comparten la misma lengua”, dijo el profesor García Delgado. Y apuntó: “La comparación entre el efecto que el español y el ingles tienen en los flujos comerciales bilaterales de los países se hace del siguiente modo: se estiman los flujos bilaterales y se tratan de explicar esos flujos en función del tamaño de las economías afectadas y de los costes asociados a esas transacciones. Además, se incorpora una variable para saber si los interlocutores comparten el mismo idioma, y si ese idioma es el español o el inglés (para simplificar no se estimaron el resto de los idiomas).
Dependiendo del signo y el valor del coeficiente atribuido al idioma se ve el impacto que tiene en el comercio. En ambos casos, inglés y español, la comunidad de lengua tiene un impacto positivo, pero es mayor en el caso del español. Este resultado es muy dependiente de la propia madurez de los procesos de internacionalización de las economías hispanas y anglosajonas. Cuando tú empiezas a internacionalizarte, lo haces en las economías que te resultan más conocidas (y aquí el idioma juega un factor relevante); a medida que consolidas tu proceso de internacionalización, te expandes a más mercados, y el idioma empieza a perder parte de su peso. Esto es, en mi opinión, lo que pasa con el español y el inglés”, apuntó.
Para Gustavo Arnavat, es “evidente el valor intrínseco del español. Aquí estamos un español de España, una mujer de Costa Rica y yo, cubano, y nos entendemos perfectamente. Nuestra forma de expresarnos, vía nuestra lengua, es mucho más que un código de signos, es también una forma de vida que enriquece, en éste caso, a los estadounidenses”. El numero de latinos en los EEUU es significativo, y esta creciendo a una tasa por encima de la población en general. Esta comunidad comparte una cultura y un lenguaje, lo cual simboliza una oportunidad para cualquier empresa que pretende comercializar y vender bienes y servicios a la misma.
“El bilingüismo en los EEUU esta radicado en una realidad demográfica: los mas de 55 millones de habitantes de descendencia hispana que enriquecen el país. Muchos de ellos están justificadamente orgullosos de sus orígenes y quieren mantener su lengua, al mismo tiempo que aprendan y usan el ingles. Cualquier sugerencia que se deben hablar menos idiomas es un disparatado”, sostiene Arnavat.
Y es un idioma tan integrado que, por ejemplo en Brasil, cuando en la televisión ponen películas portuguesas, las subtitulan. “Esto no sucede con el español”, apuntó Grynspan.
“Nosotros decidimos la apuesta por Latinoamérica en la década de los 2000, y fue la mejor decisión que pudo tomar Telefónica. No solo por la facilidad para integrar personas y equipos directivos, sino por cercanía cultural. El español es para Telefónica uno de sus grandes activos”, aseguraba Ignacio Gilolmo. “Era evidente que además de los lazos culturales, había que cuantificar el valor de tener una misma lengua que nos facilitaba a todos la integración a un menor coste y mucho más eficiente, y eso es lo que hemos querido hacer con este trabajo, el más extenso publicado sobre el impacto económico de nuestra lengua”, puntualizó.
Fuente: The HuffingtonPost