El contenido vuelve a generar interés, pero para triunfar hay que “diferenciarse” con información que no esté al alcance de todos, dijo a Efe Michael Maness, vicepresidente de innovación de la Knight Foundation, la mayor organización filantrópica en el área periodística.
“Vemos renacer un interés en nuevas empresas de contenido como Upworthy o BuzzFeed”, explicó Maness, quien cree que el que el fundador de Amazon Jeff Bezos comprase el diario The Washington Post es sintomático también de esa tendencia.
“Representa un giro frente a hace tres o cuatro años, cuando la gente abandonaba los proyectos de contenido y existía la percepción de que no se podían conseguir ingresos en ese terreno”, añadió Maness, quien destacó que hay nuevas empresas valoradas en decenas de millones de dólares en las áreas de información y contenido.
Maness recomienda, eso sí, no concentrarse en el tipo de información que puede procesar un robot o un algoritmo: “Si un robot puede hacerlo probablemente no deberíamos de tener a un periodista haciéndolo”.
Los “robots periodistas” saltaron al primer plano de la actualidad el mes pasado, después de que “Quakebot”, un algoritmo diseñado por un desarrollador del diario Los Angeles Times, diese la exclusiva de un terremoto en Los Ángeles.
Ese tipo de algoritmos se usan también para la cobertura de información deportiva.
“El destinar horas y personas al tipo de información que puede recopilar un robot o un algoritmo no es un buen uso de los recursos”, afirmó Maness, quien insiste en que con esa estrategia no se puede diferenciar una marca.
“Si la información está ampliamente disponible, uno no podrá encontrar publicidad que la acompañe. No es nada que lo distinga a uno lo suficiente como para lograr ingresos”, afirmó el vicepresidente de la Knight Foundation, que destina 30 millones de dólares anuales a la financiación de proyectos periodísticos.
“Nuestro papel es asegurarnos de que estamos mirando al futuro y que impulsamos la investigación y el desarrollo”, explicó Maness, quien dice que, a diferencia de otras industrias, los medios no han destinado tradicionalmente un 10 % de sus ingresos a la investigación y el desarrollo.
“Estamos en una especie de túnel del que se necesitan antorchas para salir y nosotros ayudamos a esas antorchas con la esperanza de que alguna de ellas sea lo suficientemente brillante para iluminar la salida y que volvamos a crecer”, explicó.
De las grandes tendencias internacionales en innovación mediática, Maness destacó los proyectos para “entender, mapear y visualizar las estructuras de poder”.
Como ejemplo, citó el caso de Poderopedia en Chile, un proyecto que busca interconexiones entre personas en el poder político, financiero y otras áreas.
A esa tendencia se suma el uso de sensores, como los que se emplearon para la medición de la calidad del aire tras el accidente nuclear en Fukushima, en marzo de 2011.
Maness aseguró que la de Fukushima fue una iniciativa “muy periodística” porque en ese momento no había muchos recursos periodísticos a los que la gente pudiese acudir para comprobar los niveles de radiación.
“Creo que veremos muchas más iniciativas como esas”, predijo el experto en innovación, quien cree que el uso de sensores permite llenar vacíos en el campo de la información.
El creciente uso del móvil como una plataforma para publicar contenido, algo especialmente cierto en regiones como África o países como India, así como entre los hispanos que viven en EE.UU., es otra tendencia destacable.
El vicepresidente de la Knight Foundation tiene también consejos para los periodistas que quieran aventurarse como emprendedores: “Que no se lo tomen a la ligera, (…) que no piensen que lo que están haciendo es tan importante que todo el mundo lo descubrirá”.
En lugar de eso, sugiere a los periodistas con espíritu emprendedor crear un equipo, aunque sea pequeño, que incluya alguien que entienda el contenido, un tecnólogo y alguien que se concentre más en el desarrollo del negocio.
“Los nuevos proyectos periodísticos con más éxito suelen empezar con alguien fuerte en tecnología y desarrollo de negocio. Esos proyectos lograron más ingresos y llegaron más lejos que los que no optaron por esa vía”, concluyó Maness.
Fuente: EFE