El director del Laboratorio de Microbiología del Hospital San Raffaele de Milán, Massimo Clementi, uno de los máximos expertos italianos en la primera línea de la pandemia en su país, lideró un estudio científico en el que se ha comprobado que la carga viral que tenía el SARS-CoV-2 -nombre técnico del nuevo coronavirus- a principios de marzo ha disminuido, publica el diario El Mundo.
El trabajo comparó la ”carga viral” – la concentración del virus- de 100 pacientes ingresados en el hospital en los primeros 15 días de marzo con la de 100 pacientes llegados a finales de mayo. “La cantidad de virus presente en los pacientes que nos han llegado de mayo es enormemente más baja frente a los que ingresaban en marzo”, informó.
Este fenómeno, según el italiano no sé da sólo en su país sino en prácticamente todo el mundo, incluso en zonas como Florida “donde el confinamiento ha sido mucho más suave que en España e Italia” está ocurriendo esto, “alguien ha dicho que es como si el virus hubiera envejecido”.
“Ya son varias las semanas en las que los clínicos de nuestro hospital nos indican a los virólogos, que el cuadro clínico está cambiando. Ya no llegan pacientes que necesitan inmediatamente entrar en la UCI y respiración asistida”, reveló el experto.
Clementi explicó en diálogo con El Mundo que esta diferencia no se debe a una mutación sino que es como si hubiese una “adaptación” al nuevo huésped que somos los humanos. Además, explica que este puede ser “un dato muy positivo de cara al futuro” porque es posible que en el caso de una nueva oleada “el virus sería mucho menos agresivo”.
Con las nuevas observaciones, al experto le preocupa más una nueva epidemia por un nuevo virus que la evolución de la pandemia actual “destinada a apagarse”.
“La replicación es un elemento fundamental para un virus. Éste infecta para poder replicarse en las células del huésped. Si esta acción, como observamos, no ocurre de manera eficiente, puede deberse a varios motivos. Podría ser a causa de una mínima mutación genética que todavía no vemos y que quizás veamos en el futuro próximo. O por cualquier otro factor que no favorece la infección violentísima que veíamos al principio”.
“En la primera fase hacía mucho más daño porque había llegado a un huésped, el ser humano, que para él era desconocido. Ahora hay una adaptación, de uno con el otro. Es posible que este sea un dato muy positivo de cara al futuro. Porque, aunque en los próximos meses el SARS-CoV-2 se reactivase, el virus sería mucho menos agresivo”, adelantó.
Y agregó: “Se trata de una diferencia absolutamente macroscópica. Pero no tiene nada que ver con la inmunidad de rebañp. La debilidad del virus es algo independiente del hecho de que se pueda desarrollar inmunidad contra él. Se trata, como le decía antes, de una adaptación del SARS-CoV-2 a los seres humanos”.
Fuente: Infobae/ El Mundo