El control de la Guardia Nacional pasa a la Sedena

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Con el voto de Morena y sus aliados y luego de un largo y accidentado debate, que llegó al insulto y la descalificación, el Senado aprobó esta madrugada la minuta que deja en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) el control operativo y administrativo de la Guardia Nacional (GN) y la remitió al Ejecutivo federal para su promulgación.

La votación en lo general fue de 71 a favor, 51 en contra y una abstención, esta última del coordinador de Morena, Ricardo Monreal, quien tampoco participó en el debate y había expresado con anterioridad que se requería una reforma constitucional, no las modificaciones a leyes secundarias propuestas por el Presidente aprobadas anoche.

Durante más de 12 horas, 60 oradores subieron a tribuna y los senadores de Morena se confrontaron con una oposición que en todo momento insistió en que con esa reforma se avanza a la militarización del país. Priístas, panistas, perredistas y legisladores de MC aprovecharon además para criticar la política de seguridad pública del gobierno federal e incluso la actuación de las fuerzas armadas.

La presidenta de la Comisión de Justicia, Olga Sánchez Cordero, recalcó, al presentar el dictamen, que la reforma no significa “un cheque en blanco” para la Guardia Nacional y sus mandos, ya que la corporación deberá rendir informes oportunos y amplios al Senado, cámara que deberá seguir su desempeño.

Igualmente, el también morenista Rafael Espino de la Peña, presidente de la Comisión de Estudios Legislativos Segunda, resaltó que no es ajeno a los cuestionamientos de legalidad de la propuesta, pero consideró prioritario “apoyar al Ejecutivo federal en estos ajustes operativos de la GN, que es el instrumento primordial con que se cuenta hoy para las tareas de prevención del delito, preservación de la seguridad pública, recuperación de la paz y el combate a la delincuencia en todo el país”.

Sin embargo, legisladores de PAN, PRI, PRD, MC y Grupo plural insistieron en que se da un poder desmedido al Ejército. La priísta Beatriz Paredes sostuvo que “no se deben generar tentaciones que en México no existían” y su compañera de bancada Claudia Ruiz Massieu recalcó que sólo se logrará desgastar a las fuerzas armadas al dejarles las tareas policiacas.

El panista Julen Rementería, que de entrada propuso posponer el debate y acudir a parlamento abierto, acusó luego ante el pleno al Ejecutivo federal de querer dejar la responsabilidad de “su fallida estrategia” al Ejército.

El coordinador de MC, Clemente Castañeda, insistió en que por esta reforma, que “desnaturaliza y debilita” a las fuerzas armadas, López Obrador no se equipará a Juárez y Cárdenas, “sino a Díaz Ordaz y Echeverría”.

Germán Martínez, del Grupo Plural, advirtió que tal como lo determinó Benito Juárez, no se debe dar todo el poder al Ejército y desde el pleno sostuvo que, así como “hay militares leales a la República”, también hay “hijos de la chingada”.

Ante ello, el senador morenista Navor Rojas Mancera lamentó el tono peyorativo con que la oposición se refería al Ejército y dejó claro que en el gobierno de López Obrador las fuerzas armadas no se utilizan para masacrar al pueblo, como se hizo en gobiernos anteriores, sino para alcanzar la paz y la seguridad.

Igualmente, el senador del PT Gonzalo Yáñez resaltó que el Ejecutivo federal no se viste de militar, ni utiliza a las fuerzas armadas para la represión política o la desaparición forzada de opositores o dirigentes sociales.

El discurso de los opositores era el mismo y se repitió una y otra vez; la morenista Citlali Hernández reclamó que quienes gobernaron 90 años y en las últimas décadas hicieron pactos con el crimen organizado y sacaron a los militares a las calles rechacen una iniciativa que fortalece a la GN, la corporación que todos los gobernadores piden los apoye.

Cerca de las 23 horas, una intervención de la panista Lily Téllez, en la que llenó de insultos al presidente López Obrador, al que acusó de nexos con el crimen organizado, enardeció los ánimos. La morenista Lucy Meza la llamó “vulgar traidora e ingrata” y la ex conductora de televisión respondió a gritos que “eran unos agachones”.

“Traidora, traidora”, le gritaron a su vez en coro las morenistas”. Después del escenón, el debate continuó, con las mismas acusaciones opositoras. Al final se rechazaron todas las reservas presentadas por la oposición.

Fuente: La Jornada

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