Si bien el gobierno de Enrique Peña Nieto confía en tener neutralizado al Chapo Guzmán, el líder del Cártel de Sinaloa acaba de darle una prueba de que aún tiene poder: Aun cuando se encuentra recluido en una celda de aislamiento en el penal del Altiplano, logró comunicarse con otro huésped notable de la prisión, La Barbie, y entre ambos pusieron de cabeza a esa cárcel de alta seguridad al organizar una huelga de hambre de casi mil reos. El motivo: presuntas violaciones a sus derechos humanos.
Por Anabel Hernández/ Proceso
Joaquín El Chapo Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa, y Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, encarcelados en el penal de máxima seguridad del Altiplano, en Almoloya de Juárez, Estado de México, hicieron un frente común y la semana pasada le mostraron su fuerza al gobierno federal: organizaron a casi mil internos de cinco módulos de la prisión para iniciar una huelga de hambre en protesta por presuntas violaciones a sus derechos.
Según información revelada a Proceso desde el interior del penal y confirmada por abogados de algunos reclusos, la huelga de hambre encabezada por El Chapo y La Barbie –que fue socio de Guzmán Loera en la llamada Federación y después su enemigo, como lugarteniente de los Beltrán Leyva– comenzó el miércoles 16 y se mantendrá “hasta nuevo aviso”.
Los presos se quejan de que en el penal –cuyo director general es Valentín Cárdenas Lerma– no se les permite acceder a la tienda en la cual sus familiares hacen depósitos para que ellos adquieran artículos de higiene personal.
Presuntamente tampoco se les da atención médica apropiada ni medicamentos. Además el fin de semana previo a la huelga de hambre más de 20 internos se intoxicaron por consumir pollo echado a perder, dice a este semanario Martha Gema Pérez Gorostieta, abogada de George Khoury, uno de los ayunantes del módulo 5.
Otro de los supuestos motivos de la protesta es que no se lavan con regularidad sus uniformes, no se les proporciona ropa interior y no se respeta el tiempo de la visita familiar ni de las llamadas telefónicas a las cuales tienen derecho.
Las viejas rencillas, los barrotes, la distancia entre sus celdas o las supuestas medidas de máxima seguridad del penal federal no fueron obstáculo para queEl Chapo y La Barbie desarrollaran su plan exitosamente, aun sin tener comunicación directa entre ellos o con los demás internos.
Además de El Chapo y La Barbie, en El Altiplano están otros narcotraficantes. Del Cártel de Sinaloa: Mario Núñez, El M-10; Javier Torres Félix, El JT y Miguel Ángel Félix Gallardo. De Los Zetas: Jaime González, El Hummer; Iván Velázquez,El Z-50; Sigifredo Nájera, El Canicón y Salvador Martínez Escobedo, La Ardilla, entre otros.
(Fragmento del reportaje que se publica en la revista Proceso 1968, ya en circulación)