Travis Kalanick, director ejecutivo y cofundador de Uber, llevaba a cabo una reunión regular en la sede de la compañía cuando se enfrentó a una oleada de preguntas de empleados disgustados. Pero no eran los únicos. Más de 200.000 usuarios borraron la aplicación durante el fin de semana por considerar que la empresa apoyaba el decreto migratorio del gobierno. Acosado por las críticas, el CEO no tuvo otra opción que renunciar a su cargo como asesor económico de Donald Trump.
“Hoy he hablado con el Presidente sobre el decreto migratorio y los problemas que genera en nuestra comunidad. Le he hecho saber que no puedo participar en su consejo económico. Unirme a ese grupo no significa que apoye al Presidente y sus intereses pero por desgracia se ha interpretado así”, anunció Kalanick en una carta interna a sus empleados.
El CEO de la empresa de transporte, valorada en 50.000 millones de dólares, iba a formar parte de una mesa chica de asesores junto a otros lideres empresariales -creada por Trump- pero confirmó su renuncia un día antes de la primer reunión estipulada, según The New York Times. Los únicos que quedan confirmados en el comité son Elon Musk, de Tesla y SpaceX, y Ginni Rometty, de IBM.
Musk, el mayor impulsor del coche eléctrico, también se convirtió en blanco de críticas similares a las de Kalanick. Según personas cercanas al directivo, prefiere seguir como asesor para “poder tener capacidad de diálogo y así poder influir en la opinión de Trump”.
El decreto migratorio que prohíbe por 120 días el ingreso de cualquier refugiado a Estados Unidos y por al menos 3 meses a ciudadanos de Irak, Irán, Siria, Libia, Yemen, Sudán y Somalía fue la gota que rebalsó el vaso. “¿Qué más se necesita para que salgas del consejo económico?”, le habrían recriminado dos empleados a Kalanick en una reunión, según una reconstrucción de The New York Times.
Pero los usuarios de la aplicación fueron el determinate. Durante el fin de semana, colapsaron las redes sociales con la campaña “#DeleteUber” (borrar a Uber) al acusar a la empresa de aprovecharse del paro del gremio de taxistas y brindar servicios a los clientes del aeropuerto en Nueva York, mientras sucedían las protestas contra la orden migratoria de Trump.
Fuente: El Clarín
