Los 13 cuerpos del caso Heaven hallados en Tlalmanalco se suman a la colección de fosas clandestinas que han convertido a ese municipio en el principal tiradero de cadáveres de la zona de los volcanes, en el oriente del Estado de México, publica Milenio.
En este municipio, clasificado como “pueblo con encanto” por la Secretaría de Turismo estatal, se han detectado cadáveres abandonados en cruces carreteros o en zonas boscosas. En 2011 la procuraduría de Justicia mexiquense informó que más de 60 cadáveres estaban enterrados alrededor del cerro del Tenayo.
Solo en marzo de ese año se encontraron 19, de los cuales 15 fueron atribuidos a la banda de secuestradores Los Aboytes, célula de La Familia michoacana en la región.
Las razones de ese fenómeno son dos: la ubicación del municipio y la falta de presencia policial para vigilar 159 hectáreas de terreno accidentado.
“Por lo extenso del territorio no llegamos a lugares solitarios; entonces, hay quienes aprovechan la situación”, expresó el director de Seguridad Pública de Tlalmanalco, Martín González Talamantes. “Nos preocupamos más por la ciudadanía de la zona urbana y hay regiones que no alcanzamos a cubrir”.
La falta de policías es evidente: hay 92 elementos divididos en dos turnos para proteger una población de 46 mil habitantes en 42 localidades. En esa extensión hay cinco parques turísticos y decenas de parcelas y tierras ejidales.
El rancho La Negrita —cuyo nombre es atribuido a su dueña, una mujer de origen cubano que lo adquirió hace unos siete años— es uno de esos predios, contiguo a una zona de milpas y a un parque ecoturístico de fama en la región: La Mesa. Ahí, en La Negrita, fue donde se encontraron los cuerpos del caso Heaven.
“El acceso de La Mesa es uno de tantos que llevan hasta allá. El de mi rancho es la ruta más rápida y no tiene nada que ver con La Negrita”, advirtió Óscar Jiménez, ex alcalde de Tlalmanalco, ex diputado local y propietario del rancho por donde entraron agentes federales y del Distrito Federal para investigar la fosa la semana pasada.
Su terreno está a 800 metros de la entrada de La Negrita. Solo los dividen 30 parcelas. Por eso, al principio, tanto autoridades como medios de comunicación reportaron que el hallazgo ocurrió en La Mesa.
“Me afecta también en lo político, porque al rato que quiera buscar un cargo de elección me pueden decir ‘oye, te acuerdas lo que pasó en tu rancho’. Por eso quería que aclararan esto”, dijo el ex alcalde, quien negó conocer a los dueños del rancho La Negrita: “No, hasta hace unos años estaba abandonado. Después vimos que se dedicaban a criar ganado”.
“Me sembraron cuerpos”
A través de vialidades metropolitanas y locales, Tlalmanalco se conecta con los municipios de Valle de Chalco, Ixtapaluca, Chalco, Ayapango, Cocotitlán, Temamatla y Tenango del Aire. Por carretera tiene salidas hacia Morelos y Puebla.
“Por eso es un tiradero de cadáveres, por la lejanía del DF y porque falta coordinación policial”, explicó Raúl Fernando Sánchez Reyes, ex alcalde de Tlalmanalco, acusado en 2011 de formar parte de la banda de secuestradores Los Aboytes.
Ya en libertad, después de pasar 20 meses en prisión, Sánchez asegura que el proceso en su contra fue un atrevimiento del ex procurador mexiquense Alfredo Castillo y que lo acusaron sin pruebas de una serie de secuestros y homicidios.
“La procuraduría me hizo su chivo expiatorio, me sembraron cadáveres, inventaron testimonios. La procuraduría lo hizo a su antojo. Nunca hubo un proceso sustentado en mi contra, no hubo ninguna declaración firmada”, alegó.
Después de negar el vínculo con Los Aboytes, Sánchez afirmó que esta célula quedó desmantelada hace dos años y ahora son otros los grupos delictivos que operan en Tlalmanalco. “Lo que es un hecho es que es un tiradero” de cuerpos, sentencia.
Sin embargo, esta imagen es la que busca borrar el actual gobierno municipal. Mientras realiza un patrullaje, el director de la policía local, Martín González, insiste en que la fosa del Heaven fue un hecho aislado: “Yo invito a la gente a que venga y disfrute de todo lo que hay. En realidad no es inseguro, es un lugar tranquilo”.
Fuente: Milenio