La captura de Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy, confirmada el jueves 9, pone en entredicho al Cártel de Juárez. Según informes de la PGR, dos cabecillas emergentes podrían disputarse la jefatura: Jesús Salas Aguayo, El Chuyín, y Socorro Vázquez Barragán, El Cachorro. Pero ninguno pertenece al clan Carrillo Fuentes ni tiene el perfil para mantener unida a la que fuera una de las organizaciones delictivas más poderosas del país.
Por Jorge Carrasco y Patricia Dávila/ Proceso
Con la detención de Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy, jefe del Cártel de Juárez, la organización delictiva enfrenta una crisis de liderazgo que puede acabar en una división o atomización del grupo, como ha ocurrido con otras bandas del narcotráfico.
Las autoridades no identifican a nadie que de manera natural asuma el liderazgo y mantenga la hegemonía entre los dos líderes regionales de más peso que hay en el estado de Chihuahua. Sólo señalan que son previsibles dos escenarios que pueden llevar a una lucha a muerte por el poder: el primero, una disputa interna entre los cabecillas locales por quedarse con el mando; el segundo, que alguno intente obtener su autonomía para crear una nueva organización, señalan informes de la Procuraduría General de la República (PGR).
Con la caída de El Viceroy, Ismael El Mayo Zambada es el último de los capos históricos del narcotráfico en México que sigue libre. Por casi tres décadas sus nombres han sido sinónimos de los cárteles de Juárez y de Sinaloa, respectivamente.
Aunque El Mayo es mayor por 15 años, ambos quedaron como los jefes sobrevivientes de esas organizaciones delictivas que comenzaron trabajando juntas y terminaron como protagonistas de una de las confrontaciones más violentas por el control del mercado de la droga en la frontera con Estados Unidos, haciendo de Ciudad Juárez la ciudad más violenta del mundo durante la “guerra al narcotráfico” emprendida el sexenio pasado por Felipe Calderón.
Aunque se ha puesto énfasis en su carácter violento, El Viceroy desarrolló al cártel de Juárez como una empresa a partir de las nuevas tecnologías de comunicación, según Guillermo Valdés Castellanos, quien fue director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) en el sexenio de Calderón. Tras la muerte de su hermano, Amado Carrillo, Vicente consolidó la relación con los cárteles colombianos, que en no pocas ocasiones le pidieron apoyo para refugiarse en México o en otros países.
(Fragmento del reportaje que se publica en la revista Proceso 1980, ya en circulación)