El precio de la gasolina regular (Magna), la de mayor consumo en el país, alcanzó ayer los 18.13 pesos por litro en la Ciudad de México, 13.3 por ciento más en comparación con enero de 2017 y un incremento que significó más del doble que la tasa de inflación anual registrada en enero pasado.
Promovida como un factor para el descenso de los precios de los combustibles, la reforma energética no sólo ha incrementado los costos, sino que mantiene a hombres y mujeres empleados en las estaciones de servicio en precariedad laboral sin que la Secretaría del Trabajo y Previsión Social haya intervenido para atender este tema.
A nosotros no nos pagan, sólo recibimos las propinas
, detalló la empleada de una gasolinera ubicada en la delegación Benito Juárez al ser consultada sobre su salario actual. En algo tenemos que trabajar
, agregó la mujer de 35 años de edad.
El despachador de una gasolinera operada por Hidrosina reveló que para percibir una remuneración se les obliga a vender al menos tres productos, como aceites para motor, limpiadores de inyectores y aromatizantes a dos por 20 pesos.
Más de un año después del gasolinazo de enero de 2017 y a dos meses de la liberación total de los precios de los combustibles, la estación de servicio operada por BP, ubicada en avenida Taxqueña 1744, en el sur de la Ciudad de México, ofertó ayer la Magna en 18.13 pesos por litro y la Premium (de mayor octanaje) en 19.61 pesos.
Este diario pudo constatar que la Magna se ubicó en 17.97 pesos en la estación de servicio localizada en bulevar Puerto Aéreo, delegación Venustiano Carranza. En esta gasolinera, operada también por BP, los consumidores se encontraron con un precio de 19.61 pesos para el combustible de alto octanaje.
La distribuidora localizada en la antes conocida como glorieta de Huipulco, en el sur de la capital, despachó ayer la Magna en 17.85 pesos por litro, mientras en el municipio mexiquense de Ecatepec, sobre la carretera Texcoco-Lechería, el costo fue de 17.89 pesos. Una estación de servicio frente a la colonia San Juan Ixhuatepec –que vivió las explosiones de las plantas de almacenamiento de combustibles en 1984– ofertó el combustible de bajo octanaje en 17.98 pesos.
Con estos costos, la gasolina Magna en la Ciudad de México subió entre 10 y 13.3 por ciento en 13 meses, prácticamente el doble que la inflación anualizada de 5.5 por ciento correspondiente a enero pasado. En el primer mes de 2017, cuando el gobierno mexicano incrementó los precios de los combustibles, la Magna tuvo un precio promedio de 15.99 pesos por litro en el país.
Un análisis del sector privado previó que continuará al alza los combustibles en 2018. “Si bien no se anticipa un gasolinazo, es probable que durante el año los precios de las gasolinas y el gas se sigan ajustando hacia arriba, respondiendo al efecto del aumento de la cotización internacional del petróleo y de la volatilidad del mercado cambiario, lo que puede implicar un efecto negativo en los costos de las empresas que finalmente tendrían que trasladarlo a los consumidores”, advirtió un estudio del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp).
Cambios en imagen
Las gasolineras con alguna marca internacional o mexicana no son nuevas, es decir, no fueron construidas tras la reforma energética. Durante el recorrido de este diario para registrar los precios, las estaciones de bulevar Puerto Aéreo y avenida Cuauhtémoc tienen una antigüedad de al menos una década y el único cambio en ellas fue la imagen.
Los concesionarios cambiaron el logotipo de Pemex y los colores verde, blanco y rojo, por las marcas BP e Hidrosina, con sus respectivos colores blanco, amarillo y verde.
Otra constante que pudo observar este diario es que, en general, los precios de las gasolinas no están a la vista del consumidor. En otros giros comerciales, como hoteles, bares o restaurantes, la Procuraduría Federal del Consumidor sanciona estos negocios porque carecen de costos a la vista.
Fuente: La Jornada