Una catástrofe de naturaleza económica dentro de la Unión Europea es una posibilidad que ya asusta a muchos y lo peor es que no se trata de una ficción. Las décadas de prosperidad floreciente han dado paso al miedo a perder las comodidades básicas.
“Algunos dicen: no me importa el gobierno, me hago cargo de mí mismo. Digamos, cerca de un 50% de los ciudadanos podría pensar así. Pero la mayoría dirá que no, pagamos nuestros impuestos y esperamos que el gobierno nos abastezca”, dijo Gero Neugebauer, investigador político de la Universidad Libre de Berlín.
Al parecer, el entusiasmo inicial asociado con la creación de la eurozona no basta. Hasta los idílicos paisajes de Austria se ensombrecen ante la visión del día del juicio final financiero. Michael lleva los últimos años convirtiendo su casa en una residencia autosuficiente en un 100%, únicamente por razones económicas.
“El peor de los casos para el que nos estamos preparando sería el colapso total de la economía. Habría problemas con la comida, la electricidad, el suministro de agua. Por eso quiero asegurarme de que podamos superar esta época cuando el dinero no valga nada”, señaló Michael, propietario de la vivienda. Paneles solares, una turbina eólica, un generador de emergencia.
Ahora él mismo produce más de dos tercios de la energía que necesita. Las vacas y el huerto le servirían de respaldo en caso de que los supermercados se queden vacíos. Y de acabarse la gasolina, los caballos serán su alternativa.
Fuente: Rusia Televisión