Por Antonio Gershenson
Ya hemos oído muchos discursos sobre los grandes hallazgos de petróleo, que luego no se concretan. Hablaron del excelente pozo Maximino I, en las aguas profundas, con petróleo muy ligero, 43.1 grados API.
Se les olvidó que el costo de la perforación en aguas profundas es de por los menos 10 veces más que, por ejemplo, pozos de 20 metros de profundidad en el mar como el Tsimin, que empezó por producir 7 mil 400 barriles de crudo, también de alta calidad y de 43 grados API. Y que sale más cara aún que la perforación en tierra firme como el Pereto (Región Sur), con 4 mil barriles iniciales, y también con 43 grados API.
Vamos a ver los datos reales de las aguas profundas. Tomamos los datos del libro de Pemex Las reservas de hidrocarburos de México/1º de enero de 2013, publicado recientemente
En el cuadro 4.1-Composición de las reservas de hidrocarburos de los yacimientos descubiertos en 2012, Golfo de México Profundo, que es el único profundo que tiene Pemex, se citan los tres tipos de reservas que menciona la empresa petrolera: las P1 son las reservas probadas, que son la únicas que podemos considerar prácticamente reales.
Las llamadas P2 tienen 50 por ciento de probabilidad de existir, ya no las podemos considerar existentes sino que podrían tal vez existir, y quién sabe para cuándo se puedan extraer. Ya no digamos las llamadas P3, que pueden tener 10 por ciento de probabilidad de existencia, y más difícil es decir en cuántos años podrían ser extraídas, si lo llegan a ser.
Bueno, pues vamos a los datos. En Golfo de México Profundo, de las P1, o sea de las únicas reservas probadas, en los tres renglones de las principales cuencas, Kunah, Supremus y Trión, dice 0.0 (cero punto cero), para que veamos que vimos bien. Cero-punto-cero para el crudo, y también para el gas natural, y para los tres sitios existentes ahí.
Y con esto podríamos darnos por satisfechos en cuanto a que no se produce nada ahí. Pero además, según Pemex, su inversión total en aguas profundas, entre 2002 y 2011, fue de 49 mil millones de pesos, que fueron casi tirados a la calle, como se ve de los datos.
Ya en la llamada P2 no es puro cero. Sí lo es en petróleo, en crudo. Pero en gas natural hay uno de los tres sitios que no son ceros. Para Kunah hay un 50 por ciento de posibilidades de gas natural, con 1,059 mmmpc (miles de millones de pies cúbicos). ¿Cuánto tiempo tardará en ser extraído? Quién sabe. Tampoco está claro que con esos precios se pueda extraer primero de las profundas, luego llevarlo a tierra firme o donde se pueda almacenar ese gas, luego procesar el gas, y que todo eso sea costeable.
De lo que sí hay mucho es de P3, con 10 por ciento de posibilidades y tal vez 15 años –si bien nos va– para los primeros resultados de producción. Lo que seguro es seguro, es que con ese dinero gastado y el que se va a gastar, podríamos obtener mucho más crudo y gas natural en otros lugares.
Vamos a comparar el gas natural, no posible sino de reservas probadas, reales, de dos casos. La región Sur, de donde tomamos un ejemplo (Pareto), las reservas probables con (la misma unidad de medida) 6,330 mmmpc. Y siendo seguro, seis veces más que las posibilidades al 50 por ciento citadas.
Otro caso, ni siquiera toda la otra región de nuestro otro ejemplo, la Región Marina Suroeste. Tomamos sólo una parte de ahí, que contiene al ejemplo Tsimin, el Litoral de Tabasco. Sus reservas probadas son, también al primero de enero de 2013, de 3,152 mmmpc. El triple en gas real, frente a los posibles al 50 por ciento.
El costo, no sólo de la producción, es muy inferior en estos dos ejemplos que en Kunah. Y eso que ahí es puro gas. En la Región Sur, las reservas probadas son, al primero de enero pasado, de 2,290 millones de barriles de crudo. Y en el Litoral de Tabasco, de 116 millones de barriles de barriles de crudo, además del gas natural. Además de que en nuestros ejemplos se produce más gas que el que tal vez podría tener Kunah, producimos crudo ligero.
Además, hay un asunto de calidad. Se habló del agua profunda con calidad de un crudo que nunca se sabrá si se saca ni cuándo, ni está en el informe de Pemex. Pero en las regiones Sur y Marina Suroeste se cuenta con las reservas probadas de más del 98 por ciento del crudo súper ligero, de la mejor calidad. Otra razón para invertir en estas regiones y no en las aguas profundas.
Quienes defienden los cambios a los artículos 27 y 28 de la Constitución defienden también la inversión enorme en las aguas profundas. Es uno de los pretextos para abrirle la puerta a las empresas extranjeras. Dicen que Pemex las necesita y debe entregarles partes de sí mismo.
No les importa que se siga derrochando. Y hasta presumen: ya están ahí Kunah, Supremus y Trión. No importa que la producción de crudo y de gas natural sea de 0.0 una y otra vez en la tabla. Van a hacer (si no la están haciendo ya) los tratos y contratos con las trasnacionales para seguir derecho y no me quito.
Fuente: La Jornada