El secretario de Seguridad municipal declaró que denunció al exsubdirector Cesar Nava (hoy procesado) pero los militares lo liberaron junto con otros policías infiltrados. Fue pieza clave en desaparición de normalistas. La PGR si ignoró el quinto autobús en su consignación ante el juez. Hay siete testigos protegidos en el caso.
Por Arturo Angel (@arturoangel20)
El expediente de la averiguación previa por el ataque en contra de los normalistas, que la Procuraduría General de la República (PGR) consignó en enero pasado ante un juez, contiene la declaración de Bravo Bárcenas, en la que asegura que en 2013 alertó al 27 Batallón de Infantería de la infiltración entre sus subordinados.
La revelación se encuentra en el tomo 81 de la versión pública del expediente caso Ayotzinapa, que la PGR desclasificó la semana pasada. Animal Político pudo revisarlo gracias a una solicitud de transparencia.
De acuerdo con lo asentado en la averiguación previa PGR/SEIDO/UEIDMS/1017/2014, Bravo Bárcenas rindió una declaración el 15 de octubre de 2014 donde denunció la actuación irregular del subdirector de la policía municipal.
Dijo que Nava se incorporó en el 2013 a la Policía de Cocula, pero en junio de ese año irrumpió en su oficina para decirle que él se haría cargo del control de toda la fuerza policial.
“’A partir de hoy yo voy a tomar las decisiones de la policía’, a lo que yo le pregunté (a Nava) por qué, y me dijo: ‘es lo que más te conviene, ya tengo ubicada a tu familia’”, declaró Bravo Bárcenas ante el Ministerio Público.
El secretario aseguró que Nava le mostró varias fotografías provenientes de teléfonos celulares que le habían tomado a su familia, por lo que consideró que las amenazas eran reales y decidió denunciar lo que había ocurrido ante el 27 Batallón de Infantería en Iguala. Bravo Bárcenas es mayor del Ejércitom, por lo que mantenía comunicación directa con el personal de la secretaría de la Defensa Nacional..
Militares, oídos sordos
Tras recibir las amenazas, el secretario de seguridad acudió con el 27 Batallón para denunciar a su subdirector, así como el control que había tomado de la corporación en favor del crimen organizado.
“Tú no te preocupes, yo me voy a hacer cargo a ver qué pasa”, le dijo el comandante del batallón militar, cuyo nombre no aparece en el expediente.
Ocho días después de la denuncia, continúa en su declaración Bravo Bárcenas, los militares irrumpieron en el cuartel de la policía municipal y separaron a Nava González, así como a todo el grupo de agentes que le rendían cuentas exclusivamente a él y no al secretario de Seguridad.
“Se los llevaron y en ese momento pensé que por fin ya mantendrían detenido a Cesar Nava y su gente pero, al poco rato, los militares llegaron de nuevo con César Nava y sin decirme palabra alguna. Luego ya no pasó nada”, dijo el secretario.
De acuerdo con lo asentado en el mismo expediente del caso Ayotzinapa, Nava fue de los principales colaboradores del grupo criminal Guerreros Unidos, y prácticamente tenía a toda la fuerza municipal al servicio de los delincuentes.
Raúl Núñez Salgado, presunto operador financiero de la organización delictiva y cuya declaración también está asentada en el expediente, dijo que mensualmente se entregaban 350 mil pesos a Cesar Nava para que él lo administrara entre los agentes infiltrados.
Otros detenidos, como David Cruz Hernández, integrante de Protección Civil de Iguala, pero también jefe de espías de Guerreros Unidos, dijo que Cesar Nava operaba en varios casos las detenciones y desapariciones que efectuaba Guerreros Unidos en la región.
“Tenía pánico”
Tras ser detenido, Cesar Nava aceptó que él coordinó un grupo de policías de Cocula que intervinieron en el transporte de los normalistas retenidos en Ayotzinapa, pero dijo que fue por una solicitud de “apoyo” de Iguala tras recibir un reporte de disparos. Justificó que el “miedo” y “pánico” lo llevaron a cambiar el número de las patrullas involucradas.
Las declaraciones vertidas en el expediente de por lo menos cinco agentes municipales de Cocula confirman que la tarde del 26 de septiembre del 2014, se trasladaron en convoy a Iguala con Nava González al frente, para apoyar a los policías de Iguala por un presunto enfrentamiento con normalistas de Ayotzinapa.
Como ya se hizo público en su momento, los policías de Cocula apoyaron en el traslado de los normalistas hasta la zona de “Loma del Coyote” donde fueron entregados a sicarios del grupo criminal Guerreros Unidos que, según la investigación de la Procuraduría, los asesinaron e incineraron.
Nava González dijo que actuó pensando en que se trataba de una solicitud de apoyo y que las detenciones eran legales. Asegura que le preguntó al subdirector de la Policía de Iguala si los detenidos iban a ser llevados al Batallón 27 de Infantería o al CEFERESO, y que se le hizo “extraño” que el traslado fuera a Loma del Coyote.
“Cuando veo en las noticias lo ocurrido siento que me van a involucrar, me da miedo y es cuando cambiamos el número de las patrullas, el objetivo es que no me involucraran con las personas muertas”, dijo.
Cuando comenzaron a ser detenidos los policías de Iguala, Nava señaló que “le dio pánico” y que por eso ya no fue a trabajar sino que decidió irse hacia el centro del país a la Ciudad de México, donde finalmente fue detenido.
El quinto camión y los informantes
En la consignación que la PGR hizo ante un juez federal por el caso Ayotzinapa en enero de este año, queda confirmado que el Ministerio Público excluyó totalmente de la narrativa de los hechos lo relacionado con el quinto autobús de la línea Estrella Roja, que los normalistas también tomaron en la Central de Autobuses de Iguala.
En su informe sobre el caso Iguala, el Grupo Interdisciplinarios de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) reveló que los normalistas salieron con ese autobús de la terminal y en el mismo intentaron escapar de la ciudad. Lo que pasó con dicho autobús y sus ocupantes, no ha sido indagado a fondo por las autoridades.
La revisión que pudo hacer Animal Político del expediente de la averiguación previa PGR/SEIDO/UEIDMS/1017/2014, enviada al juez en enero de este año, no menciona en ninguna parte este autobús. Solamente se hace referencia a los otros cuatro de las líneas Estrella de oro y Costa Line.
“Ya afuera de la central se encontraron yéndose en caravana los camiones Estrella de Oro 1568 y 1531 y los de la empresa Costa Line danto un total de cuatro camiones, saliendo por la calle de Aldama donde tienen un roce con la Policía Municipal de Iguala”, señala la narración de los hechos de la PGR.
La descripción del Ministerio Público continúa hasta el presunto destino fatal que tuvieron los estudiantes en Cocula, sin hacer mención al quinto autobús.
El expediente de la averiguación revela también que la versión de los hechos ocurrida esa noche, no solamente está apoyada en lo dicho por estudiantes y por los ahora detenidos, sino en lo que refieren siete testigos cuya identidad fue protegida. En el expediente figuran con indicativos como “L.U,G.A.” o “C.A.N.C.A.”.
Dichos testimonios reforzaron por ejemplo la versión de que militares llegaron a un hospital particular para verificar el estado en que se encontraban normalistas heridos, y que varios de ellos huyeron y buscaron refugio en el cerro o en domicilios particulares luego del ataque. Además confirmaron que hubo un segundo ataque a la media noche.
“A la media noche llegaron varios carros particulares entre ellos una camioneta roja, doble cabina, de la cual bajó gente vestida de negro y armada los cuales dispararon por lo que los normalistas fueron a esconderse”, se señala en el expediente.
Fuente: Animal Político