El hallazgo de 14 fotos revela rasgos distintos a los de otros encéfalos humanos. Con una masa de 1,230 gramos, el cerebro de Albert Einstein no era mayor que el de un hombre adulto normal. Pero estaba estructurado de un modo diferente, según ha revelado el análisis de 14 fotos tomadas tras su muerte y que nunca hasta ahora habían sido estudiadas.
“El cerebro de Einstein tenía un córtex prefrontal extraordinario, lo que pudo contribuir a sus excepcionales capacidades cognitivas”, escriben los autores de la investigación en la revista Brain, donde ayer presentaron sus resultados. En el córtex prefrontal, situado sobre los ojos en la parte anterior del cerebro, residen aptitudes como la capacidad de concentración, la planificación o la perseverancia ante los retos. En el caso de Einstein, lo tenía excepcionalmente desarrollado.
Los investigadores, dirigidos por la antropóloga Dean Falk, de la Universidad del Estado de Florida (EE.UU.), también han descubierto anomalías en los lóbulos parietales, situados a ambos lados del cerebro sobre las orejas. Estos lóbulos intervienen en el pensamiento simbólico, las aptitudes lingüísticas, el razonamiento matemático y la orientación espacial. “Tal vez aportaron algunas de las bases neurológicas para las aptitudes visuoespaciales y matemáticas de Einstein”, apuntan los investigadores.
Otras dos regiones cerebrales que Einstein tenía anormalmente desarrolladas son el córtex somatosensorial primario (que procesa la información sensorial del tacto) y el córtex motor (que controla los movimientos voluntarios).
El estudio del cerebro de Einstein se inició tras su muerte en 1955 cuando el patólogo Thomas Harvey lo fotografió desde distintos ángulos antes de cortarlo en 240 trozos para poderlo estudiar. Estos trozos fueron cortados a su vez en láminas lo bastante finas para examinarlas al microscopio. En los años siguientes, Harvey distribuyó muestras y fotos del cerebro de Einstein a por lo menos 18 investigadores de distintos países, informó ayer la revista Science en su web. Pero, a pesar de los esfuerzos de Harvey para facilitar el estudio del cerebro de Einstein, desde entonces sólo se han publicado seis investigaciones al respecto en la literatura científica.
Estas investigaciones han demostrado que Einstein tenía una densidad anormalmente alta de neuronas en algunas regiones del cerebro y una mayor densidad de células gliales (que dan soporte a las neuronas) que otras personas. También han establecido que Einstein tenía un patrón inusual de surcos y giros en los lóbulos parietales. Pero gran parte de los materiales que Harvey distribuyó se extraviaron a medida que los científicos que los tenían se retiraron y murieron.
En el 2010, tres años después de la muerte de Harvey, sus herederos donaron el material que le quedaba de Einstein al Museo Nacional de Salud y Medicina que el ejército de Estados Unidos tiene en Maryland. Entre este material se encuentran las catorce fotografías del cerebro de Einstein tomadas desde distintos ángulos que nunca se habían hecho públicas y que se han podido estudiar ahora.
Fuente: La Vanguardia