Egipto estalla: 72 muertos

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Al menos 72 egipcios murieron en choques registrados el sábado en El Cairo entre partidarios de Mohamed Mursi y las fuerzas de seguridad, los más mortíferos desde la caída del ex presidente derrocado, lo que ha motivado una ola de advertencias al nuevo Gobierno, decidido a acabar con la protesta islamista.

La más alta autoridad musulmana de Egipto, el imán de Al Azhar, jeque Ahmed al Tayeb, pidió una “investigación urgente” de estas violencias, y el vicepresidente del poder de transición , el premio nobel de la paz Mohamed ElBaradei, “condenó enérgicamente el uso excesivo de la fuerza”.

Según un nuevo balance del Ministerio de Sanidad, 72 personas murieron y más de 400 resultaron heridas en los enfrentamientos.

Periodistas de la AFP contaron por la mañana 37 muertos en un hospital de campaña de los islamistas. Todos alcanzados por balas, según Amal Ahmad Ibrahim, médico de este centro.

La policía informó de unos 50 heridos entre sus filas, algunos de bala.

Los enfrentamientos, de los se culpan ambos bandos mutuamente, estallaron unas horas después de la celebración de manifestaciones masivas de ambos bandos.

Partidarios de Mursi, acampados en los alrededores de la mezquita Rabaa al Adawiya en el barrio cairota de Nasr City, trataron de cortar el tráfico de camino al aeropuerto y se enfrentaron a vecinos de un barrio cercano, según el portavoz del ministerio del Interior, el general Hani Abdelatif-

La policía intervino entonces para interponerse y “sólo utilizó gases lacrimógenos” aseguró el portavoz e insinuó que las decenas de fallecidos que los islamistas lamentan murieron a manos de los habitantes de los alrededores.

Los partidarios de Mursi denuncian sin embargo a “policías de uniforme y matones” que dispararon con balas reales y con postas.

Loas Hermanos Musulmanes condenaron en un comunicado una “masacre inhumana” y aseguraron que no hará más que “reforzar (su) determinación para rechazar el golpe de Estado y exigir la vuelta a la legitimidad encarnada por el presidente elegido”, al tiempo que “afirman por enésima vez el carácter pacífico de (sus) manifestaciones”.

El sábado por la noche, miles de pro-Mursi que acampan en Rabaa al Adawiya rompieron el ayuno del ramadán en la calma y se disponían a pasar una nueva noche en el lugar. Desplegaron pancartas con la palabra “pacífico”, en respuesta a las acusaciones de provocar disturbios.

El ministro del Interior, Mohamed Ibrahim, anunció el desmantelamiento “muy pronto” de dos campamentos en El Cairo en el que se han instalado miles de partidarios de Mursi desde su derrocamiento.

Prometió una intervención “en el marco de la ley” intentando que haya “el menor número de pérdidas posible”, pero pidió a los manifestantes que abandonen el lugar “para evitar un derramamiento de sangre”.

Para el portavoz del ministerio del Interior, la respuesta masiva al llamamiento del jefe del ejército, el general Abdel Fatah al Sisi, a manifestarse el viernes para darle un “mandato” para “acabar con el terrorismo” demuestra que el pueblo “desea la estabilización del país bajo la protección del ejército y de la policía”.

Pero los partidarios de Mursi perciben la violencia del sábado como “el resultado directo del pretendido mandato reclamado por Sisi”, artífice del derrocamiento del primer presidente elegido democráticamente en Egipto, perteneciente a los Hermanos Musulmanes.

El Frente de Salvación Nacional (FSN), principal coalición política de izquierda y liberal laica, expresó su “tristeza” tras las violencias mortíferas, pero denunció “la actitud provocadora” de los Hermanos Musulmanes.

“El general Sisi es el hombre fuerte del nuevo régimen” y “cuenta con el apoyo de una gran parte de la población debido a su acción contra los Hermanos Musulmanes”. subrayó Mustafa Kame el Sayed, profesor de ciencias políticas de la Universidad de El Cairo.

Por otra parte, un civil murió y un policía falleció tras ser herido en la península del Sinaí, seún fuentes de seguridad.

Turquía condenó la violencia y llamó a un traspaso de poder hacia una “dirección democrática”, al igual que la representante diplomática de la Unión Europea, Catherine Ashton.

Gran Bretaña condenó “el uso de la fuerza contra los manifestantes” y Francia pidió a “todas las partes, y especialmente al ejército, la mayor contención”.

El ejército derrocó al presidente Mursi el 3 de julio, argumentando que no podía solucionar la grave crisis política que sacude al país desde su elección en junio de 2012, y nombró a un presidente civil interino para llevar a cabo la transición antes de la celebración de legislativas, en principio a inicios de 2014, y de una presidencial.

Fuente: AFP

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