Por Rafael Croda
Bogotá— El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, dijo aApro que en las elecciones de 2018 quiere ser candidato presidencial de un frente amplio de izquierda del cual incluso forme parte Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador.
Durante una visita a esta capital para participar en encuentro mundial de alcaldes, Ebrard definió en entrevista la hoja de ruta a seguir una vez que deje el gobierno de la Ciudad de México, el próximo 5 de diciembre: nueve días después, se presentará en el Congreso Nacional del PRD para buscar la presidencia de ese partido, desde donde pretende construir su candidatura hacia el 2018.
No le preocupa demasiado que López Obrador haya optado por separarse del PRD para encabezar Morena, el cual lo proclamó el lunes como presidente de su Consejo Nacional. Ebrard recibió la noticia mientras participaba en Bogotá la Cumbre de Ciudades Contra el Calentamiento Global.
“Ya se sabía, no me sorprendió”, dijo sobre la decisión de López Obrador de separarse del PRD y sostuvo que las relaciones entre ambos son “buenas, pero él está en su rollo y yo en el mío”.
En la perspectiva de Ebrard, la división de la izquierda mexicana de cara al inicio de un nuevo gobierno del PRI no es insalvable.
“Cada quien que tenga su esquema y al final pues que se haga un frente amplio. Finalmente vas a tener varios partidos, de hecho los hay, ya los había antes con el Movimiento Ciudadano-PRD. Ahora habrá otro (Morena). O sea, no estás hablando de un partido que se partió en dos, sino que ya así estaba”, afirmó.
Dijo que en lo que sigue es hacer es un Frente Amplio después de las elecciones legislativas federales de 2015. “La ley está hecha para facilitar la división. Entonces, en 2015, ahí plantaremos un frente común”.
–¿Es decir, usted espera ser el candidato presidencial de un frente amplio de izquierda? –se le preguntó.
–Pues sí, y del PRD también, pues es mi partido.
–¿Qué representa usted para México y qué representa López Obrador?
–Somos diferentes alternativas, opciones, somos opciones distintas.
El PRI retro
En el escenario político mexicano, Ebrard se perfila como uno de los líderes de la oposición durante el gobierno del entrante presidente Enrique Peña Nieto, quien tomará posesión el próximo 1 de diciembre.
“Cuando llegue el momento tomaré posiciones”, sostuvo.
Sobre las primeras propuestas de Peña Nieto, de desaparecer la Secretaría de Seguridad Pública y fortalecer la Secretaría de Gobernación, que concentrará el combate a la inseguridad, dijo que es “un regreso” a las supersecretarías de Gobernación de los gobiernos priistas.
“Es que ellos son muy retro. ¿Has visto cuando se pone de moda todo lo de los 70? Esto es igual, esto es el regreso a lo sicodélico. O sea, el PRI dinosáurico en muchas cosas. No digo que en todas pero la supersecretaría de Gobernación es un regreso”, aseveró.
De acuerdo con Ebrard, en materia de seguridad hay que esperar a que Peña Nieto defina la nueva estrategia, y sostuvo que no le preocupa en absoluto que el presidente electo haya designado como asesor al general retirado de la Policía Nacional de Colombia, Oscar Naranjo.
“Yo no juzgo a un asesor extranjero. No haría un comentario xenofóbico, porque yo llamé no sólo a (el exalcalde de Nueva York, Rudolph) Giuliani, llamé a Orlando Leoluca (exalcalde de Palermo, la capital de Sicilia), trabajamos con la alcaldía de Medellín, con el exalcalde de Bogotá, Antanas Mockus. El hecho de que invites a alguien del exterior a mí no me preocupa”, puntualizó.
Aclaró que “lo que me preocupa es qué piensa él hacer, Peña, cuál es su estrategia, porque yo sí creo que es el punto medular y eso es lo que nos preocupa a todos los mexicanos, y no lo podría evaluar ahorita hasta que no lo dé a conocer él”.
Referentes
Durante su visita a Bogotá, Ebrard coincidió con alcaldes latinoamericanos de varias tendencias políticas, desde el izquierdista edil bogotano Gustavo Petro, un exguerrillero del M-19 hasta el conservador jefe de gobierno de Buenos Aires, Mauricio Macri. Sus relaciones políticas en la región son amplias, variopintas.
De sus referentes políticos latinoamericanos, aclaró: “Con Chávez no tenemos nada que ver”, en cambio “de Lula (el expresidente brasileño) hay cosas muy interesantes, de la experiencia de (Michelle) Bachelet (expresidenta de Chile) también”, pero “nosotros vamos a innovar, no estamos tratando de replicar o de reproducir en México lo que alguien más haya hecho en otra parte. Puedes tomar elementos, pero México necesita su propia estrategia, no puedes implantar la de otro país, y Chávez es otra cosa”.
Mala imagen
De la deteriorada imagen internacional de México, Ebrard sostuvo que se debe a que “los gobiernos panistas fueron lo más gris que nos ha pasado en la vida en política exterior; bueno, gris tirándole a negro oscuro, eso fue el panismo”.
El otro factor fue que el presidente Felipe Calderón fue “monotemático” a lo largo de su sexenio: todo fue guerra contra el narcotráfico, “así nos lo echamos seis años.
“No es que no haya problemas –dijo–, pero quiero ser claro: al tú hablar todo el día de lo mismo, de lo mismo, de lo mismo, de lo mismo, pues ahorita tú haces aquí una encuesta (dijo señalando al auditorio de alcaldes al que se dirigió) y preguntas, ¿qué es para ustedes Felipe Calderón? Pues guerra. Es la comunicación, ¿verdad?”.
“Todos los días de su sexenio habló Calderón de ese tema (la lucha contra el narcotráfico), dijo que estábamos en una guerra y, bueno, esa es la imagen que tenemos en el mundo. Nosotros tenemos otra estrategia. O sea, sí, necesitas resultados, pero también cuenta qué comunicas, de qué hablas. Si yo hubiera venido a Colombia a hablar del problema del narcotráfico, pues imagínate”.
Agregó que “se va a tener que hacer un esfuerzo muy grande para revertir esa imagen, y México tiene que hacer una estrategia muy inteligente, pero es posible. No quiero hacer un símil, así, que parezca soberbio, pero yo diría: la ciudad de México era el patito feo, y hoy tú lo viste aquí como nos tratan, es otra cosa, pero depende qué hagas, qué resultados tengas. Si mi discurso fuera otra cosa, pues a lo mejor yo mandaría un mensaje negativo, ¿no?”.
La Ciudad de México, en efecto, goza de buena imagen entre los alcaldes que asisten al encuentro sobre cambio climático en Bogotá. En Colombia, la prensa habla de cómo esa urbe dejó de tener la peor calidad de aire del mundo, de cómo logró reducir la criminalidad y acerca de las leyes de despenalización del aborto y de derechos de minorías sexuales. “Nuestra ciudad hoy se considera a nivel global una de las ciudades más avanzadas de América Latina, por mucho, por la combinación de estos elementos”, señaló.
–Algunos analistas han planteado en México que si usted hubiera sido el candidato presidencial de la izquierda usted hubiera ganado la elección. ¿Cree que es cierto?
–Los hubieras en política no existen –afirmó–. Hubo una encuesta y yo acaté el resultado. Yo propuse esa encuesta, Andrés ganó por casi cuatro puntos porcentuales y respeté el resultado. ¿Eso qué quiere decir? Que no me importa el costo que tenga, yo respeto las normas y los compromisos que hago, y eso es lo que en política te hace un hombre confiable o no confiable. Yo dije: vamos a hacer una encuesta, se hizo. El señor ganó, el señor fue candidato, y no se me ocurrió ni me gustaba la idea de andar impugnando lo que yo mismo había propuesto. Entonces hay que ser congruente.
Fuente: Proceso