En los tres días de inspección en el Campo Militar número 1 (CM1), sobrevivientes y familiares de víctimas de la llamada guerra sucia, así como integrantes de la Comisión para la Verdad encontraron indicios “creíbles” de que estas instalaciones militares fueron escenario “de crímenes de lesa humanidad y de violaciones gravísimas a los derechos humanos”, aseveraron integrantes que participaron en las diligencias. En por lo menos dos de los siete lugares inspeccionados; en la policía y prisión miliar, se identificaron sitios de interés, sostuvieron.
“Reconocimos dos instalaciones e indicios. Estamos hablando de reconocimientos de pisos, soclos, ventanas, paisajes y subterráneo, que nos permiten iniciar un proceso de investigación a mayor profundidad y de mayor extensión dentro del campo militar y dentro de otras instalaciones militares”, dijo David Fernández, integrante del Mecanismo para el Esclarecimiento Histórico de la citada comisión.
Estos resultados, destacó, “son alentadores”. La visita al CM1 “ha sido exitosa para reivindicar el punto de vista de las víctimas, evidenciar que lo que han dicho ha sido verdad desde el primer momento en que lo han sostenido, que el estigma de que han sido objeto en toda la historia reciente del país, como personas desviadas, delincuentes, resentidos, terroristas, no tiene ningún fundamento y que tenemos que cambiar esa narrativa para darle centralidad a estas personas que fueron luchadores, luchadoras sociales, que nos permite gozar hoy por lo menos de una democracia pluripartidista y una democracia electoral”, afirmó.
Es necesario, dijo, dejar de lado “las narrativas de los dos demonios, porque lo que hubo no fue una guerra sucia, aunque así se identifique al periodo, sino un operativo de aniquilamiento de grupos de personas organizadas que luchaban por una sociedad mejor. Lo que hubo fue terrorismo de Estado, fueron violencias sobre personas que se organizaron y que indiscutiblemente no tenían la capacidad operativa ni mucho menos que tenía el Estado en las instituciones de represión”.
En la conferencia, a la que asistieron sobrevivientes y familiares de víctimas, Felix Santana, secretario técnico de la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico e Impulso a la Justicia de violaciones graves a derechos humanos de 1965 a 1990, destacó que el ingreso al CM1 de personas que vivieron tortura y desaparición forzada en este centro castrense, así como familiares de desaparecidos “es de carácter histórico”.
Indicó que las instalaciones en las que se llevaron a cabo actividades de reconocimiento e identificación fueron en la Brigada de Fusileros Paracaidistas, Caballerizas del Estado Mayor de la Defensa (hoy primera Brigada de Infantería Independiente), la prisión militar, el primero y segundo batallones de policía militar, el cuartel general de la policía militar, el cuarto batallón de policía militar y las caballerizas del Estado Mayor (hoy planta de tratamiento de agua).
Explicó que la identificación de sitios fue acompañada del levantamiento de información con expertos criminalistas y de arquitectura forense, con el apoyo de visitadores adjuntos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Y fueron señalados nuevos lugares para su reconocimiento.
El funcionario señaló que además se documentaron 25 testimonios de personas que vivieron tortura y desaparición forzada en instalaciones del Campo Militar 1.
Puntualizó que las actividades de reconocimiento e inspección realizadas en las instalaciones del Campo Militar, en las que participaron 61 sobrevivientes y familiares, forman parte del proceso de investigación, “no es una actividad concluyente”, pero permiten avanzar en las indagatorias.
David Fernández agregó que la visita a Campo Militar tuvo algunas dificultades, entre ellas que la colaboración del Ejército “ha sido pasiva, es decir, abrieron sus puertas, nos dejaron entrar y sin embargo no nos indicaron en ningún momento la historia de las edificaciones, los procedimientos que habían vivido, no pudimos tener una colaboración activa”. A ello se sumó que “ha habido modificaciones sustantivas en las instalaciones, sobre todo se han construido nuevas edificaciones y se ha modificado el paisaje interno”.
Fuente: La Jornada