Por Víctor M. Quintana S.
En cada estado, en cada municipio del país debería haber cuando menos un Alfonso Cuarón. No para que ganara óscares y para que dirigiera buenas películas, sino para que tuviera el valor civil, la visibilidad y la fuerza moral para dirigirle certeras preguntas a las autoridades amigas del ocultamiento, la opacidad y la venta de espejismos. Y para que las autoridades se sintieran obligadas a responderlas.
Si en el ámbito nacional campean la desinformación y la confusión y no precisamente por la acción de grupos opositores –como bien plantea Cuarón en su carta a Peña Nieto–, más en Chihuahua, en los diversos poderes y órdenes de Gobierno. Contamos con un Congreso del Estado controlado por una mayoría PRI y aliados, todos ellos sometidos al Ejecutivo, que persiste en sus “sesiones secretas”, que maneja su presupuesto sin transparencia y no ejerce su función fiscalizadora de las cuentas públicas. Contamos con un Instituto Chihuahuense de Transparencia y Acceso a la Información Pública (ICHITAIP), es cierto, pero cuyo funcionamiento es totalmente contradictorio con lo que su nombre significa. Contamos con una Comisión Estatal de los Derechos Humanos que para mostrar su recién estrenada y supuesta autonomía tiene el mismo presidente de cuando no era autónoma.
Por esto y más, pululan en la sociedad chihuahuense múltiples preguntas que se han venido planteando a diversas instancias de gobierno una y otra vez o que los medios han ventilado pero no encuentran ninguna respuesta de las autoridades. Aquí planteamos algunas de ellas, a ver si por ahí aparece un Alfonso Cuarón norteño que vele por que sean respondidas:
1. ¿Cómo fue que la deuda pública del Gobierno del Estado de Chihuahua pasó de 13 mil 700 millones de pesos –con todo y Adeudos de Ejercicios Fiscales Anteriores (ADEFAS) para 2011– a más de 41 mil millones de pesos en la actualidad?
2. ¿En qué se gastaron o invirtieron esos casi 28 mil millones de pesos de diferencia?
3. ¿Qué compromisos implica ese adeudo? ¿Cuáles son los ingresos futuros que ya están amarrados para pagarlo? ¿Qué porcentaje se llevará de las participaciones federales lo que nos descuenten para pagar el endeudamiento?
4. Asumiendo que, por ley, la deuda no se debe aplicar a gasto corriente, sino sólo a inversiones, ¿qué empresas fueron las beneficiadas con las compras, adquisiciones o contrataciones de obras y servicios con esos 28 mil millones de pesos?
5. ¿Qué empresas son las principales proveedoras de medicamentos y material médico-quirúrgico para el Sector Salud de Gobierno del Estado? ¿Qué calidad tienen sus productos?
6. ¿Qué fue lo que hizo que el proyecto del ViveBús en la ciudad de Chihuahua resultara en un juego de “todos pierden”: en primer lugar, los usuarios, los operadores, los concesionarios e incluso el erario estatal? ¿quiénes son los responsables de ello?
7. Independientemente de su indudable competencia profesional, ¿cómo conjuga sus funciones y los intereses públicos y privados el actual secretario de Hacienda del Gobierno del Estado, con su papel como presidente del Consejo de Administración del nuevo banco Unión Progreso?
8. Si la crisis de las finanzas estatales ha obligado a que se tomen drásticas medidas de austeridad, entre ellas el despido de más de mil 500 trabajadores del Gobierno del Estado y decenas del Congreso, ¿cómo conjugar esa austeridad con el hecho de que las y los diputados, con la digna y honrosa excepción del diputado Humberto Pérez Mendoza, adquieran vehículos nuevos cuyo costo oscila por lo menos entre 18 y 28 años de salario mínimo de un trabajador?
9. ¿Cuáles son los criterios para asignar el presupuesto de comunicación social del Gobierno del Estado a los diferentes medios? ¿Es posible que la ciudadanía tenga una lista de los recursos económicos que recibe cada medio o periodista y por qué conceptos?
10. Dado que en todas las preguntas anteriores lo que inquirimos es información que debe ser pública, ¿podría el ICHITAIP con todo y sus dos consejeras con razón cuestionadas, vigilar para que sean debidamente respondidas?
Esperamos que las respuestas, si es que las hubiera, no se le den al que esto escribe en particular sino de manera pública a la ciudadanía que se las plantea por todos lados.