Los cuerpos de los sacerdotes jesuitas Joaquín Mora y Javier Campos, trasladados finalmente a Cerocahui para darles el último adiós, fueron despedidos por los habitantes de este poblado de la Sierra Tarahumara al que sirvieron por muchos años y ahora lo ha acogido para su sepultura.
Con danzas, globos y sus ritos tradicionales, la comunidad rarámuri recibió este domingo en la tarahumara baja a los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, quienes fueron asesinados el pasado 20 de junio en Cerocahui, municipio de Urique, Chihuahua.
Después de siete días de que sus cuerpos fueron sustraídos, junto al del guía de turistas Pedro Palma, los religiosos regresaron a la iglesia San Francisco Xavier, en la cual evangelizaron por décadas.
A bordo de dos carrozas, los padres Gallo y Morita, de 81 y 79 años de edad, salieron esta mañana en caravana desde la iglesia Nuestra Señora de Lourdes de Creel.
La primera parada fue en San Rafael, en donde desde temprano sus habitantes, rarámuri y mestizos, limpiaron y colocaron blándelas y globos en las calles de la comunidad.
Mientras dos hombres tocaban el violín y la guitarra, un grupo de mujeres indígenas recibió los cuerpos con danzas en la entrada de San Rafael, por donde encabezaron la caravana, resguardada por elementos de la Policía Estatal
Después, partieron hasta Bahuichivo, otra comunidad enclavada en la baja tarahumara, en donde fueron recibidos también con globos y playeras blancas, hasta llegar a El Paso de la Virgen, un sitio ubicado junto a la carretera en donde fue construida una capilla.
En ese punto, los sacerdotes fueron recibidos y acompañados cerca de 14 kilómetros, hasta su llegada a Cerocahui, a donde arribaron en medio de una tormenta.
Las mujeres se encargaron de cargar el féretro del padre Javier y los hombres el del padre Joaquín hasta el altar en donde todavía permanecen dos veladoras en el sitio en donde quedaron tirados sus cuerpos, tras haber sido asesinados por José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco”, quien también se llevó los cuerpos, los cuales fueron encontrados el miércoles en el poblado de Pitó Real.
Fuente: El Diario/ Tiempo