La desigualdad extrema pone en peligro los esquemas democráticos en México debido a que la sociedad está desencantada de gobiernos que favorecen la concentración del poder económico y políticos en una cuantas manos, afirmó Ricardo Fuentes Nieva, director ejecutivo de Oxfam-México.
El especialista consideró que uno de los peligros más latentes es el descontento social que existe alrededor de un sistema económico que no beneficia a las grandes mayorías; al contrario, profundiza la pobreza, como el caso de México, donde el 10% más rico de la población concentra 64.4% de toda la riqueza del país.
Un reporte de Wealth Insight afirma que la riqueza de los millonarios mexicanos excede –y por mucho– a las fortunas de otros adinerados en el resto del mundo, ya que la cantidad de millonarios de México creció 32% entre 2007 y 2012, mientras que en el resto del mundo disminuyó 0.3%.
La Oxfam, confederación internacional formada por 17 organizaciones no gubernamentales que realizan labores humanitarias en 90 países, resaltó que la desigualdad es mayor a la que había en los ochenta, y lo contradictorio es que ha crecido el ingreso per cápita, pero se han estancado las tasas de pobreza en el país.
Y es que en México hay más de 23 millones de personas que no pueden adquirir una canasta básica con su salario, sin embargo, es nuestro país al mismo tiempo vive uno de los hombres más ricos de todo el mundo.
Para dar una idea de la magnitud de la brecha en México, el representante de Oxfam ejemplificó que, en 2014, los cuatro principales millonarios mexicanos –Carlos Slim, Germán Larrea, Alberto Bailleres y Ricardo Salinas Pliego– podrían haber contratado hasta 3 millones de trabajadores pagándoles el equivalente a un minisalario sin perder un solo peso de su riqueza.
Luego insistió en que las democracias latinoamericanas no están viendo sus intereses representados por los gobiernos, sino que éstos representan a sus élites, sin embargo, “lo más importante es encontrar los caminos legales organizados para hacer que la democracia funcione para todos y cambiar esas reglas económicas, políticas y sociales que permiten que la riqueza se concentre en unas cuantas manos”.
Fuentes Nieva dijo desconocer si hay un plan para administrar la pobreza en México, pero los que concentran el poder económico y político sí tienen muchos intereses para proteger sus beneficios y las reglas del juego que les permiten amasar grandes fortunas.
“Aquí la responsabilidad de la ciudadanía y las organizaciones civiles es contrarrestar esa fuerza, a través de mecanismos legales como la rendición de cuentas, democracia participativa, ciudadanía activa; de lo contrario, existe un peligro latente de descontento social alrededor de un sistema económico que no beneficia a las grandes mayorías”, alertó.
Sobre los programas asistencialistas en procesos electorales, opinó que la pobreza genera vulnerabilidad para ser influenciados con el asistencialismo o clientelismo social, ya que el dinero se convierte en influencia y poder político, social y económico y eso afecta los procesos electorales o procesos democráticos.
Entonces, esta desigualdad puede poner en peligro los esquemas democráticos no sólo en México, pues según cifras de la Coneval hay alrededor de 53 millones de pobres, lo que significa que México está muy lejos de erradicar este flagelo.
“Llevamos 20 años donde la pobreza no cae, entonces se tiene que analizar la estructura fiscal que es muy regresiva, se tiene que revisar el gasto social que es muy fragmentado y poco eficiente y se tienen que revisar las políticas de salario mínimo porque se ha estancado en los últimos 30 ó 35 años”, aconsejó.
Fuente: Proceso