Desde Calderón, agentes federales coludidos con el crimen organizado

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Un informe presentado por Alfonso Durazo a Andrés Manuel López Obrador a finales del año pasado concluía que la corrupción había invadido a la Policía Federal; de ahí que se hablara de la necesidad de crear una Guardia Nacional y de que en un primer momento se recurriera para ello a efectivos de las Fuerzas Armadas. Ahora, ante la rebelión de los federales, el secretario de Seguridad Pública insistió: “Algunos líderes visibles del movimiento no son integrantes de la corporación, sino de los grupos de interés que han usufructuado contratos millonarios”. Y también hay indicios de que, desde el sexenio calderonista, agentes de ese agrupamiento se habrían coludido con el crimen organizado.

Por José Raúl Linares/ Proceso

A finales de 2017 Alfonso Durazo, quien estaría llamado a ser secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, le entregó a Andrés Manuel López Obrador un informe en el que detalló las debilidades institucionales de la Policía Federal (PF).

Ahora, tres fichas de ese informe que logró consultar este semanario exhiben los argumentos que inclinaron al nuevo gobierno a la creación de la Guardia Nacional y la preferencia para hacerlo con integrantes de las Fuerzas Armadas, por sobre la PF.

En la primera ficha, Durazo hizo hincapié en el bajo crecimiento de efectivos de las PF entre las administraciones de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto. Su número real, en el sexenio pasado, se estancó en “40 mil elementos”, cuando fue adscrita a la Secretaría de Gobernación, encabezada por Miguel Ángel Osorio Chong.

La segunda señala el fracaso del modelo policial que implicó la creación de la Gendarmería Nacional, que según un informe de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) incorporó 5 mil elementos como una división de la PF. No pudo justificar que su existencia rindiera frutos; tampoco que los gastos o despliegue ayudaran a reducir los índices de violencia.

La tercera habló de posibles abusos de mandos de la PF en la utilización de recursos destinados a operativos y equipo. En 2010 la ASF documentó irregularidades, desde la incorporación de empleados “fantasma” en la nómica –en el periodo de Facundo Rosas Rosas al frente de la corporación– hasta reportes –que implican a sus titulares en el pasado sexenio– por contratación irregular de boletos de avión, hospedaje y alimentos.

Este último punto empató con el programa anticorrupción que encabezó el hoy presidente en su campaña política, luego en su etapa de transición y durante su primer semestre de gobierno.

(Fragmento del reportaje especial publicado en Proceso 2227, ya en circulación)

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