Desde la posición de la Tierra dentro de la Vía Láctea, gran parte de su tamaño, contenido y estructura tridimensional es realmente difícil de descifrar. Hay muchas cosas que se escapan de los investigadores o que son imposibles de calcular. Por ello, a veces, cuando se realiza un descubrimiento, la comunidad científica se pregunta: ¡¿cómo nos perdimos eso?!
Este es el caso de un nuevo hallazgo reportado en la revista The Astrophysical Journal Letters. Los astrónomos acaban de detectar un enorme rastro de gas en los confines de nuestra galaxia llamado Cattail. El gigante recién descubierto estaba ubicado a 22 kilopársecs (71.754 años luz) del centro de la Vía Láctea, y los astrónomos dicen que podría ser un brazo espiral previamente no identificado.
Los investigadores dieron con Cattail, utilizando el radiotelescopio esférico de apertura de 500 metros (FAST, por sus siglas en inglés) mientras buscaban nubes de hidrógeno atómico neutro (HI) en una región del cielo ubicada a 1,4 kilopársecs (4.566 años luz) de nuestro Sol.
Tales nubes tienden a existir dentro de los brazos espirales de la Vía Láctea, aunque nunca se han visto filamentos de gas importantes más allá del brazo espiral más externo, conocido como el brazo de Escudo-Centauro Exterior (OSC, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, los autores del estudio detectaron un cuerpo de gas que viaja a una velocidad promedio de 150 kilómetros por segundo lo que sugiere que está “ubicado muy por detrás del OSC”. Al inicio, los investigadores calcularon que la estructura tiene una longitud de 1,1 kilopársecs (3.588 años luz) lo que la convierte en el filamento gigante más grande y más lejano de la galaxia conocido hasta ahora.
Tras comparar datos con otras observaciones, se dieron cuenta de que la entidad colosal es en realidad mucho más grande que las estimaciones iniciales, con una longitud de alrededor de 5 kilopársecs (16.310 años luz).
Si bien es posible que Cattail sea simplemente un filamento de gas de gran tamaño, no sigue muchas de las reglas que tales estructuras tienden a obedecer. Por ejemplo, aparte de su tamaño inusual y la distancia extrema del centro galáctico, no parece estar conectado físicamente a ninguno de los brazos espirales de la Vía Láctea.
Fuente: RT